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La microbiota podría utilizarse para diagnosticar conmociones cerebrales

El equipo de la científica gallega Sonia Villapol halla una menor presencia de dos bacterias en los intestinos de deportistas que sufrieron golpes craneales

La científica gallega Sonia Villapol, en su laboratorio de Houston. // L.O. La científica gallegaSonia Villapol, ensu laboratorio de Houston. // L.O.

La microbiota intestinal puede aportar señales de daño cerebral por impacto, según un estudio estadounidense en el que ha participado la neurocientífica gallega Sonia Villapol. Este trabajo, en el que se analizaron muestras de heces de jugadores de fútbol americano, halló que dos especies de bacterias que normalmente se encuentran en abundancia en individuos sanos tienden a decrecer rápidamente en los que sufren conmociones cerebrales. Además, los investigadores comprobaron que había una correlación entre las proteínas asociadas a daño cerebral circulando en la sangre y ciertos tipos de bacterias en las heces.

Según informa en una nota el Houston Methodist, uno de los hospitales más prestigiosos de Estados Unidos, este descubrimiento abre la puerta al desarrollo de una prueba diagnóstica simple y objetiva que permita determinar el alcance de las conmociones cerebrales e indicar cuándo es seguro retomar la práctica de deportes de contacto.

Las consecuencias de estos golpes no son fáciles de diagnosticar, sobre todo cuando el traumatismo no causa una lesión manifiesta, detectable en un escáner cerebral. A veces el diagnóstico se basa exclusivamente en síntomas que reporta el paciente, como mareos, visión borrosa, náuseas y dolores de cabeza. Por eso ha habido varios intentos de desarrollar biomarcadores efectivos de las conmociones cerebrales. Los análisis de sangre no han sido lo suficientemente sensibles como para detectar pequeños aumentos en las concentraciones de biomarcadores.

La doctora Villapol (Bretoña, Lugo, 1977), profesora asistente de Neurocirugía en el Houston Methodist, señala en una nota de su institución científica que la microbiota puede conducir a un buen diagnóstico: “Hasta que tu microbioma intestinal no haya vuelto a la normalidad no te habrás recuperado. Por ello es tan útil estudiar el intestino. No miente. Por eso hay tanto interés en utilizarlo con fines diagnósticos”.

El mecanismo biológico es el siguiente: tras una conmoción cerebral, las lesiones causan inflamación, enviando citoquinas (sustancias liberadas por células inmunitarias) y metabolitos a través de la sangre. Estas sustancias rompen la barrera intestinal y provocan cambios en el intestino, lo que afecta el metabolismo. “La disbiosis [desequilibrio de la microbiota] ocurre cuando las bacterias buenas no regresan y, por lo tanto, no producen los antioxidantes antiinflamatorios para ayudar al cuerpo a superar el trauma. Las bacterias malas comienzan a acumularse, liberando toxinas y aumentando la inflamación, que luego vuelve a circular por sangre y cerebro otra vez –explica Villapol– La conexión es bidireccional, puede quedar atrapado en un ciclo de retroalimentación”.

Los investigadores analizaron muestras de heces de 33 jugadores, cuatro de los cuales sufrieron conmociones cerebrales importantes. El equipo científico descubrió que los niveles de bacterias de Eubacterium rectale y Anaerostipes hadrus en jugadores con conmociones cerebrales se redujeron drásticamente. Además, entre los jugadores expuestos a impactos menores se observó una correlación entre las proteínas ligadas a lesiones cerebrales traumáticas (S100β y SAA) en la sangre y Eubacterium rectale en las heces.

Dado que el estudio solo se realizó sobre 4 jugadores con conmociones cerebrales, los resultados deberán confirmarse con una muestra más amplia. Además, la investigadora lucense y su equipo prevén realizar un estudio similar en jugadoras de fútbol, que suelen tener altos índices de traumatismos craneales. “Las mujeres y los hombres no tienen las mismas inmunidades o microbiomas intestinales, y como mujer y madre de hijas, odiaría ser esa investigadora que solo analiza los problemas de los hombres y pasa por alto a las mujeres –dice Villapol–. Las jugadoras de fútbol femenino también tienen tasas muy altas de conmociones cerebrales y los mismos problemas cuando se trata de los métodos de diagnóstico existentes”.

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