Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Velasco Laiseca Presidente de DMD España

“A veces hay vidas que son peores que la muerte”

"La eutanasia y los cuidados paliativos son complementarios"

Javier Velasco, ayer, en Santiago. Xoán Álvarez

El pasado 25 de junio de 2022 se cumplía el primer año de la entrada en vigor de la Ley de Eutanasia, una norma que no se está aplicando de la misma forma en todas las comunidades autónomas, según Javier Velasco Laiseca, psicólogo de la salud y formador de enfermería jubilado y presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) España. Ayer impartió la lección inaugural de las segundas jornadas “Vida digna, muerte digna: pensar en la muerte digna” que se celebran hasta el día 7 de julio en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) organizadas por Universidade de Verán 2022 y DMD Galicia. Su objetivo es analizar este primer año de la norma y pensar la muerte voluntaria más allá de lo que contempla la ley.

–¿Qué balance hacen del primer año de esta ley?

–Es muy desigual. Hay comunidades que están funcionando bastante bien, facilitando las solicitudes de ayuda para morir, como Euskadi, Cataluña y Cantabria. Después hay un grupo intermedio, que son casi el resto de comunidades, incluida Galicia. Y en la cola, donde está habiendo más problemas burocráticos, se sitúan Madrid y Andalucía, que ya en su día retrasaron durante meses la constitución de la comisión de garantías y evaluación, sin la cual no se puede dar trámite a las solicitudes.

–¿Por qué esta disparidad?

–Es muy difícil dar una explicación, porque que haya dificultades en Madrid y en Andalucía es obvio por los gobiernos que tienen, pero Galicia también tiene el mismo y está funcionando medianamente bien. Por el contrario, en Extremadura, con un gobierno progresista, solo ha habido una eutanasia, lo que resulta muy llamativo. En cualquier caso, es muy difícil valorar la situación, porque las comunidades son muy remisas a dar datos y los que dan son muy parciales y desiguales... Nosotros hemos pedido que cuando se publique el informe de este primer año, los criterios sean los mismos en todas las comunidades, porque si no, no podremos extrapolar los datos. Además del número de solicitudes, las eutanasias realizadas, las rechazadas, etcétera, es interesante también los motivos. Por los datos que tenemos hasta ahora, en España, más del 60% de las solicitudes son de personas con enfermedades neurodegenerativas como ELA y esclerosis múltiple, y el resto, oncológicas o comorbilidades. Esto es muy curioso porque en países como Países Bajos y Bélgica, la proporción es al revés.

–¿Por qué?

–De momento, la explicación es que muchas personas con enfermedades neurodegenerativas llevaban mucho tiempo con la enfermedad y con un deterioro paulatino, y estaban espera de que la ley entrase en vigor para pedir la ayuda para morir. 

“La eutanasia y los cuidados paliativos son complementarios”

decoration

–¿Qué papel juega el documento de voluntades anticipadas?

–Nosotros recomendamos encarecidamente que se haga, porque es una garantía de que si en esos momentos no puedes manifestante se va a respetar tu voluntad. Además, desde la experiencia que tenemos, facilita mucho la labor de los profesionales porque saben lo que el paciente quiere o quería, y muchas veces también a los familiares porque puede que no todos mantengan la misma postura. También hacerlo normaliza la muerte que es dolorosa, sí, pero sabemos que tenemos que morir y a veces hay vida que son peores que la muerte. Todos vamos a morir. ¿por qué no prepararnos? Pensar la muerte es muy liberador.

–Los detractores de la eutanasia hablan de potenciar los cuidados paliativos frente a la ayuda a morir. ¿Son dos realidades opuestas?

–Esto es una falacia. Nosotros hemos defendido desde siempre la universalización de los cuidados paliativos, pero esto no excluye la eutanasia. Son complementarios. En Bélgica, por ejemplo, la mayoría de las personas que solicitan ayuda para morir vienen de cuidados paliativos. Además, hay muchas enfermedades para las que los cuidados paliativos no sirven, como la ELA. La muerte digna no la agota la eutanasia. La muerte digna es una muerte que respeta la voluntad de la persona que va a morir. Por tanto, tan digno es recibir la eutanasia como no hacerlo y aceptar cuidados paliativos.

–¿Cuáles son las perspectivas de futuro de la norma?

–Nosotros damos la bienvenida a la ley, que ha abierto una puerta importantísima. Somos de los primeros países en el mundo que ha aprobado esta norma. Por tanto, queremos que se aplique y que se normalice. Sin embargo, nuestros objetivos van más allá de la muerte médica. Es decir, defendemos que el ser humano tiene derecho a disponer de su propia vida, sin tantas cortapisas.

"La ley es tan garantista que es imposible que se ayude a morir a alguien que no lo haya pedido"

decoration

–¿Cuáles son entonces las perspectivas de futuro de la norma?

–Aunque ahora lo importante es lograr el uso fácil y ágil de los requisitos de la ley y normalizar esta ayuda, a medio y largo plazo vamos a trabajar por que se amplíen los supuestos, por ejemplo, a los menores. Creemos que aunque sean muy minoritarios, hay menores que necesitan y tienen derecho a una muerte digna. Naturalmente habría que regular la participación de los padres dependiendo de la edad, porque no tiene nada que ver un niño de 7 años con uno de 14. Y a más largo plazo vamos a luchar, como se está haciendo en otros países aunque todavía no se contempla, el derecho a recibir la ayuda para morir por vida cumplida, es decir, que una persona de cierta edad que no esté enferma pero que crea que su biografía se ha acabado y que no quiera estar enfermo, para acabar su vida.

–¿Cuántas eutanasias se han realizado en España y en Galicia en este primer año?

–En el conjunto de país, unas 180. En Galicia, según nos consta, ha habido 19 solicitudes, de las que se han realizado cuatro. Sin embargo, no sabemos qué ha pasado con esas otras 15, porque no nos han dado datos. No sabemos si han sido denegadas, si la persona ha fallecido en el proceso o si están en curso. En general, hay mucha opacidad. Las comunidades son muy reacias a dar los datos.

–¿Por qué son tan reacias a facilitar los datos?

–Yo creo que por el tabú de la muerte, sobre la que aún nos cuesta mucho hablar. La eutanasia es una prestación más de la cartera de servicios de salud y habría que informar de una manera neutra, quitarle ese aspecto de excepcionalidad. Es verdad que la eutanasia va a ser siempre muy minoritaria y eso lo sabemos y no pasa nada, pero ¿por qué no dar los datos?

–¿Se conoce suficientemente la ley?

–No, y es importante que la ciudadanía la conozca para que pueda hacer uso de ella. La ley es un derecho; no obliga a ningún ciudadano y además es tan garantista que es imposible que se ayude a morir a alguien que no lo haya pedido. La ley exige que solo lo pueda pedir la persona interesada, que lo pida al menos tres veces y lo valora como mínimo un médico primero y luego la comisión.

Compartir el artículo

stats