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Toda una vida oculta en el cuerpo de hombre

Una mujer trans de Pontevedra inicia su proceso de tránsito a los 57 años y lo revela esta noche en un concurso de televisión

Mar Vázquez (izquierda) con su mujer, Marilya, en la Alameda de Redondela. Marta G. Brea

Apenas hace tres meses que es mujer las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. En su documento nacional de identidad aún consta su nombre de varón, aunque nunca haya sentido que el sexo que se le asignó al nacer corresponda a su identidad de género. Sin embargo, han pasado 57 años para que Mar –legalmente aún Francisco Javier Vázquez– inicie el proceso de transición, un camino que en su caso incluirá no solo el tratamiento médico, sino también cirugía para cambiar su cuerpo.

Le aguarda un largo camino –casi tres años– hasta que consiga ver su verdadera identidad en el DNI. Es consciente de que tampoco será fácil, pero esta pontevedresa ha decidido hacerlo público aprovechando su participación en el concurso de televisión “Te ha tocado” que se estrena hoy en La 1; entre otras cosas, porque ambos, transición y programa, coinciden, ya que el primer día de grabación fue también el primero que Mar se mostró como una mujer en público en todo momento.

“Al casting me presenté como Francisco Javier, así que cuando llegué al plató me reconocieron por descarte porque no sabían si estarían buscando a un hombre o a una mujer”, comenta. Aún ayer, muchos familiares y amistades de Mar y de su pareja, Marilya, tampoco sabían nada de su transformación.

“Tengo mucho miedo e incertidumbre por cómo puedan reaccionar ante la noticia y también por cómo puedan responden las redes sociales. Sé que perderé, perderemos, amigos, pero esto también me permitirá descubrir quiénes nos aprecian de verdad”, reconoce Mar, que es una persona bastante conocida en Pontevedra, ya que es la encargada de sacar el desfile de Carnaval de la ciudad del Lérez, el Rabachol, y la procesión de la Peregrina.

Este temor no es una idea sin fundamento. La pareja ya ha visto cómo algunas de sus amistades más cercanas les han dado la espalda tras conocer la decisión de Mar de hacer el tránsito. “Alguna persona ha llegado a decirle a mi esposa que me deje porque soy una egoísta por iniciar mi transformación. Ya de pequeña me gustaba vestirme con la ropa de mi madre, maquillarme. En mi época apenas había información sobre transexualidad y no entendía qué me pasaba porque, además, siempre me han gustado las mujeres. También tenía miedo de la reacción de mi familia pues mi padre era un hombre extremadamente conservador. Él falleció hace dos meses sin saberlo, aunque creo que lo habría aceptado por el amor que me tenía”, explica.

Y así fueron pasando los años. Se casó, tuvo una hija, enviudó y conoció a Marilya, a quien hace tan solo dos años le reveló su verdadera identidad tras casi veinte de relación. Con ella no ha tenido hijos, pero entre las dos suman tres hijos y siete nietos, el mayor de 18 años.

Su mayor temor era que su mujer pudiera rechazarla. “Habría renunciado al tránsito si ella no lo hubiese aceptado porque es el amor de mi vida y ella es lo más importante”, asegura. Pero no fue así y Marilya es uno de los bastones en los que se apoya Mar en cada paso que tiene que dar. Con ella a su lado, asegura, el proceso médico al que se tiene que someter si quiere cambiar su identidad es más llevadero. También que su madre y sus dos hermanos hayan aceptado su tránsito le ha animado a romper un mutismo que ya duraba demasiado tiempo.

“No soportaba verme al espejo. Ahora que mi imagen es la de una mujer siento que soy yo misma”

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A Mar le gustaría poder cambiar su identidad de género sin tener que presentar informes médicos ni tener que depender de la decisión de un juez, pero sabe que la Ley Trans del Gobierno, que incluye la autodeterminación de género, puede que no llegue antes de que ella supere todos los trámites que la actual norma establece para que una persona trans pueda cambiar su nombre y sexo en el registro civil. “Sé muy bien quién soy, aunque hasta ahora no lo haya sido. No es una decisión de la que luego pudiera arrepentirme”, sostiene.

Guardia civil retirada con consideración de suboficial, Mar perteneció a este cuerpo, del que fue policía judicial en Pontevedra, hasta que denunció, en el año 2003, a tres mandos por abuso de autoridad. Después trabajó como buzo profesional. Actualmente está en paro. “Espero poder encontrar un empleo, aunque soy consciente de que ahora me va a resultar más complicado conseguir que me contraten”, reconoce.

Mar Vázquez (izquierda) con su pareja, Marilya, en la Alameda de Redondela. Marta G. Brea

Aunque acaba de iniciar el tránsito, Mar se extirpó ya hace un año la nuez de Adán y le gustaría poder someterse a un implante de pecho. “No soportaba verme en el espejo. Apenas me miraba cuando me afeitaba. Ahora que mi imagen se asemeja al de una mujer y visto como una mujer desde que levanto hasta que me acuesto es cuando me siento realmente yo por primera vez en mi vida y cada día que pasa soy más feliz. Ahora no dejo de mirarme al espejo”, manifiesta.

El pasado año estuvo a punto de morir en dos ocasiones mientras buceaba y la cercanía de la muerte también le abrió los ojos. “Esta experiencia me sirvió para darme cuenta de que no podía seguir así y de que quiero ser feliz los años que me queden de vida”, afirma.

Mar siente ahora que ha vivido 57 años negándose a sí misma, algo que paliaba, en parte, entregándose a la práctica deportiva, en la que tiene algunos logros destacables. “Me sometía a entrenamientos brutales para mitigar mi ansiedad. Las endorfinas que genera el deporte me permitían dejar mi mente en blanco y podía olvidarme de todo, pero al final no puedes evitar ser quien eres”, reconoce.

Durante su etapa en la Guardia Civil quedó en segundo lugar en el campeonato del mundo militar de maratón y en tercer puesto entre los españoles en la maratón de Róterdam, con una marca de 2 horas, 22 minutos, 46 segundos. Actualmente es jueza nacional de nivel 1, la primera jueza transgénero de España. El sábado ejerció en el Campeonato Gallego Sub 16 de atletismo que se celebró en A Coruña, donde muchos participantes y otros jueces la vieron por primera vez como Mar Vázquez. Pero no solo practica atletismo, también es patrona de embarcaciones de vela y de motor; instructora de buceo de la Federación Española de Actividades Subacuáticas; instructora de salvamento y rescate, instructora de buceo PADI (Asociación Profesional de Instructores de Buceo) y también de buceo profundo, entre otras especialidades.

“Si entreno soy campeona de España y no sería justo. Por eso, no competiría nunca en una categoría femenina”

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“Cuando pase este momento duro quiero volver a competir”, asegura. Sin embargo, no quiere hacerlo en la categoría femenina. “Nunca lo haría porque, aunque ya no tengas testosterona, quien tuvo, retuvo. Ya tenía un nivel deportivo muy alto, y estoy segura de que me pongo a estrenar y soy campeona de España, pero sería una victoria que no me sabría bien. No quiero perjudicar al resto de deportistas mujeres en ninguna competición. No me parece justo”, opina.

Por esta razón, tiene pensado solicitar a la Real Federación Española de Atletismo permiso para poder hacerlo en la categoría masculina, aunque en su DNI pueda constar ya otra identidad de género.

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