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28 DE JUNIO: DÍA DEL ORGULLO LGBTIQ+

La primera fiesta gay de Galicia: en Samil, 1978

Orgullo LGTBIQ+ en Vigo, año 2019. Alba Villar

“Era una fiesta con trans, con gays...Un público diverso, realmente muy interesante. La presentadora era una mujer trans que estaba trabajando en Vigo: Dalia Flores. Había salido en ‘El Pueblo Gallego’ diciendo que era una mujer trans. También acuden a la fiesta muchos homosexuales y transformistas (que solo se vestían de mujer de noche para los espectáculos). De hecho acudió un transformista muy famoso en todo el Estado: Paco España. Y otro de Vigo que también fue muy famoso, sobre todo en Barcelona: Manolito Soler”, cuenta Daniela Ferrández, historiadora, activista e investigadora del movimiento LGTB.

Se trataba de “La primera fiesta gay de Galicia”, tal y como recogió la prensa del momento, y se celebró en un restaurante de Samil en septiembre de 1978. “Todo comenzó con una cena... No todo el ambiente gay de Vigo (hoy la cosa gay se ha puesto muy seria) estuvo presente; sin embargo, sí estuvieron los suficientes como para que el aire adquiriese el tono cachondo necesario. Un pequeño recorrido por las mesas vino a decirnos el porqué de la fiesta, de la primera fiesta gay en Galicia; en una esquina sofisticada, pluma, marabús y algún que otro visón cubrían los asexuados hombros de algunos... Un buen menú y los postres .Fue aquí cuando comenzó el desfile en una pasarela baja muy bien colocada en el restaurante de Samil, entre copas, champagne y frivolidad divertida...”. Así se describió el evento en una crónica publicada por “El Pueblo Gallego” y firmada por PuigdeVall.

El martes se celebra el Día del Orgullo LGBTIQ+ y este fin de semana ya hay convocadas concentraciones y actividades para calentar motores. Una investigación llevada a cabo por Daniela Ferrández (Almoradí, 1988), que acaba de publicar “A defunción dos sexos. Disidentes sexuais na Galiza contemporánea” (Xerais), sorprende por la cantidad de referencias sobre realidades diversas en los últimos 150 años. Eran los cimientos del movimiento LGTB; quizás en aquel momento no era posible pensar en algo así, en la cantidad de personas diversas que recorren las calles cada Día del Orgullo Gay, pero había personas que luchaban a diario por ser respetadas y reconocidas a pesar de la incomprensión y, muchas veces, la represión en la que vivían. Por cierto, en 1981 se celebró en Vigo una manifestación ‘del Orgullo’.

Crónica de la fiesta gay en El Pueblo Gallego

En los jardines

Hablamos de la primera fiesta gay, según la documentación publicada en prensa en la época, en 1978. ¿Y antes, existe documentación sobre personas que luchaban por sus derechos en el ámbito de la identidad, de la sexualidad? “Sí. También. Es muy anterior. Durante toda la dictadura; hay constancia desde los 40, incluso. Sabemos que había espacios que frecuentaban. Jardines que servían de punto de encuentro, como los Jardines de Montero Ríos, en Vigo, o los Jardines de Méndez Núñez, en A Coruña”, cuenta Ferrández, además de Samil, que también consta en la crónica del momento. “Tanto Vigo como A Coruña son ciudades abiertas, marítimas. Hay muchas historias sobre esto. La policía llegó a vigilarlos y llegó a detener a gente, también en ambas ciudades. Hubo personas que sin ser necesariamente disidentes sexuales arriesgaron y protegieron a estas disidentes, como ocurrió con un jardinero de A Coruña, que fue multado por no denunciar a homosexuales durante la dictadura”, asegura la investigadora y escritora. Comenta que en dicha fiesta no había lesbianas. “Durante la dictadura no sufrieron la represión de la misma forma que los hombres. Es que el lesbianismo no estaba reconocido por el régimen como una posibilidad. La represión fue distinta en estos casos. En los 70 y 80 salen representadas en las crónicas a través del movimiento feminista, construyendo espacios junto con otras mujeres. Era otra forma. Aunque también celebraban sus fiestas”, comenta Ferrández.

Daniela analiza en su obra los últimos 150 años. Pero se puede ir más allá. En 1061, en el ayuntamiento ourensano de Rairiz de Veiga, vivían Pedro Díaz y Muño Vandilaz, uno de los primeros matrimonios homosexuales de Europa, se casaron en la iglesia de Santa María de Ordes en abril de ese año. El Consello da Cultura Galega celebra precisamente este mes, el mes del Orgullo, con una exposición itinerante titulada “Sen Cancelas”. En los paneles, desde el caso de Elisa y Marcela, Eduardo Blanco-Amor o Ernesto Foliers (primer transformista español e imitador de estrellas).

Quizás el más conocido, el matrimonio de Elisa y Marcela, llevado al cine por Isabel Coixet. Ocurrió el 8 de junio de 1901 en la Iglesia San Jorge de A Coruña. Allí se casaron Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga, dos maestras que se habían conocido cuando estudiaban magisterio en una institución religiosa. Elisa se hizo pasar por un hombre llamado Mario Sánchez, bautizado por el mismo párroco poco antes de contraer matrimonio. Su historia fascinó y sigue fascinando a muchos y muchas.

Daniela Ferrández.

“Hubo personas valientes que pese a ser perseguidas se mostraron como eran”

“Busqué principalmente en hemerografía histórica que se complementó con un cruce de fuentes de archivo y entrevistas a algunas referentes. Inicialmente pensaba que no habría tantos rastros de estas disidentes sexuales en las fuentes pero la cantidad de historias que aparecieron me sorprendió”, cuenta Daniela Ferrández, autora de “A defunción dos sexos. Disidentes sexuais na Galiza contemporánea” (Xerais). ¿Cómo era vivir al margen de la norma sexual en aquel momento? “Depende mucho del espacio y del contexto. Por una parte, encontramos espacios hostiles en los que existe una persecución de las autoridades hacia las disidentes sexuales, policía y sistema judicial principalmente. Por otra parte, había espacios y personas seguras que no actuaron como muchas veces pensamos, esto es, como vigilantes de la norma sexual obligatoria. Hubo, de facto, hasta personas que sin ser necesariamente disidentes sexuales arriesgaron y protegieron a estas disidentes, como el caso de un jardinero de A Coruña”, expresa la activista e historiadora. La situación política e histórica era complicada para estos perfiles. ¿Perseguidas, reprimidas? “En nuestro pasado hay muchas personas valientes que pese a estar perseguidas y constantemente en el punto de mira salieron a las calles siendo como realmente eran. Arriesgaron, muchas veces padecieron, pero siempre abrieron camino con su ejemplo y su visibilidad. Un camino que recorremos hoy las que llegamos después y que les debemos. Justo por esto es tan importante la memoria”, añade Ferrández. Durante su investigación Daniela aprendió mucho, como ella misma indica. “Aprendí a desmontar muchos tópicos que tenía sobre el pasado de Galicia. Por ejemplo, que la diversidad sexual no existió o no se expresó. Nuestras abuelas ya vivieron con esta cuestión como una realidad, una realidad que, por lo tanto, no es de hoy, y que de una manera o de otra, tenemos que tener en cuenta”, describe. Comenta Daniela que Galicia tiene un recorrido en estas cuestiones y, por lo tanto, un poso que sale a la luz en muchas ocasiones. “Yo misma me nutrí de ese poso como mujer trans que hizo su transición en el país, un espacio en el que me sentí segura y arropada. Estamos en un camino que es colectivo, que tiene en la memoria uno de sus pilares y que cada día avanza más hacia la construcción de un país de libres e iguales. Así lo muestra el hecho de que el Orgullo y la bandera LGTB estén cada vez más presente en ciudades y villas, y el discurso de la igualdad llegue cada día a más y más personas”, expresa Ferrández.

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