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“Es muy difícil que Netflix, pese a la crisis que tiene, sea desbancada por otra plataforma”

“Hay muchísima ficción hecha en Galicia” | El ‘streaming’ nos ha vuelto más receptivos a historias locales de otros lugares” | “Lo de la serie ‘Rapa’ me parece un gran triunfo”

Elena Neira, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya.

Profesora de Estudios de Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experta en nuevos modelos de distribución audiovisual, la ourensana Elena Neira ha sido nombrada como una de las “50 mujeres más poderosas del negocio audiovisual en España” por la lista Forbes. Es licenciada en Derecho y Comunicación Audiovisual. Colabora con Movistar+ en las galas de los Emmy, los Globos de Oro y los Óscar, e investiga el modelo Netflix y el impacto de las plataformas de streaming en la industria audiovisual tradicional. Afincada en Barcelona, colabora con “El Periódico de Catalunya”, de Prensa Ibérica, el grupo editorial de FARO.

 

–¿La televisión tradicional ya es una cosa de viejos? Los mayores de 64 años son los que más la ven.

–El nicho de la televisión tradicional, lineal, en parrilla, está envejeciendo. Mucha gente ha abrazado la televisión a la carta porque elimina de la ecuación las cosas más antipáticas del hecho de ver la televisión. El consumo 100% tradicional, de poner la tele y hacer zapping, tiene un perfil cada vez de mayor edad y es cada vez más residual. No vemos tanto el desistimiento absoluto de ver la televisión, sino una combinación de distintas modalidades: hay determinados contenidos que interesa verlos en directo, como un partido o un telediario. Otros apetece verlos bajo demanda, y otros los ves pegado al móvil porque estás comentando un reality o un concurso. Ahora hay una manera más amplia de entender lo que es ver la televisión.

–Ciertos contenidos, como Eurovisión, fomentan comentar en redes sociales lo que vemos.

–Sí. Cuando incorporas las redes sociales a la ecuación creas una experiencia diferente. Las cadenas de televisión –no tanto las públicas pero sí las comerciales– todavía viven de la publicidad, de la cantidad de gente que pueden congregar en una franja horaria y se exponen a anuncios. Por eso buscan fórmulas que incentiven el directo y seguir minuto a minuto lo que está ocurriendo. Las cadenas han tenido que hacer su propia travesía en el desierto, asumir que la forma de consumo ha cambiado y que tienen que ofrecer los contenidos de manera diferente. Durante un periodo de transición digital era muy evidente que las televisiones ofrecían el digital porque no tenían más remedio, pero siempre entendiendo que el consumo principal era la televisión en parrilla. Ahora muchas cadenas estrenan contenidos de televisión a la carta que ni siquiera pasan por lineal. Saben que la renovación de la audiencia pasa por ahí.

Antena3 necesita que los que ahora son chavales crezcan sabiendo que existe una cosa llamada Atresplayer, y crezcan con la asociación de la marca. Hacía falta un cambio de mentalidad que ha sido muy lento, pero ya está totalmente normalizado e interiorizado dentro de las estructuras de las cadenas.

“El consumo 100% tradicional, de poner la tele y hacer “zapping”, tiene un perfil cada vez de mayor edad y es cada vez más residual”

–Un ejemplo de ello es que Antena3 estrenó el primer episodio de su serie sobre los Borbones en la televisión tradicional, pero emite el resto de los episodios en exclusiva en su plataforma digital Atresplayer.

–Lo que ha creado Antena3 con Atresplayer es un servicio en el que pasan cosas. Lo puedes ver en abierto, con mucha más publicidad. Utilizan la estrategia de programación no tanto para concentrar a la gente, sino para buscar otro tipo de audiencia, servirles otro tipo de publicidad, para conocerlos mejor... Al espectador de televisión digital lo conocen mucho mejor que al espectador de televisión lineal. Con los clics saben cuánta gente lo está viendo, en qué momento paran, con qué dispositivos, qué contenidos ve de manera cruzada... Eso es muy positivo para las televisiones.

–Padecemos “fatiga de la elección” y las plataformas nos proponen contenidos y la opción de “ponme algo” cuando llevamos un buen rato intentando elegir qué ver.

–Es un tema muy complejo que los psicólogos tipificaron hace mucho tiempo. Los seres humanos tenemos una capacidad limitada ante la toma de decisiones. Tomamos miles al día, muchas de ellas inconscientes. Nos enfrentamos a ese acto de entretenimiento que antes era muy natural, porque un programador te emplazaba a una hora del día y tenías que elegir entre unas pocas opciones, lo que emitían los canales. Estamos en el consumo a la carta. Hemos pasado del prime time al my time, en el que tú te confeccionas tu entretenimiento a medida. Eso genera un fenómeno muy curioso: no queremos perder el tiempo, sino tomar la mejor decisión posible. Aunque sabemos que podemos dejar de ver una serie sin ninguna penalización, hay una especie de inquietud por elegir la mejor serie posible, y eso probablemente es una utopía. Por eso las plataformas están construidas para generar mecanismos de recomendación que simplifican mucho la tarea del usuario. Y nuestro nivel de madurez digital se ha acentuado.

–¿Ha influido la pandemia?

–Ha hecho muchísimo por la incorporación de las demografías más adultas. La pandemia hizo que gente mayor superase la barrera psicológica que tenía ante las plataformas.

–En este momento tenemos Netflix, HBO, Amazon Prime, Disney Plus, Apple TV+... ¿No son demasiadas plataformas de “streaming”? ¿Habrá fusiones?

–Es poco probable estar en manos de unos pocos. Operaciones como la más reciente de Warner Media con Discovery son difíciles porque el mecanismo regulador de EE UU mira con lupa si las autoriza porque no quiere que se genere un oligopolio (que en la práctica ya existe). Tendemos a situar las plataformas de streaming por el rasero de las cadenas de televisión, como si tuviéramos que tenerlas todas, y en realidad las plataformas ya cuentan con que eso no se va a producir. El puesto de plataforma principal ya está cogido y es muy difícil que Netflix, pese a la crisis que tiene, sea desbancada por otra, pero compiten por ser esa plataforma satélite que nos acompañe algunos meses a lo largo del año. Se da mucho la infidelidad con las plataformas: te das de alta un par de meses, ves lo que te apetece y te das de baja.

-¿No hay entonces una “burbuja” de plataformas?

-Si asumimos que el éxito de la plataforma es que todo el mundo la tenga, probablemente sí, pero ese no es su objetivo. Lo que los americanos llaman el TAM (“total addressable market”), el mercado de clientes potenciales, todavía es inmenso. Europa, Asia y Latinoamérica todavía tienen mucho margen de adopción. Los países del este están pasando por una situación muy complicada por la guerra de Ucrania, pero hay mucho recorrido todavía.

Elena Neira durante una charla TED

 –Netflix tiene una posición dominante...

–Tiene 220 millones de clientes, no hay ninguna plataforma que remotamente se acerque a esa cifra.

–Sin embargo, se habla de que va a introducir anuncios.

–Cuando se ha dicho que Netflix va a incluir anuncios no quiere decir que lo que tenemos contratado vaya a tenerlos. Lo que ocurre es que, al igual que otras muchas plataformas, va a lanzar una versión alternativa, más barata, en la que se verán algunos anuncios. Disney lanza este verano su propia versión de Disney Plus con publicidad en EE UU y en Latinoamérica. La programación infantil no tendrá publicidad, y la no infantil tendrá como máximo 4 minutos por hora de programación, lo que sigue estando muy lejos de la saturación publicitaria de la televisión tradicional.

“Hemos pasado del ‘prime time’ al ‘my time’, en el que tú te confeccionas tu entretenimiento a medida”

–También se dice que va a acabar con las cuentas compartidas.

–Se está planteando en Netflix con mucha intensidad. Tienen a muchos usuarios compartiendo cuenta y estos usuarios no generan beneficios. Probablemente esto le hará mucho más daño a Netflix en el largo plazo que el hecho de ofrecer un paquete más barato, algo que le dará ingresos publicitarios.

-¿Por qué triunfan tanto las series basadas en hechos reales?

-Siempre han interesado los hechos reales, en todas las disciplinas: literatura, cine, podcast… Pero hemos vivido un momento en el que se han estrenado un montón de series inspiradas en hechos reales. La pregunta es por qué enganchan tanto cuando la realidad es muy imperfecta. Yo creo que juega un doble factor. Por un lado, el morbo, que es muy importante. El hecho de que haya ocurrido te coloca en la posición de un testigo, y te preguntas: “¿Yo hubiera sido capaz de saber si esta persona me estaba engañando?”. Y las historias basadas en hechos reales tienen también una función muy aleccionadora. De niños nos contaban cuentos que nos decían que no debíamos confiar en extraños. Estas series son como cuentos con moraleja, que te dicen, por ejemplo, que por muy listo que seas no puedes intentar montar una “startup” engañando a la gente.

 –“Rapa” es la serie estrella en Movistar. ¿Hay un bum de series hechas en Galicia a partir del éxito de “Fariña”?

–Sí, y antes incluso. “El desorden que dejas”, “El sabor de las margaritas”... Hay muchísima ficción hecha en Galicia. Siempre pensábamos que las historias locales no tenían capacidad para conectar con una audiencia internacional, y las plataformas han demostrado que la ficción viaja muy bien. En la década 2000-2010 vivimos el bum del Nordic noir, con la llegada de un montón de thrillers ambientados en Finlandia y Dinamarca, y ahora funciona con otro flujo. Netflix es una de las plataformas que más está apostando por la producción local. El streaming nos ha vuelto más receptivos a historias locales de otros lugares, incluso en otros idiomas. Con la nueva Ley General del Audiovisual esto va a recibir un impulso, porque obligará a que un 40% de ese 15% de producción española sea en lengua cooficial. Antes era extraño ver un contenido sin doblar al castellano y ahora nos hemos acostumbrado a ver más diversidad y cosas muy locales. “Rapa” no solo es local por lo territorial, sino por un montón de cosas que si no eres gallego probablemente no las percibes. Eso me parece un gran triunfo.

 –Fue designada por “Forbes” como una de las “50 mujeres más poderosas del negocio audiovisual en España”. ¿Qué supuso para usted?

–Para mí fue una sorpresa. No me imaginaba que alguien con un perfil tan académico y divulgativo pudiese estar en una lista con gente a la que admiro de toda la vida. Me genera incredulidad y orgullo que reconozcan así mi trabajo.

-¿Hay menos brecha de género en el sector audiovisual?

-Es verdad que la presencia femenina es abrumadora. Doy clases a muchísima gente (producción, distribución, gestión…) y la presencia de mujeres es apabullante. Quizá falta superar la barrera de los puestos más ejecutivos, aunque eso también está empezando a cambiar. En el caso de Netflix y de Amazon, las personas que llevan los departamentos de producción original son mujeres. Quiero pensar que no es testimonial y que la proporción sea más paritaria y representativa no del género, sino del talento.

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