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Nuria Freire: la diseñadora con esencia de modista

Esta joven gallega crea y cose a mano prendas únicas que vende en distintos países a través de Cléa Studio, su marca en Instagram

La diseñadora Nuria Freire. | // FDV

Estudió Magisterio. Pero no era lo suyo. Le gustaba el diseño, la moda, la ropa. Pero no tenía un título que acreditara que era diseñadora y eso le suponía un problema a la hora de dar pasos, de apostar por ello, de presentarse a los demás. Ejerció durante tres años como maestra de inglés. “Fueron mis propios amigos y amigas los que me animaron. Cuando me presentaban gente, en encuentros o en cenas, yo decía: soy maestra de inglés. Hasta que ellos mismos me dijeron: ‘No, Nuria. Eres diseñadora. Tienes que empezar a presentarte así. Abrir un perfil de Instagram, empezar a mostrar lo que haces. Y crear tu propio camino. Y así fue. Sabían lo que me gustaba”, cuenta Nuria Freire, creadora de Cléa Studio, su propia marca, su proyecto, que es posible gracias a amigas, sus principales clientas, “al boca a boca que ellas mismas hacen para conseguir más clientas” y gracias a las redes sociales, Instagram en especial. Esas dudas de sus inicios han quedado atrás. Ahora vende, desde Madrid, donde crea y cose cada prenda a mano, a clientas de distintos países y su marca es sinónimo de calidad, distinción (prendas únicas), elegancia y sostenibilidad.

Una modelo con un vestido creado por ella. | // FDV

Muchos contactos y pedidos le llegan a través de esta red, tan visual, en la que va colgando sus creaciones. También tiene su propia comunidad de seguidoras a través de una Newsletter que escribe y envía cada semana. “En ella hablo de muchas cosas, desde conversaciones con mis clientas, hasta bienestar o desarrollo personal”, expresa Freire, nacida en Valdoviño, de padres gallegos, si bien creció en Cartagena, donde fue al cole y al instituto y cursó Magisterio. Después se iría a Madrid a estudiar diseño y a darse una oportunidad como diseñadora. “Por el trabajo de mi padre siempre estuve de aquí para allá pero me considero gallega, la mayoría de mi familia está en Galicia. Paso los veranos y Navidades y voy siempre que puedo”, expresa Freire, de 32 años.

Ella parte de una filosofía propia, que quiere que se refleje en su proyecto, en su marca, en la ropa que crea, prenda por prenda. “Tengo el taller en casa, no tengo tienda física. Pero las clientas pueden venir aquí a probarse o ver ropa”, expresa Nuria.

¿Sostenibilidad, comodidad? “Sí, considero que mi marca es sostenible. Trabajo con algodones, viscosas, he intentado algo con poliéster que después he reciclado... pero sobre todo viscosa y algodón orgánicos. Y todo hecho a mano. Y es todo pre-order (no tengo stock y cuando hago stock es un stock muy pequeñito). No produzco más de lo que sé que yo voy a vender”, apunta Freire.

Fideliza clientas, aparecen otras nuevas, amigas de amigas, también por algún artículo en revistas o medios, “eso también funciona”, apunta. Lo de Freire con el diseño es un tema de destino. Nunca tuvo el apoyo de su entorno para apostar por este camino pero su interior le decía que era lo suyo. Que tenía que intentarlo. “Me vine a Madrid y estudié Diseño dos años. Pero no me convencía el planteamiento de los estudios en comparación con su coste. Entonces encontré un taller de patronaje de alta costura, con mujeres con experiencia en esta materia. Y eso fue clave para mí. Yo necesitaba ser independiente a la hora de crear. No quería partir de una costurera y patronista a mi lado todo el tiempo para desarrollar una colección. Para ello necesitaba aprender yo desde cero. Al principio tú tienes que ser todas las personas”, expresa Freire.

De todos modos, Freire cree que su etapa previa también fue importante para optar un poco más mayor por el diseño, por la moda. “Este mundo, al principio, si lo pillas muy joven, yo, con 18 años, por ejemplo, corría el riesgo de que me llevara por delante. Ahora lo afrontas de otra manera”, cuenta Freire. Su objetivo no era crear un proyecto propio, como Cléa Studio. “Pensé que iba a trabajar para una casa de moda grande. Pero ha ido surgiendo”, cuenta Freire. Hasta que sus propias amigas le dijeron: muestra lo que haces y ve pensando en un nombre para tu marca.

“No quiero estrés”

“Está creciendo, va muy bien y cada vez mejor. Ahora tengo que aprender a gestionar un volumen mayor de trabajo . Organizarlo de manera ordenada. Quizás ya no pueda ser yo sola la que haga todo: desde hablar con el proveedor, hasta mandar correos, tratar con los clientes... El otro día pensaba en la evolución de la marca: ¿siempre es bueno crecer o no? ¿Hasta qué punto tu marca cuando crece deja de ser la marca que te gustaba? Yo quiero que crezca pero manteniendo un poco la filosofía. Sería ideal encontrar una doble, una persona que pueda hacer lo que yo hago. Que yo pueda irme unos día y que todo siga funcionando. Y llegar a más gente, claro”, cuenta Freire.

Le gusta la idea de que la gente sepa quién cose cada prenda. “Yo intento hacerlo; no debería ser un lujo esto, debería ser lo normal en moda, así se cuida más la ropa, se tiene un vínculo especial con cada prenda, porque fue hecha para ti en exclusiva”, expresa Freire: “hay una conexión entre la persona que hace la prenda y quien se la pone, y me gustaría que esto siga siendo así”, expresa.

También tiene claro el ritmo de vida que quiere llevar. “No existe estrés en mi día a día. No lo quiero. No quiero ser de esas personas que trabajan mucho en su día a día y se jactan de eso. Parece que hemos sido educados así pero no tiene que ser así. Hay que trabajar de forma inteligente. Yo me levanto y lo primero que hago es meditar, un rato. Y escribir. Durante un tiempo no lo conseguía, es cierto, superaba límites que no eran buenos. Pero ahora sí. Trabajo mucho pero cuando veo que me va a costar la salud, paro antes”, expresa Freire.

Elegante, sexy y divertida: “Cuando te hacen una prenda a mano para ti hay un vínculo”

“Cuando te hacen una prenda a mano, y te la hacen para ti, la relación con esa prenda es distinta. Hay una conexión. Un vínculo”, expresa Freire. Entre sus clientas: sobre todo españolas que buscan algo distinto, que viven aquí o en otros países. “También a gente de aquí que ha vivido en otros países y ha regresado. Valoran especialmente este planteamiento. El trabajo a mano es otra manera de pensar”, cuenta la joven gallega, en la actualidad en Madrid. ¿Cómo definiría su ropa? “Todos creemos que la ropa que creamos es diferente. Es normal. Es una pregunta difícil. Yo diría elegante, sexy, divertida... Hay desde prendas con mucho volumen a prendas minimal, cortas, como diría mi abuela: ‘todo al aire’. Creo que hay un poco de todo. Pero es ropa que me gustaría ponerme a mí”, cuenta Nuria. Valora el tiempo, la meditación, el cuidado a la hora de trabajar, la paciencia, las conversaciones con las clientas... Son sus señas.

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