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El sesgo de género también afecta al corazón

Los especialistas abogan por una participación paritaria de ambos sexos en los ensayos clínicos

Una médica toma la tensión arterial a una paciente.

Las mujeres han sido excluidas de los ensayos clínicos durante siglos a pesar de la evidencia del papel que juegan las diferencias biológicas –desde parámetros como el peso o la altura a las hormonas y cromosomas sexuales– tanto en el riesgo de desarrollar patologías, entre estas, las cardiovasculares, como en el funcionamiento y la eficacia de los tratamientos. Por ello, el cardiólogo José María Gámez Martínez, presidente de la Asociación de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), aboga por la participación paritaria de mujeres en los ensayos clínicos, por ampliar los estudios sobre las enfermedades cardiovasculares y los fármacos en las mujeres y por analizar el riego cardiovascular de la mujer de forma global.

“No solo tenemos que tener en cuenta los factores de riesgo clásicos  colesterol, la diabetes, la hipertensión, el tabaquismo, el sedentarismo y el sobrepeso), sino también aquellos asociados al sexo femenino y no solo con la llegada de la menopausia, sino durante su edad fértil: problemas durante el embarazo como diabetes o hipertensión gestacional, un parto pretérmino, abortos de repetición o bajo peso del bebé al nacer, así como enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide o el lupus, o cáncer de mama. Todo esto va aumentando el riesgo cardiovascular de la mujer a partir de los 25-30 años”, afirma este especialista, uno de los participantes de la mesa dedicada a la enfermedad cardiovascular en la mujer, enmarcada en la reunión anual que la Asociación de Cardiología Clínica celebra en Santiago.

El doctor Gámez asegura que son necesarios estudios sobre el perfil clínico de las mujeres con patologías cardiacas y sobre su manejo clínico, ya que hasta ahora tanto uno como otro están basados en estudios en los que la mujer está infrarrepresentada. “Los estudios no tienen en cuenta las diferencias biológicas entre sexos, que se dan desde antes incluso del nacimiento porque cromosómicamente ya somos diferentes y esto va a determinar que las hormonas sexuales de la mujer determinen que los factores de riesgo clásicos les afecten de forma diferente que a los hombres”, afirma.

Sobre cómo determinan estas diferencias biológicas el riesgo cardiovascular centrará este cardiólogo, autor principal del estudio “Sirena”, realizado sobre una muestra de 631 mujeres con cardiopatía isquémica estable, cuyos objetivos fueron describir el perfil clínico de las mujeres con cardiopatía isquémica, estimar la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular y conocer su manejo clínico y tratamiento.

José María Gámez. FdV

"Los estudios no tienen en cuenta las diferencias biológicas entre sexos, que se dan desde antes incluso del nacimiento"

José Luis Gámez Martínez - Cardiólogo

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Entre otros aspectos, analizará las diferencias fisiológicas del corazón del hombre y de la mujer –mientras el del primero pesa entre 300 y 350 gramos, el de la mujer solo pesa entre 250 y 300–, su respuesta al ejercicio y al embarazo, y las características diferenciales del síndrome coronario agudo en la mujer y su rehabilitación cardiaca.

Según el doctor Gámez, enfermedades coronarias como la obstrucción de las arterias, principal causa del infarto de miocardio, suelen debutar años más tarde en la mujer que en el hombre. “Aunque el riesgo se ve incrementado de forma marcada a partir de la menopausia, lo que no se tiene en cuenta es muchas mujeres empiezan a desarrollar enfermedad coronaria antes”, explica.

Las hormonas sexuales femeninas tienen un papel clave en el riesgo cardiovascular. A partir de los 50, con el inicio de la menopausia, la estrona (principal hormona producida durante esta etapa) provoca una serie de cambios en el cuerpo de la mujer, entre ellos un aumento de peso, una mayor resistencia a la insulina, más síndrome metabólico y aumento de la presión arterial. De hecho, el 50% de las mujeres desarrolla hipertensión arterial en la menopausia. “Durante la menopausia, la mujer sufre un proceso de androgenización, comienza a parecerse al hombre, y desarrolla hipertensión, llegando incluso a superar a los hombres a partir de los 50”, dice.

El sesgo en las investigaciones tampoco permite establecer si los síntomas de la enfermedad cardiaca son diferentes en uno u otro sexo. “En los libros más clásicos y en la mente de muchos cardiólogos está la idea de que las mujeres tienen unos síntomas atípicos, pero realmente no podemos decir que lo sean o no porque el reclutamiento de mujeres que se hace en todos los estudios de patología cardiovascular es muy bajo. En el mejor de los casos es del veintitantos por ciento, por lo que no hay una muestra significativa. No hemos estudiado bien a las mujeres nunca”, sostiene el especialista, que aboga por la prevención para evitar las enfermedades coronarias.

La clave está en educar a nuestros hijos para que lleven un estilo de vida cardiosaludable: ejercicio, hábitos saludables y comida sana, desde siempre”, manifiesta.

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