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Trato degradante

Un anciano espera 14 horas para una ambulancia en Mataró

A. T., un hombre viudo de 73 años, tuvo que permanecer en la sala de espera del hospital de Mataró desde las nueve de la noche, cuando le dieron el alta, hasta las once de la mañana del día siguiente, que llegó el servicio ambulatorio

Tiene 73 años, es viudo, no tiene hijos ni a nadie que se pueda hacer cargo de él. A. T., un vecino de Premià de Mar (Maresme) estuvo 14 horas en la sala de espera del Hospital de Mataró esperando una ambulancia para llegar a su casa después de ser atendido en urgencias del centro sanitario. Catorce horas sin dormir, sin apenas poder comer y con un cansancio y sufrimiento que prefiere olvidar. La fundación que lo tutela ya ha interpuesto una queja contra la Región Sanitaria del Barcelonès Nord, que depende de la Conselleria de Salut.

El pasado 26 de abril, A. T. llamó a la fundación que, desde hace dos años tiene su tutela. En el fondo, es una persona plenamente autónoma, pero la entidad le ayuda para acompañarle en los trámites necesarios, especialmente bancarios. Sufre muchas enfermedades: hemocromatosis, disnea, gonoartrosis, ansiedad ocular y catarata senil, entre otras. Aquel martes de abril era un ataque de gota, una enfermedad crónica que afecta las articulaciones, la que le produjo un dolor terrible en la rodilla. El hombre llamó a la fundación, que le mandó un acompañante. En ambulancia, ambos llegaron hasta las urgencias del hospital de Mataró y allí fue atendido a las cuatro de la tarde.

Los servicios sanitarios le hicieron un drenaje y lograron calmar el dolor en la articulación. El hombre recibió el alta entre las 20.30 y las 21.00 horas del martes 26 de abril, según confirman desde el Hospital de Mataró. Debido al fuerte dolor que sentía, el centro sanitario pidió una ambulancia para llevarle de nuevo a casa. En su piso debe superar varios escalones que, debido al dolor, era incapaz de ascender. A las 22.00 horas llegó una ambulancia con un sanitario, pero al ver que el hombre necesitaría ayuda para subir a casa, el sanitario se negó a realizar tal traslado y pidió otra ambulancia con dos sanitarios a bordo.

Un desayuno "por humanidad"

A partir de entonces empezó la pesadilla. El asistente que le acompañaba y el anciano tuvieron que esperar hasta las 11.00 de la mañana del día siguiente, 27 de abril, sentados en la sala de espera de urgencias, hasta que se presentó la ambulancia requerida. "Ni los propios sanitarios del hospital daban crédito", cuentan fuentes de la entidad. Lo peor, relatan, fue la respuesta que recibían los responsables del hospital cuando pedían, cada vez de forma más insistente, si el vehículo iba a tardar mucho. "Ahora llegan, están en camino", decían de madrugada. Al fin, a la mañana del día siguiente, los sanitarios del hospital accedieron a darle al menos un desayuno "por humanidad".

La fundación que se encarga de la tutela de A. T. ya ha elevado una reclamación a la Conselleria de Salut, el ente responsable del traslado de pacientes hospitalarios. Una queja a la que ha tenido acceso este diario, y en la que señalan que lo sucedido es "inadmisible" y "no puede tolerarse bajo ningún concepto". Piden que la Generalitat se disculpe con el anciano y, además, reclaman una explicación "razonable". No descartan elevar el caso a la vía judicial.

Estafa económica

Se desconoce si el desamparo que sufrió A. T. en el hospital por parte del servicio de ambulancias es habitual o ya ha tenido otros precedentes. Sí es cierto que su historia denota un estado de abandono de las personas mayores que cada vez es más habitual. A pesar de ser una persona autónoma, A. T. pidió voluntariamente la curatela de la entidad tutelar en 2020 a raíz de una estafa económica. Viudo desde hace tres años y analfabeto, era su mujer la que se encargaba de sus cuentas y toda los trámites burocráticos. Al fallecer ella, se aprovecharon de su vulnerabilidad y le estafaron 3.280 euros hace ya dos años. Un abuso que le obligó a dejar de pagar las facturas de la luz y el agua. A día de hoy aún mantiene deudas con ambas compañías.

"No es nada nuevo, hay muchísimas personas mayores que atendemos que han sido víctimas de estafas económicas", agregan fuentes de la entidad. A día de hoy la fundación está regularizando la deuda del anciano, que ha preferido no hablar de este incidente con este periódico. "Fue muy desagradable y descorazonador... pero él prefiere pasar página y hacer ver como si no hubiera ocurrido", explican sus acompañantes. Este diario ha esperado durante tres semanas para que Salut diera algún tipo de explicación. Por el momento, no la ha hay.

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