A Manuel le subastaron la casa en 2012 por dejar a deber una cuota de la hipoteca. Menos de 1.000 euros. A finales de año, justo el día de su cumpleaños, se sentó con su familia para comunicarles una realidad dura; tenía muchos problemas para pagar la casa. Decidió ir a su sucursal del Banco Popular “la de toda la vida” para intentar renegociar con el director unas cuotas más asequibles que le permitieran seguir al día en un mal momento económico para él. Le dijeron que sí, que lo estudiarían. Pero era mentira. Esperaron a que dejara a deber un mes y subastaron la casa.

La hipoteca que había firmado Manuel llevaba en la letra pequeña la cláusula 6º bis. Esa cláusula dice que el banco puede reclamar la totalidad del préstamo con una sola cuota impagada. Manuel no lo llegó a leer y se encontró así de la noche a la mañana. Para colmo, los 120.000 euros que había pedido estaban separados en un préstamo de 70.000 y una póliza de 50.000, que debía pagar a la vez. Algo que lo acabó arruinando poco a poco.

Al no tener alternativa habitacional, Manuel decide quedarse en casa a la espera del desahucio. La lentitud de los juzgados juega a su favor, y en 2013 se beneficia de una moratoria para deudores vulnerables, lo que hace más complicado que lo echen de casa. Pero sigue con la angustia en el pecho. Esa moratoria se ha ido extendiendo hasta hoy y Manuel ha podido permanecer en su vivienda, siempre con la amenaza de poder quedarse en la calle en cualquier momento.

En el año 2020 decide cambiar de estrategia y emprender una batalla legal para recuperar su casa. La Ley 5/2019 reguladora de contratos de crédito inmobiliario significa un antes y un después. El texto dice que es necesario deber un mínimo de doce cuotas para que una entidad bancaria pueda reclamar la totalidad del préstamo. Su abogada María José Alamar, experta en vivienda de Aliter Abogados ve un filón y presenta una demanda.

Éxito en los tribunales

Después de casi tres años y dos juicios ganados al Banco Santander (que absorbió al Popular) los juzgados dieron la razón a este valenciano. Su hipoteca tenía cláusulas abusivas declaradas ilegales. El banco tiene la obligación de restituir el préstamo para que Manuel termine de pagar su hipoteca.

Una victoria que se truncó muy rápido. Cuando Alamar acudió al Registro de la Propiedad para que la casa pasara a nombre de su cliente, descubrió que ya no era del Santander, sino de Limara, un fondo de inversión (propiedad al 100 % del banco) creado expresamente por la entidad para sacar sus activos tóxicos de vivienda de los balances. El Santander dejó su piso en este fondo al poco de comenzar el proceso legal. "Básicamente llevamos reclamando durante años a una empresa que ni siquiera es propietaria de la vivienda", denuncia Alamar.

'Servicers' y fondos de inversión

La propietaria, en realidad gestora del fondo, es Aliseda. Se trata de un "servicer" (gestor de activos) que maneja, entre otras, la mayoría de la cartera de vivienda del fondo buitre Blackstone en España. Además de esta, también tiene acuerdos con grandes bancos como el propio Santander. "Ahora, después de cinco años de batalla legal, son ellos los que reclaman", dice Alamar. Es decir, los que tenían la vivienda desde el principio.

"El banco ha hecho una especie de juego de trileros con la casa, un 'donde está la bolita'", explica Alamar. "Ha creado una SL para sacarla de los balances e impedir que si ganábamos devolver la casa fuera fácil". Como denuncia la abogada "yo solo quiero que la propiedad vuelva a mi cliente y que este pague la deuda que le corresponde poco a poco, en términos que pueda asumir. Pero no nos dejan, ahora se complica mucho que vuelva a su nombre", resume.

Según explica la letrada "el banco no esperaba que le ganáramos y por eso hizo este movimiento. Llevamos cinco años de lucha con alguien que no era el propietario de la vivienda y tampoco lo notificó al juez", sentencia. "Es una táctica con la que nos hemos encontrado varias veces, los bancos la utilizan por si, en un escenario rarísimo, pierden".

"El banco está mandando cartas a mi cliente reclamando la totalidad del préstamo", dice Alamar

Además de esto, según explica Alamar "el banco está mandando cartas a mi cliente reclamándole la totalidad del préstamo, cuando la vivienda ni siquiera es suya, sino de Limara. Pero le envía cartas directamente a él", denuncia.

En resumen, el banco pasó la vivienda a este fondo justo al principio de la disputa legal y sin informar a la abogada ni al juez, que han estado más de cuatro años batallando con alguien que en realidad ya no era el propietario de la vivienda.

Ahora mismo lo único que quiere Manuel, tras años de sentarse en los juzgados contra un banco, es estar pagar lo que le queda de deuda como cualquiera y seguir en su casa. "Después de tanto tiempo he recuperado mi casa pero ahora la tiene un fondo de inversión. Yo lo único que quiero es ir pagando poco a poco la parte de préstamo que me queda y estar tranquilo", sentencia.