Nadie sabe con absoluta certeza cómo se originó la vida en la Tierra. En sus orígenes, hace unos 4.500 millones de años, el planeta en el que nos hallamos no era más que una bola incandescente flotando en un universo convulso. Pero en algún momento de su evolución, quién sabe cómo, en un mundo hasta entonces inhóspito confluyeron una serie de ingredientes que acabaron dando lugar a la vida tal y como la conocemos. ¿Pero cómo o dónde surgieron estos compuestos? Según argumenta un estudio publicado ayer en la revista “Nature”, todo apunta a que las piezas básicas para construir la vida en la Tierra llegaron tras un bombardeo de meteoritos.

Meteoritos, un origen de la vida

Para entender este titular, y antes de llegar a conclusiones un tanto arriesgadas sobre los orígenes extraterrestres de la vida, vale la pena dar un paso atrás y hablar del hallazgo en sí. Los protagonistas de la noticia del día son tres meteoritos ricos en carbono (ya conocidos como Murchison, Murray y lago Tagish). El análisis de estas rocas espaciales ha desvelado que en su interior se esconden varios de los bloques de construcción que se necesitan para ensamblar las cadenas de ADN y ARN y que, en definitiva, acabaron dando lugar a la vida.

Meteoritos, un origen de la vida

Según argumenta el equipo científico responsable de este hallazgo, de la universidad japonesa de Hokkaido, es la primera vez que se identifican nucleobases de pirimidina en meteoritos (uno de los dos ingredientes esenciales para forjar la vida y que, hasta ahora, no estaba claro cómo se había originado). Tras este descubrimiento, también es la primera vez que tenemos la confirmación definitiva de que todos los ingredientes necesarios para que brotara la vida en la Tierra se pueden rastrear en meteoroides (desde las recién halladas pirimidinas hasta compuestos químicos como la guanina, la adenina y el uracilo). Todas las piezas parece que han viajado por el espacio y han caído, de pura casualidad, en el momento y lugar adecuado para crear la vida en la Tierra.

¿Significa esto que la vida en la Tierra tiene un origen extraterrestre? ¿O que más allá de esta canica azul hay formas de vida viajando por el espacio? El astrobiólogo Jesús Martínez Frías responde con un rotundo no. “Ni este ni ningún otro estudio publicado hasta la fecha demuestran que la vida viene de fuera de la Tierra. Todo apunta a que las reacciones químicas que dieron lugar a estos compuestos esenciales se produjeron en el espacio exterior y que luego fue aquí, en la Tierra, donde estos ingredientes confluyeron y se produjo la combinación que dio lugar a la vida”, explica el científico, externo al recién publicado estudio, en una entrevista con “El Periódico”, del mismo grupo editorial que FARO DE VIGO. “Estamos ante un avance científico muy importante, pero no podemos hablar ni de lejos de la detección de vida extraterrestre”, zanja el experto.

Para explicar la formación (y el origen) de estos compuestos esenciales para la vida, el equipo liderado por Yasuhiro Oba plantea la siguiente hipótesis. Según recoge el análisis de “Nature”, todo apunta a que estos elementos químicos se empezaron a forjar incluso antes de la formación del Sistema Solar mediante una enigmática secuencia de reacciones fotoquímicas, se aposentaron en los asteroides, viajaron por el cosmos a lomos de los meteoritos y, finalmente, llegaron hasta la Tierra. Esta hipotética secuencia, esgrimen los expertos, fue lo que “contribuyó a la aparición de propiedades genéticas para la vida más antigua en la Tierra”.

Pero más allá de la lluvia de meteoritos que trajo estos compuestos, Martínez Frías insiste en que el contexto fue clave para que brotara la vida. “Si los meteoritos hubieran caído unos miles de años antes, cuando el mundo era una bola incandescente, probablemente no estaríamos hablando ahora. Tuvimos la suerte de que este caldo de cultivo coincidió con un momento geológico favorable, justo cuando la Tierra se enfriaba y empezaban a prosperar ambientes más aptos para que se dieran este tipo de procesos”, ilustra Martínez Frías, investigador del Instituto de Geociencias IGEO (CSIC-UCM) y presidente de la Red Española de Planetología y Astrobiología. “La combinación de todos estos factores fue la suerte que permitió que surgiera la vida”, añade.

Piezas esenciales

Sin embargo, la realidad es que seguimos sin tener del todo claro cómo brotó la vida en el planeta. Es decir, cómo estos compuestos inorgánicos llegados desde el espacio exterior acabaron dando lugar a algo tan orgánico como todas las formas de vida que actualmente pululan por el planeta. Esta incógnita, argumentan los científicos, no solo es clave para entender nuestros orígenes, sino que podría ser decisiva para buscar vida más allá de nuestras fronteras. “Si la vida fuera de la Tierra sigue las mismas normas que aquí, buscar estas piezas esenciales y estudiar cómo se han combinado podría ayudarnos a entender si hay vida ahí fuera”, explica el astrobiólogo.

Aprovechando la ocasión, como no podía ser de otra manera, Martínez Frías también aprovecha para aportar su visión experta sobre la más grande de las preguntas; si estamos solos en el universo. “Todavía no hemos encontrado vida extraterrestre, pero también es cierto que recién hemos sacado la cabeza del planeta. Ni siquiera hemos explorado en profundidad los mundos de nuestro alrededor así que quién sabe qué podremos encontrar en un futuro”, comenta.

Entusiasmo aparte, Martínez Frías añade un matiz esencial para hablar de la búsqueda de vida extraterrestre. “Hay que ser especialmente rigurosos cuando hablamos de estos temas porque si cada vez que detectamos algo decimos que hay signos de vida en Venus, en Marte y en Plutón, al final parecerá que tenemos un zoológico en el Sistema Solar y no es así”, bromea el experto.