Tomar pastillas de yoduro potásico para protegerse de los efectos que pudieran derivarse de la llegada de nubes con material radioactivo ante un hipotético ataque nuclear ruso, no tiene ningún sentido. Así lo aseguran los doctores Lluis Vila y Juan Carlos Galofré, del área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (TiroSEEN). La sociedad científica considera conveniente aclararlo tras constatarse como, en los últimos días, ha aumentado la demanda de yodo en las farmacias españolas.

Este mismo lunes, el Centro de Comunicaciones Estratégicas y Seguridad del Ministerio de Cultura y Política de Ucrania ha publicado un mensaje en sus redes sociales en el que asegura que "la línea eléctrica que alimenta la planta de energía nuclear de Chernóbil y la ciudad de Slavutych fue dañada por las fuerzas de ocupación rusas después de que el equipo de reparación de Ukrenergo restaurara la línea eléctrica".

Son mensajes que en los últimos días están causando enorme inquietud. Conscientes de la "preocupación colectiva por si en un momento determinado en esta guerra pudiera utilizarse armamento nuclear" los médicos -especialistas en Endocrinología y Nutrición- han dado un paso al frente para tranquilizar a quienes en estos días corren a las farmacias para aprovisionarse de botes de pastillas de yodo.

Los médicos advierten: "No tiene ningún sentido" tomar dosis excesivas "de manera indiscriminada para prevenir un hipotético accidente nuclear o nube con material radioactivo". Si se diera el caso, apuntan desde esta sociedad, "se deberán seguir las indicaciones de la autoridad sanitaria competente".

Riesgos para la salud

Porque, alertan, ingerir yodo en exceso también puede acarrear riesgos para la salud, por lo que de ningún modo se pueden ingerir estos productos sin una indicación expresa de las autoridades de Salud. Un exceso de consumo de yodo puede generar una producción excesiva de hormonas tiroideas (tirotoxicosis) y también, aunque parezca paradójico, remarcan, en algunos casos puede ocasionar hipotiroidismo.

Los doctores Vila y Galofré explican que, tras un accidente nuclear, ya sea por una explosión o una fuga de material radioactivo, se libera, entre otros elementos, yodo radioactivo. Este elemento, puede ser captado por la glándula tiroides y de este modo incrementar el riesgo de cáncer. Aclaran que el yodo es el elemento fundamental para el funcionamiento de esta glándula. Las hormonas que sintetiza, contienen este mineral que sólo podemos obtener a través de la dieta, precisan.

Abundan los especialistas que la glándula tiroides, de manera natural, va a captar yodo para poder sintetizar sus hormonas. Esa captación está directamente relacionada con sus depósitos internos. Si su reserva está completa, la glándula captará mucho menos (ya tiene suficiente) y el que sobra lo eliminará por la orina. En el otro extremo, si sus depósitos están vacíos, la glándula tendrá más avidez por este mineral. Si en ese contexto aparece el yodo radioactivo, la glándula lo captará con más intensidad y el riesgo de que se vea afectada, es más elevado. 

Lácteos y sal yodada

En ese apartado, los endocrinos recomiendan que, para que los depósitos de yodo estén bien repletos, lo más importante es que la ingesta diaria de este mineral sea la adecuada. Es decir, alrededor de 150 microgramos de yodo en población adulta, 90-120 microgramos en población infantil y 250 microgramos en mujeres gestantes o que mantienen lactancia. Nada mejor, aconsejan, que tomar alimentos como la sal yodada. Consumiendo poca sal basta para cubrir las necesidades diarias en la mayoría de la población, precisan.

Además, recomiendan tomar lácteos. Un vaso de leche puede aportar entre 40 y 50 microgramos de yoduro. El contenido de yodo de las bebidas vegetales es un 2% comparado con el que contiene la leche de vaca y, en el caso de las mujeres embarazadas, se recomienda que tomen como suplementos comprimidos de yoduro potásico porque no siempre hay un consumo suficiente de sal yodada y de lácteos para cubrir sus necesidades. Estos comprimidos habitualmente contienen entre 100 y 200 microgramos de yodo, detallan.

Un hipotético accidente nuclear

¿Qué pasaría en caso de un accidente nuclear o nube radioactiva? Los portavoces de la TiroSEEN responden: el riesgo se reduce significativamente si nuestra glándula tiene un depósito óptimo de yodo y, si se diera ese caso, sí que se recomienda la ingesta de comprimidos de yoduro potásico, pero a dosis muy elevadas para bloquear cualquier captación de yodo radioactivo por parte de la glándula tiroides. Aclaran que, en esa situación, "no sirven en absoluto las dosis de los comprimidos que se utilizan en las mujeres embarazadas".

Las dosis de los comprimidos para la protección frente al yodo radioactivo llevan cantidades que pueden contener entre 60 y 150 miligramos de yoduro potásico, es decir supera en más de 500-1000 veces la dosis recomendada diaria. Por eso, insisten desde la sociedad científica, "en este momento no tiene ningún sentido aumentar tomar dosis excesivas de yodo de manera indiscriminada para prevenir un hipotético accidente nuclear o nube con material radioactivo. Por eso, piden evitar "absolutamente" el uso indiscriminado de comprimidos de yoduro potásico preparados para accidentes nucleares por los riesgos que implica".