El ictus cerebral no mata las células nerviosas, como se creía hasta ahora, por una toxicidad química, sino mediante ondas eléctricas letales, según ha revelado ahora un equipo internacional de investigadores.

Los científicos han comprobado que tras la interrupción de aporte sanguíneo en el cerebro, el primer evento en la cadena de sucesos que conduce a la muerte de las neuronas es la aparición de una onda eléctrica que circula por el tejido silenciando a las neuronas a su paso y haciéndolas perder su capacidad de generar electricidad y procesar la información.

Este análisis, publicado en la revista “Neurocritical Care”, cuestiona la teoría dominante acerca de cómo mueren las neuronas los accidente cerebrovascular. Da protagonismo a la toxicidad química, y apunta que esas ondas eléctricas pueden ser una nueva diana terapéutica para tratar los ictus de una forma más eficaz.

En la investigación ha participado el español Óscar Herreras, del CSIC. “Las neuronas son las células más sensibles a la carencia de oxígeno y glucosa, y mueren tras unos pocos minutos sin su aporte continuo desde el torrente sanguíneo”, precisa Herreras.