El halo del misticismo ha ido impregnando en los últimos años la obra de Lois Patiño (Vigo, 1983). Su peculiar lenguaje cinéfilo, marcado por el arte y siempre buscando una nueva forma de mostrar, le ha valido para que su corto “El sembrador de estrellas” sea la obra propuesta por la Berlinale para optar al Mejor Corto de los Premios del Cine Europeo de este año.
Fue en la última edición del certamen germano, donde se estrenó la pieza, una película de casi 25 minutos, rodada en la bahía nocturna de Tokio y parte de la fachada costera de la ciudad con las luces de barcos, edificios y plataformas publicitarias.
Conforman estas luces un universo particular, un cielo estrellado, donde el movimiento de barcos nos recuerda al paso de cometas. “’En el sembrador de estrellas’ exploro una representación del cielo estrellado nocturno a partir de la ciudad de Tokio. Lo grabé de tal manera que hice desaparecer lo material de manera que solo quedasen la luz artificial de los trenes, edificios y barcos. Todo lo demás queda en negro, trabajando mucho con el vacío”, explica el autor.
“Normalmente he trabajado el paisaje de la naturaleza por lo que era un nuevo reto enfrentarme al paisaje urbano”, añade Patiño.
Las imágenes vienen cruzadas por voces en off. “Elaboré un texto, que es un diálogo entre la personificación de la muerte y alguien que acaba de fallecer que van hablando de manera poético-filosófico sobre lo visible, el color. Profundizamos en la pieza en el misticismo oriental, el budismo zen”, detalla.
Precisamente, el título hace referencia a un verso de Machado donde el sembrador de estrellas sería la inspiración que Patiño arrastra hacia un eufemismo de la muerte mientras las voces señalan “veo lejanos los grandes párpados dela ciudad dormida” o “navegas sobre ti, dentro de ti”.
No obstante, si hubiese que elegir una frase como mejor descripción del tacto visual del filme podría ser “lo visible es adorno de lo invisible porque lo invisible no es la negación de lo visible sino su meta”.
Preguntado Patiño sobre el vínculo entre esta pieza y el largometraje “Lúa vermella” que, precisamente también había estrenado en la Berlinale en 2020, el cineasta gallego explica que la unión entre ambos trabajos es “la exploración personal mía para compatibilizar un cine contemplativo donde la mirada es la protagonista y donde el silencio es importante pero añadiendo palabra para que imagen contemplativa y palabra puedan convivir en el mismo filme”.
Pero las estrellas también han guiado otro trabajo artístico de Lois Patiño que se pudo ver esta semana en ARCO: “El cielo más próximo”, pieza finalista del Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente, que finalmente ganó Laia Estruch, con una pieza donde la performance era la protagonista.
“Desde Alhambra me invitaron a presentar un proyecto con dos requisitos: uno es que estuviese inspirado en la Alhambra o Granada y el otro que incluyese la colaboración con un artesano”, explica.
También en la obra para ARCO se sumergió en las corrientes místicas. En este caso, la árabe-sufí, fijándose en la Cúpula de los Siete Cielos del monumento andaluz patrimonio de la humanidad. “Partí de la cosmogonía árabe y su concepción del cosmos, con la idea de que hay siete cielos superpuestos, con un octavo donde está la divinidad. El cielo más próximo, el título de la pieza, es el que vemos más próximo adornado de estrellas”.
Detalla que “mi pieza es una plataforma de madera quemada y pintada de negra, octogonal, en el suelo, donde esparzo cristales y arena y dibujo un firmamento. A la vez, hay proyecciones de brillos acuáticos que le dan fluidez sobre la pieza y sobre la pared como una cascada. Entonces, el cielo estrellado se convierte en un estanque o pozo con brillos del agua”.
Para Patiño, “en colegios e institutos debería haber una asignatura de la historia de las religiones para poder estudiar de manera comparativa cómo han ido evolucionando las religiones en distintas culturas. Sería algo fundamental y se obvia ahora completamente en el temario”.
En la conversación con FARO, adelantó que el rodaje de su película “Ariel” –continuación del corto “Sycorax” estrenado en Cannes el pasado año– con Marías Piñeiro comenzará en septiembre entre Azores y Galicia.
También se refirió a otro proyecto que también girará sobre la espiritualidad: “En mayo grabaré la primera parte de un largometraje, “Samsara” (reencarnación en budismo), con adolescentes en templos budistas de Laos. En julio, rodaremos en una playa de Zanzíbar con mujeres que trabajan en granjas de algas”.
Explica que “es una exploración de distintas culturas, modos de vivir en el mundo. Es una película que hibrida documental y ficción más retrato etnográfico. En los dos largometrajes anteriores reflexioné sobre la identidad gallega, ahora quería salir y ver otros modos de vivir, de concebir el mundo”.
