Ante las piezas de Ana Rod, como sus jarrones de cerámica de los que nacen hojas como llamas de fuego u otros con tubos curvados de colores que incluso se anudan, la mente solo piensa en una palabra: poesía. La creadora gallega que antaño diseñó moda para marcas como Kling, Blanco o Amichi y que incluso acuñó su propia marca, Planet Palmer, con Brianda Fitz-James, lleva unos años iluminando el panorama de los ceramistas y la organización del Madrid Design Festival ha tomado nota.
Por ello, la ha fichado para participar en la edición de este año. Colaborará con una charla englobada dentro del apartado “Lecciones de anatomía”. En ellas, cada diseñador ofrece un acercamiento a su proceso creativo. En dicha conferencia, diseccionará su manera de trabajar ante el público. Será este viernes, día 18, a las 17.00 horas, en la Institución Libre de Enseñanza en la capital española.
La aproximación a su arte será curiosa, desvelando justo los ‘errores’ o ‘dudas’ para entronizarlos: “Hablaré de los bloqueos más comunes que en el proceso creativo nos solemos encontrar. Iré de lo particular a lo global con denominadores en común para que sirva para todos”.
Para Ana Rod, que se acercó a la cerámica de forma “lúdica”, para experimentar, “los bloqueos se pueden entender como parte activa del proceso. A veces, hay cosas atenazantes, como la nada. Me refiero al miedo al vacío. En realidad, es una oportunidad creativa. Cuanto más nada hay, más espacio para la creación hay”.
No es este un discurso puramente intelectual de queda-bien sino una sinceridad extrema que se agradece.
“También hablaré de otros bloqueos más prosaicos como el perfeccionismo que no te deja tirar para adelante con las cosas”, añade. Precisamente, este inmovilismo es el que más ha estado marcando su carrera como ceramista hasta ahora. “Estos miedos han configurado mi proceso porque mis piezas son ensayos o aproximaciones, producto de la experimentación con el miedo como aliado para sacar el trabajo”, confiesa.
“Hubo un momento en el que me encontré con las estanterías de mi taller llenas de ensayos. Todo eran pruebas y nada eran piezas definitivas hasta que un día me dije a mí misma: ‘Tienes 15 piezas a las que llamas ensayo porque tú en tu proceso has estado experimentando. Pero ¿por qué eso mismo no puede ser una pieza? ¿Por qué no las sacas del armario?”.
Sería un amigo de A Coruña, su ciudad de origen, el que acabaría por darle el último impulso para que dejase atrás el pudor. Tras ver fotos de las piezas, decidió incluir a Ana Rod en una muestra en la urbe herculina.
“Esta anécdota demuestra como nosotros mismos, a veces, tenemos al enemigo en casa. Tenemos la mente limitante con los pensamientos nuestros poniéndonos la zancadilla”, señala.
En una exposición posterior, denominada “Sintropía” observó “la tendencia –entropía– hacia el desorden de ciertos sistemas de la naturaleza. Es el principio por el que todos tendemos al caos”.
Para Rod, “la nada es donde la entropía tiene su máximo esplendor. Me parecía curioso extraer de ese caos algo. La sintropía es una metodología que activa una serie de acciones que reestructura el equilibrio dentro de ese sistema. Es decir, es el orden dentro del desorden. A mis piezas, les llamo entropías. De ahí, que la exposición fuese Sintropía: cómo yo coloco las entropías en ese espacio”.
El resultado son jarrones útiles pero también muy creativos. “Mis piezas pueden estar en tiendas de decoración y exposiciones. Es muy gallego, estar en dos mundos. No tengo la imposición de llamarme artista. Estar en una tienda de decoración no me baja el caché. Yo solo quiero hacer lo que me gusta y que la gente lo compre”, concluye la diseñadora.