Se llamaba Juan Manuel Igualada y tenía 19 años cuando hace 27 años su vida se truncó. Estaba haciendo el servicio militar obligatorio en Ferrol cuando sufrió un accidente durante unas maniobras camino hacia MadridQuedó atrapado en el amasijo de hierros y como consecuencia de las terribles heridas que sufrió quedó postrado en una cama del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla en estado vegetativo durante 27 años. Tras casi 30 años, el último soldado del servicio militar obligatorio de España ha fallecido.

La historia de Juan Manuel es la historia de Milagros, su madre. Desde el momento del accidente y del fatídico diagnóstico, Milagros se ha volcado con su hijo, el pequeño de cuatro hermanos. No había otra opción. Juan Manuel sufrió graves heridas en la cabeza y los médicos no pudieron hacer nada por él puesto que las pruebas no dejaban lugar a dudas. Juan Manuel presentaba lesiones cerebrales lo suficientemente graves como para diagnosticar que se encontraba en estado vegetativo persistente (EVP). Y así durante 27 años. Mantenía sus funciones cardiovasculares, respiratorias, renales, termorreguladoras y endocrinas, así como la alternancia sueño-vigilia, pero Juan Manuel no mostraba ningún tipo de contacto con el medio externo y ninguna actividad voluntaria. 

Un caso excepcional: 27 años haciendo la mili

El caso de Juan Manuel es único. El joven estaba haciendo el servicio militar cuando tuvo el accidente que lo dejó en estado vegetativo. Sin embargo, el soldado no ha dejado de estar vinculado al ejército. Es paradójico. Desde el momento del accidente el ejército se hizo cargo de él y de su tratamiento y así ha sido durante casi 30 años. De hecho, administrativamente Igualada ha seguido figurando como soldado en servicio militar obligatorio, una situación administrativa en la que se le mantuvo para seguir siendo atendido por la Sanidad Militar.

Junto a Juan Manuel, su madre que no dudó en pausar su vida para hacerse cargo de su hijo han formado parte del hospital Gómez Ulla casi tres décadas. La familia no tenía casa en Madrid y Milagros ha hecho milagros para aguantar y sobrellevar la situación. Se ha pasado gran parte de estos 27 últimos años en la habitación de su hijo. Cuidándolo, intentando interpretar los gestos de los ojos de Juan Manuel, buscando en ellos alguna señal, algún recoveco de conciencia y esperanza.