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Benito Regueiro Catedrático y jefe de servicio de Microbiología Medica, área sanitaria de Vigo

“Hemos visto varias coinfecciones de delta y ómicron, lo cual facilita la recombinación”

“Lo que siempre me ha sorprendido del virus es que es un biólogo molecular buenísimo. Sorprende y siempre va por delante. Es una máquina molecular extraordinaria”

El microbiólogo BenitoRegueiro, en el laboratoriodel Álvaro Cunqueiro. MARTA G. BREA

En el célebre tratado “El arte de la guerra”, el estratega chino Sun Tzu aconsejaba conocer al enemigo para afrontar con garantías la batalla. Benito Regueiro, jefe de Microbiología del área sanitaria de Vigo y catedrático de la Universidad de Santiago, cumple a la perfección esa máxima. Lleva en primera línea de la lucha contra el coronavirus desde el comienzo y su departamento es un referente en toda España. Pero más allá del día a día del COVID-19 y de la situación hospitalaria, fascina escucharle hablar de esas “máquinas moculares extremadamente inteligentes” que son los virus SARS-CoV-2.

–¿En qué punto a comienzos de 2020 supo que tendríamos una pandemia, que la llegada del virus era inevitable?

–El 28 de enero se registró la secuencia completa del virus de Wuhan en el GenBank, con lo cual ya había herramientas de diagnóstico y empezó realmente la expansión de la pandemia. Aquí nos dimos cuenta de lo que se nos venía encima en el momento en el que se iba a celebrar el Mobile World Congress de Barcelona. Fue el momento en el que el país tuvo que empezar a tomar decisiones en relación con el virus. El 23 de febrero empezó la primera variante, la G614. Los primeros casos en Galicia se dieron en A Coruña.

–Sí, el 4 de marzo de 2020.

–Recuerdo el goteo de casos. Los primeros que vimos y que reconoció Madrid [entonces las muestras se enviaban a analizar a Majadahonda] tuvieron que ver con un viaje, primero una mujer y luego su marido, que también estaba ingresado.

–¿Cuál es el aspecto que más le ha sorprendido de este virus? ¿Su infecciosidad, su capacidad para mutar? Ya había anticipado que era inevitable que desarrollase escape a la inmunidad.

–Un virus nuevo siempre conlleva sorpresas desde el punto de vista técnico, y este trae varias, y las ha ido cambiando. Siempre ha ido por delante. Quizá el aspecto molecular más característico haya sido el lugar de la furina.

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–El sitio de corte de la furina.

–Sí. Es uno de los elementos más elegantes, desde el punto de vista molecular, que tiene el virus. Luego hubo un momento en que, precisamente por el comportamiento del SARS-CoV-1 y de los otros coronavirus previos, que conocíamos de estos sarbecoronavirus, algunos teníamos la esperanza de que no tuviese la habilidad de recombinación que tiene y que pasase lo mismo que con el SARS-CoV-1, que cuando se le puso presión y se limitaron las posibilidades de transmisión, se volvió a los reservorios. Pero este [el SARS-CoV-2] tiene una habilidad tremenda de recombinación, es mucho más elaborado y se salta las limitaciones que le impone la genética evolutiva. Pero hay muchas otras cosas. Este coronavirus sorprende permanentemente. Es un biólogo molecular muy bueno.

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–Parece tener también la capacidad de transmitirse en muchas especies. Un reciente artículo en “Nature” confirma que hámsteres infectados contagiaron el coronavirus de vuelta a los humanos. Ya es la segunda especie que lo hace, después del visón.

–Bueno, eso se sabe bien con el visón. Hay una serie de hechos que lo justifican. Está esto que comenta y ahora los americanos acaban de enviar para publicar un estudio sobre gatos domésticos. Está claro que el virus tiene capacidad de recombinación. De hecho, nosotros hemos visto recientemente varias coinfecciones de delta y ómicron, dos virus infectando al mismo paciente a la vez, lo cual facilita que haya procesos de recombinación y de reajuste. Pensábamos que no iba a suceder con tanta facilidad, pero la verdad es que el diseño que tiene le ha facilitado eso. Lo que siempre me ha sorprendido del virus es que como biólogo molecular es buenísimo. Es un problema estadístico: el otro día leía que las combinaciones de mutaciones que puede establecer son superiores al número de átomos del universo. Eso explica cómo ha evolucionado. Maneja unas cifras que abren unas posibilidades tremendas. Es una máquina molecular extraordinaria.

–Y eso que meses atrás algunos expertos habían señalado que la proteína de espícula de este virus había mutado tanto que ya no podría hacerlo más, o de lo contrario perdería su capacidad de entrar en la célula mediante el receptor ACE2. Se hablaba de un callejón sin salida evolutivo, pero no parece que sea el caso...

–No, no. De hecho, ómicron está usando otra vía de entrada. Usa menos la proteasa que delta y las otras variantes, y de hecho infecta mucho menos a las células alveolares, con ACE2, y más a las ciliares. Cuando la gente habla de “gripalización”, este término que han inventado, realmente el virus se está convirtiendo en un virus catarral, porque ataca epitelio ciliado en lugar de epitelio alveolar. Por eso, afortunadamente, desde el punto de vista clínico, vemos muchos menos casos con fibrosis.

–Ha cambiado.

–Es el virus el que ha decidido este cambio. Algunos dicen que la capacidad de transmisibilidad ya ha llegado a tal nivel que no va a aumentar más, y de hecho la última variante es un intento de ir a una variante de escape inmunitario. Ahora lo que va a hacer es mantener la transmisibilidad y evolucionar por la vía inmunitaria, bloqueando los posibles puntos de ataque del sistema de defensa. Lo que está claro es que la patología ha cambiado y cursa de una manera mucho más leve, entre otras cosas porque está actuando de una manera mucho más catarral. Por eso los síntomas son otros y en el hospital vemos muchos menos casos graves. El virus está cambiando en un sentido positivo para el sistema sanitario, porque es menos agresivo, pero todo esto depende de la próxima recombinación.

–Existe entre la opinión pública la creencia de que los virus tienden a aumentar su transmisibilidad, pero también a atenuar su virulencia.

–Es un planteamiento teórico a largo plazo. No es un planteamiento de los virus, sino del principio del parasitismo. Cuando se establece una relación parasitaria se tiende siempre a una simbiosis, a un equilibrio. Pero eso es en un proceso evolutivo a largo plazo. Puede haber situaciones en las que esto no sea así. Una pandemia o epidemia es cosa de dos: por un lado está el virus y por otro nosotros. El virus se adapta a nosotros y nosotros al virus. Es interesante pensar qué puede pasar si viene una epidemia de gripe. Se ha estado pensando si nuestra capacidad de defensa es igual o peor de la que teníamos antes de la pandemia, teniendo en cuenta que llevamos dos años sin ver gripe. Nuestra capacidad de defensa está menos ajustada.

–Claro.

–Por otra parte, es muy interesante lo que está pasando con las coinfecciones. Se está viendo que en coinfecciones en las que aparece gripe, virus respiratorio sincitial, parainfluenza u otros virus con el coronavirus, cuando la relación es entre virus, generan interferencia y se anulan unos a otros, que es lo que ha pasado con la gripe. Aunque, curiosamente, el virus de la gripe, si le diéramos un plano igualdad con el coronavirus es más fuerte, se impondría. Pero como el coronavirus está en un momento de altísima transmisibilidad, el de la gripe no puede hacer nada.

En cambio, los streptococcus pneumoniae [bacteria neumococo] los potencia. Estamos viendo casos, sobre todo en niños, de infecciones bacterianas que de otra manera serían más suaves, pero que al estar en un entorno potenciado por el COVID son más potentes.

–Infecciones oportunistas.

–Claro. Lo tenemos en la garganta y el virus potencia la infección del streptococcus pneumoniae. Justo lo contrario de lo que hay con otros virus, que los elimina. Lo estamos estudiando todo muy de cerca y vemos lo que ocurre. Hasta ahora lo que sabemos es lo que pasa cuando el virus infecta en una primoinfección. Esto parece indicar que en una segunda etapa hay efectos colaterales como podría ser este de los streptococcus. A largo plazo, todas las especialidades médicas estarán viendo qué pasa con los pacientes COVID y si sus clínicas se ven modificadas. Si los cardiólogos, digestólogos y neumólogos empiezan a ver cosas que ocurren de forma diferente en gente que ha sido infectada por el SARS-CoV-2 de población que no se ha infectado. De momento solo sabemos cómo empieza la película, ahora hay que saber cómo termina. Lo que está claro es que estamos en una época distinta y que el virus inicial que conocimos en las primeras olas no es este virus de la sexta ola.

–Ahora se producen muchas reinfecciones, que hasta hace poco no parecían habituales. Se ha dicho que este virus ataca al sistema inmunitario debilitando los linfocitos T. ¿Se pueden esperar consecuencias a largo plazo de las sucesivas reinfecciones?

–El virus necesita persistir, y para ello necesita que haya gente que se pueda infectar, la maquinaria celular humana. Si mata a la gente se queda con menos candidatos. La población que antes solo se confinaba se ha vacunado y revacunado, y con las medidas de protección, como las mascarillas, le ha puesto las cosas mucho más difíciles al virus. Este coronavirus no hubiese evolucionado así si la gente no hubiese hecho las cosas bien. La reacción lógica del virus es infectar a los vacunados, que es justo lo que está haciendo la ómicron. Y donde probablemente insistirá: el virus no tiene opciones y nosotros tenemos unas vacunas magníficas, incluso tratamientos para quienes no les funcionen las vacunas. La opción que le queda es enfrentarse a eso. El virus está infectando a la gente vacunada y cada vez lo hará mejor. Tenemos que seguir contraactuando contra esto, con sistemas vacunales más sofisticados, o con tratamientos más eficaces. Es el diálogo que hay en cualquier pandemia. Siempre digo que son dos inteligencias biológicas.

–¿Las próximas vacunas serán las adaptadas a ómicron, como las que preparan Pfizer o Moderna, o cuando se administren serán ya obsoletas? ¿Hay que buscar una vacuna pancoronavirus? ¿O una vacuna esterilizante intranasal, como la de Luis Enjuanes e Isabel Sola?

–Luis es buen amigo. Y Mariano Esteban también. Es una línea inevitable, tenemos que mejorar los sistemas vacunales, porque el virus va a mejorar los sistemas de infección a los vacunados. No necesariamente, como ha demostrado, con una variante pura y dura de escape, sino que puede jugar con otras alternativas no tan radicales. Pero su proceso evolutivo va a mejorar cada vez más esa posibilidad de entrada. Por otra parte, las vacunas ARNm que tenemos y que son buenísimas, están basadas en el primer virus que vimos, que es el de Wuhan, y estamos en otro muy diferente. Nos viene bien que nos hayamos fijado en ese porque eso nos da la alternativa de mirar la nucleocápside precisamente para saber si nos hemos infectado o no. Pero hay que mejorar y actualizar las alternativas vacunales, igual que los tratamientos. Ahora están empezando los inhibidores de proteasa, los inhibidores de polimerasa y los anticuerpos monoclonales. De hecho, ómicron ya salió protegiéndose contra alguno de los anticuerpos monoclonales que tenía prevista la industria. Hay que pensar que el virus no solo hace una evolución pensando en lo que nosotros le ponemos delante.

–El virus siempre va por delante, como usted dice.

–Nosotros estábamos preparando monoclonales para bloquearlo, y la variante ya lo tenía previsto. Es decir, el virus hace autocrítica, lo cual es muy interesante. La gente le llama bichito, pero no está vivo [sonríe]. No es un bicho, es una máquina molecular extraordinariamente inteligente, entendiendo por inteligencia la capacidad de adaptación que tiene. Lleva muchos miles de millones de años haciéndolo, bastantes más que nosotros.

–El virus se anticipa a los hechos, mientras los humanos ya dan por concluida la pandemia. Al menos es lo que han decidido algunos países europeos.

–Es lógico, la pandemia no ha evolucionado de igual manera en todas partes. Aquí vamos por la sexta ola, en Colombia por la cuarta, en algunos sitios por la tercera... Probablemente los países occidentales, con mayor capacidad sanitaria, van con las ondas más avanzadas. Los otros países o no las han medido o no han tenido las mismas. Tampoco es lo mismo lo que pasa en Galicia que lo que pasa en Madrid, Barcelona, La Rioja o el País Vasco. No todos vamos al mismo tiempo, con los mismos ajustes y las mismas políticas. Y los perfiles de población son distintos. He participado en el comité clínico de la Xunta, y desde el primer momento la gran preocupación ha sido los mayores, las residencias, porque tenemos una población mayor muy grande. En las ucis son todo pacientes geriátricos. Es diferente a una población africana donde el más viejo tiene 35 años.

-¿Existe la posibilidad de que el virus evolucione de forma que afecte más a personas jóvenes, incluso a niños?

-Es previsible en función de los rangos de protección. Cuando hemos estado más protegidos desde el punto de vista vacunal y de confinamiento, el sesgo que toma la pandemia es hacia gente más joven. Al final le hará daño a la gente que esté en una situación más delicada, con otros problemas colaterales, en los que una infección por el virus sea determinante.

“Preveo más un alargamiento de meseta que un rebote por BA.2”

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–Se han detectado casos del sublinaje BA.2 de ómicron en Vigo. ¿Se hará dominante?

–Reviso lo que vemos todos los días y tenemos todavía algún alfa suelto... En cuanto a lo del “sigilo” del BA.2, hemos comprobado que nuestras técnicas de PCR son suficientes para detectarlo. Lo único es que en Dinamarca ha demostrado que se ha impuesto a los sublinajes BA.1 y BA.1.1, que son los que teníamos aquí. Estamos esperando a ver qué pasa. Eso va a depender más de dónde surjan los brotes y de la localización y circulación que del propio virus. La diferencia de transmisibilidad con los otros sublinajes es relativamente pequeña. También importa el momento. No esperaría, de entrada, un rebote como el delta-ómicron, que fue la caída de delta y un rebote de ómicron.

–¿Por qué?

–Porque vamos a seguir llamándole ómicron. Para llamarlo BA.2 tienes que secuenciar, y claro, no es lo mismo la capacidad y tiempo de secuenciación que la de la PCR.

–Entonces no prevé que ocurra lo de Dinamarca, donde la curva estaba bajando y cuando apareció BA.2 volvió a subir...

–Sí, pero era otra época del año. Si hubiese un momento de mayor movilidad de la gente... pero ahora estamos en caída tras un pico altísimo. Estamos viendo BA.1, BA.1.1, delta y algún alfa incluso. Y vemos que está entrando BA.2, pero en un proceso todavía de caída. Puede que sustituya a BA.1. Preveo más un alargamiento de meseta que un rebote por el que vuelva a subir la curva. Estamos ya en fase de mitigación, lo que quiere decir centrarnos en la gente que tiene síntomas. Ese es el elemento clave. Y quienes vayan a entrar en entornos delicados, como un hospital o una residencia de mayores. Eso es lo que tiene que preocuparnos.

-Es lo que ha dicho la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).

-Sí, soy de esa sociedad. Lo que nos tiene que preocupar a los médicos son los pacientes con clínica, la gente que está mal, no de la gente que está bien. De esa se tendrán que ocupar los políticos [sonríe].

-En Vigo se han detectado los primeros casos en Galicia y en alguna ocasión de España de casi todas las variantes: alfa, beta, delta, ómicron, BA.2… ¿Es por las características de Vigo, sus conexiones internacionales por la pesca y la industria, o porque aquí se secuencia mucho y bien?

-Creo que aquí se secuencia mucho y bien. El equipo de secuenciación de la doctora Sonia Pérez Castro [Microbiología del Chuvi] lo hace muy bien y está muy bien apoyado por el equipo del doctor Víctor del Campo [jefe de Medicina Preventiva del Chuvi]. La culpa se la echo a Sonia y a Víctor.  

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