Dificultad para respirar, cansancio extremo, dolor muscular, cefalea, trastornos digestivos, dificultad para concentrarse y fallos de memoria… Son algunas de las secuelas, de las más de doscientas que se han identificado, del llamado COVID persistente. Se trata de una enfermedad derivada el coronavirus que, según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), padecen aproximadamente un 15 por ciento de los pacientes adultos contagiados por el COVID-19, y entre un 5 y un 10 por ciento de los niños que han pasado la enfermedad, de acuerdo al último informe epidemiológico de Sanidad. Cifras preocupantes sobre todo en el panorama actual, donde la variante ómicron ha disparado las cifras de contagio en todo el mundo.

Investigadores del Institute for Systems Biology (ISB), en Estados Unidos, han identificado varios factores que se pueden medir en el punto inicial del diagnóstico de COVID-19 que anticipan la probabilidad de que un paciente desarrolle COVID persistente.

Los factores ‘PASC’ que han descubierto los investigadores son la presencia de ciertos autoanticuerpos, diabetes tipo 2 preexistente, niveles de ARN del SARS-CoV-2 en la sangre y niveles de ADN del virus de Epstein-Barr en la sangre. “Identificar estos factores es un gran paso adelante no solo para comprender el COVID prolongado y tratarlo potencialmente, sino también qué pacientes tienen mayor riesgo de desarrollar afecciones crónicas”, señaló el doctor Jim Heath, coautor correspondiente del trabajo.

Asimismo, sugieren que la administración de antivirales muy temprano puede potencialmente prevenir efectos del COVID persistente. “El COVID prolongado está causando una morbilidad significativa en los sobrevivientes de COVID-19, pero la patobiología no se conoce bien”, explicó el doctor Jason Goldman, coautor del artículo y experto en enfermedades infecciosas.

“Ciertos hallazgos, como el estado bajo de cortisol en pacientes con COVID prolongado, tienen el potencial de trasladarse rápidamente a la clínica. Nuestros resultados forman una base importante para el desarrollo de terapias para tratar la COVID prolongada”, señaló.