No se conocen las causas de la esclerosis múltiple (EM), enfermedad que puede llegar a ser altamente incapacitante y que afecta a unas 50.000 personas en España y cerca de 3.000 en Galicia, pero el principal sospechoso habitual ha sido en los últimos años el virus de Epstein-Barr (VEB), el patógeno que causa la mononucleosis infecciosa, conocida como “enfermedad del beso”, ya que se transmite por la saliva. Haberla padecido, sobre todo en la infancia y la adolescencia, se ha considerado un factor de riesgo para padecer EM. Pero faltaban estudios epidemiológicos que confirmasen lo que en principio podría ser solo una correlación casual y no causal. Un macroestudio publicado ayer por la revista “Science” parece confirmar las sospechas.

Se trata de un análisis realizado por científicos de la escuela de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y que involucró durante dos décadas a 10 millones de jóvenes militares de las fuerzas armadas de EE UU, de los cuales 955 fueron diagnosticados con esclerosis múltiple durante su periodo de servicio. Los autores del estudio destacan que el riesgo de esclerosis múltiple se incrementó por 32 después de la infección por VEB, pero no aumentó tras la infección con otros virus, incluido el citomegalovirus, que se transmite de manera similar.

Los científicos midieron en los militares los niveles de neurofilamentos de cadena ligera, un biomarcador de daño de los axones, los cuerpos de las neuronas que están recubiertos de mielina, una sustancia que protege dichas células nerviosas y que se degrada con la esclerosis múltiple, lo que provoca una interrupción de los impulsos nerviosos y, en último término, parálisis. Los niveles serológicos de dicho biomarcador aumentaron solo después de la seroconversión por VEB. “Estos hallazgos no pueden explicarse por ningún factor de riesgo conocido de esclerosis múltiple y sugieren que el VEB es la principal causa”, concluyen los autores de la investigación, encabezados por Kjetil Bjornevik.

Se calcula que el 90% de la población porta el virus de Epstein-Barr de forma latente. Solo una minoría desarrolla la mononucleosis infecciosa, enfermedad que cursa con fiebre alta y fatiga extrema y remite al cabo de unos días. Solo se pueden tratar los síntomas con paracetamol o aspirina. No hay cura, aunque para eliminar el virus se sugiere probar ciertos anticuerpos monoclonales.

Según el estudio, el mayor riesgo para la esclerosis múltiple es padecer la mononucleosis entre los 11 y los 19 años.

Una teoría para explicar el COVID persistente es que el SARS-CoV-2 podría interactuar con otros virus que tenemos “dormidos” en nuestro organismo, como el de Epstein-Barr.