“Donde hay desesperanza y pobreza siempre hay negocio si tienes visión de futuro”. Así se refirió ayer el periodista Antonio Pampliega (Madrid, 1982) a las mafias que nacen y se alimentan de las migraciones forzadas, como las que protagonizan miles de afganos desde que los talibanes tomaron Kabul y se hicieron con el poder, el pasado mes de agosto. Tras las dos primeras semanas, las noticias sobre el país cesaron, aunque esto no significa que todo vaya bien.

“Afganistán es uno de esos sitios del mundo donde la oscuridad lo oculta todo”

“Afganistán es uno de esos sitios del mundo donde la oscuridad lo oculta todo”, afirmó el reportero, especializado en conflictos bélicos y crisis humanitarias.

Respecto a esto, recordó que con el nuevo gobierno talibán ha vuelto la Sharia, la ley islámica que promueve los valores religiosos más fundamentalistas, y se ha instaurado la censura, la dictadura y el fin de los derechos fundamentales de libertad de expresión, prensa e igualdad de género y se permite la práctica del matrimonio forzado y el abuso sexual que supone para millones de adolescentes. Exactamente igual que hace veinte años, antes de que las tropas internacionales ocuparan el país como respuesta a los atentados del 11-S.

“El talibán no ha cambiado, aunque queramos blanquearlo”, afirmó el periodista, que estuvo ayer en el Club FARO presentando “Flores para Ariana” (Crossbooks), su primera novela, un relato que gestó y comenzó a escribir en octubre de 2015, en una celda en Siria, donde permaneció secuestrado por Al Qaeda durante diez meses. Se trata de una novela dura, sin edulcorar, que traslada a la ficción algunas de las historias que ha ido recogiendo durante años como corresponsal de guerra en Afganistán.

El libro narra la historia de Ariana, una niña de 14 años, que como muchas otras de Kabul, vive el horror de la guerra civil y el régimen talibán, que le niega toda libertad por haber nacido mujer. Con 16 años, cuando es violada por un hombre con el que la han obligado a casarse, siente que una fuerza, desconocida hasta entonces, la impulsa a luchar para salir adelante.

Pampliega explicó que Ariana y su historia son fruto de su imaginación, pero que bebe directamente de otras muchas historias de mujeres que ha ido conociendo durante los nueve años (de 2010 a 2018) que viajó a Afganistán.

“Se hace lo que se quiere con las mujeres. No hay leyes que digan que no se les puede pegar o violar”

En Afganistán las mujeres se venden, se maltratan, porque no hay leyes que digan que está mal pegar o violar a la mujer. Estamos hablando de un país que, a pesar de estar las tropas internacionales y de haberse introducido la democracia, sigue haciendo lo que ha hecho durante los últimos 500 años porque de las 35 provincias, solo 4 estuvieron dominadas por las tropas internacionales, el resto ha seguido estando bajo dominio talibán. Entonces, ¿para qué fuimos?”, se cuestionó.

Barreiro y Antonio Pampliega posan con "Flores para Ariana", el último libro del periodista Ricardo Grobas

Pampliega lamentó el escaso interés que tiene este país y sus habitantes para el resto de mundo. “Ya no se quiere apoyar a los afganos y yo entiendo que no se pueda emitir visados para todos, pero tampoco podemos ser indiferentes”, afirmó.

Él está intentando traer al equipo nacional de baloncesto femenino afgano, un total de 16 personas, sin éxito desde el pasado mes de agosto, como ya hizo con cerca de setenta personas. “No consigo a nadie que me abra la puerta”, afirmó.

  • Antonio Pampliega "Es vergonzoso el trato de Europa a los refugiados que vienen huyendo del infierno"

En la charla que mantuvo con el periodista vigués José Luis Barreiro, coordinador de la ONG Entreculturas en Galicia y Asturias, Pampliega auguró poco futuro a Afganistán bajo el yugo de los talibanes.

Antonio Pampliega durante la presentación Ricardo Grobas

“La clase media-alta que se gestó los últimos veinte años, y que representaba el futuro del país, ha tenido que huir, y aun así son los afortunados porque ha podido marcharse porque tienen dinero. Otros muchos tienen que quedarse, sin dinero y sin futuro”, argumentó el periodista madrileño, que hace unos meses fue padre de una niña, a quien ha llamado Ariana, el nombre con el que Alejandro Magno bautizó a Afganistán, y a quien desea que pueda ser una mujer que pueda elegir qué ser y con quién compartir su vida, algo que le está vetado a la Ariana de la novela.

 

Diez meses de cautiverio en una celda de Siria

A mediados de julio de 2015 tres periodistas españoles cruzan la frontera de Turquía en dirección a Siria. Es el duodécimo viaje a la zona de Antonio Pampliega. De repente una furgoneta les corta el paso y seis hombres armados los sacan del coche en el que viajan. Su contacto en la zona les ha traicionado. Desde ese momento y hasta su liberación transcurren diez meses. Casi 300 días de encierro de los que Antonio Pampliega se lleva la peor parte, porque desde octubre de 2015 y hasta el día en que por fin sale libre, el 7 de mayo de 2016, sus secuestradores, la rama de Al Qaeda en Siria, le mantienen en aislamiento, creyéndole un espía, en medio de golpes, humillaciones y amenazas.

“Intenté quitarme la vida para evitar sufrimiento a mi familia y también para quitarles a ellos la satisfacción de hacerlo”

El reportero plasmó esta experiencia en su anterior libro, “En la oscuridad” (Península, 2017), en el que, por primera vez, un periodista español narra un secuestro en Siria. Sin nadie con quien compartir la angustia de la situación, Pampliega trató en esos meses de mantener viva la esperanza escribiendo y memorizando un diario en el que reza por que sus compañeros sigan con vida y por salir algún día de su encierro.

Anotó todos estos pensamientos con una letra minúscula para poder aprovechar al máximo el cuaderno que le han proporcionado sus secuestradores. Cuando termina una hoja, la arrancaba y la doblaba en pequeños cuadritos para guardarla en el bolsillo. Estas anotaciones son también el germen de “Flores para Ariana”.