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Así viví 24 horas comiendo sobras: fui de moderna y salí escarmentada

¿Es posible comer todo un día con el excedente de los supermercados?, ¿sale más caro que una compra al uso?, ¿es saludable?: estas son las conclusiones tras un día “salvando comida” en una conocida aplicación

Recogida de paquetes en los establecimientos

Como sano, variado y no cuento calorías. No soy vegana, vegetariana, ni tengo ninguna alergia alimentaria. No suelo pedir a domicilio, aunque los fines de semana cae una pizza, hamburguesa o sucedáneo. Empiezo por aquí para que el lector se pueda hacer una idea del tipo de persona que escribe estas líneas y que le contará cómo es la experiencia de comer 24 horas las sobras de supermercados y otros establecimientos a través de una conocida aplicación. La conclusión: fui de moderna y salí escarmentada. 

La intención era crear un menú completo para un día -desayuno, comida, merienda y cena- salvando comida de varios establecimientos disponibles en la app "Too Good to go", pero sin recurrir a restaurantes que ya me diesen el trabajo hecho. Por suerte, en los últimos meses, en la plataforma han entrado muchas fruterías, pescaderías y tiendas con productos frescos. A día de hoy, muchos establecimientos españoles ofrecen lo que les sobra para luchar contra el desperdicio de alimentos.

Aspecto de la aplicación 'Too good to go'

El “experimento” comienza por echar un vistazo a todo lo que hay disponible en Oviedo, ciudad en la que vivo. No siempre hay packs para salvar porque la actividad comienza conforme se acerca la hora del cierre, por la tarde. El truco es guardar todos aquellos locales que puedan ser interesantes con la típica opción de marcar con un corazón. La aplicación no envía notificaciones cuando hay packs disponibles así que toca mirar cada cierto tiempo para lograr el botín.

Menú de sobras

Mi selección fue la siguiente: una pescadería, un supermercado y una cadena de cafés y bollería. Parecía lógico pensar que cubriría todas las comidas. Las recogidas suelen ser de siete a nueve de la noche. La primera parada fue la del supermercado. Hay que solicitar el paquete en caja y enseñar el código que genera la aplicación al hacer el pedido. Esperé a que la cajera quedase libre junto a un señor que iba a lo mismo que yo y se mostró encantado con la app. Eso sí, “tienes que comerlo todo entre hoy y mañana porque traen poca fecha”, me indicó. También me hizo una recomendación: salvar en una conocida pastelería de Oviedo porque daban una buena ración de pasteles por poco dinero. Sobre la marcha le hice caso y salvé un paquete de dulces como capricho. Antes de volver a casa recogí los pasteles y el otro pedido en la tienda de cafés para llevar y cruasanes. Me fue imposible salvar en la pescadería

Abrir los packs sorpresa es toda una experiencia porque uno siempre piensa que puede conseguir duros a cuatro pesetas. Por los 3,99 euros que me costó el pack del supermercado me vi con dos pizzas de “calentar y listo”, cuatro burritos precocinados y dos paquetes de vasitos de chocolate con nata. Con los 3,99 euros de la cafetería salvé un surtido de napolitanas y cruasanes que podían servir para desayunar. En la pastelería, por 4,99 euros me llevé una decena de coloridos pasteles. 

El resultado de los packs salvados en la conocida aplicación

He aquí la gran pregunta: ¿Qué voy a comer?, ¿pizza y dulces todo el día?. En un alarde saludable decidí buscar algo más en la aplicación. Encontré una tienda eco un poco lejos de mi casa, pero con buena pinta. Salvé un pack que describen en la plataforma como “productos ecológicos ‘feos’ o cercanos a la fecha de caducidad”. Llegué al establecimiento un poco antes de la recogida y decidí coger unas patatas que necesitaba. Mientras lo hacía, el dueño y la empleada cogían algunas cosas “feas” con desgana para meterlas en el pack sin saber que yo era la receptora. Ya en caja, pedí mis sobras. 

Me plantaron una caja de cartón enorme coronada por los dos puerros que acababan de coger delante de mí. Les pregunté qué tal la experiencia con la aplicación y la calificaron como “cómoda”. Más o menos le daban salida a un pack al día. “Antes me llevaba yo para casa lo que se iba poniendo feo”, comenta el dueño. Ese martes me lo llevé yo. 

Recorrí los primeros metros con una caja de unos 4 kilos en brazos con ilusión, hasta que me percaté de que quedaban 15 minutos a pie hasta mi casa y un liquidillo empezó a mancharme la mano. Paré con la intención de administrar mejor el peso y descubrí el pastel. Varias peras estaban machacadas y manchando toda la caja. Estaban excesivamente maduras y tuve que tirarlas en una papelera a pie de calle y fallar al objetivo del “experimento”: no malgastar comida. Lo mismo ocurrió con una fruta o verdura que no pude identificar. Tenía el aspecto de una patata pero estaba negra, arrugada y al tocarla escupía polvo. 

De este pack de 4,99 euros saqué -después de cribar- un tomate, dos puerros, tres cebolletas pequeñas, dos manzanas, unas uvas rojas, una cebolla morada y una lechuga. Comencé a cocinar para que no tuviese que terminar tirando más cosas e hice una crema de verduras mezclando un poco de todo. 

Resultado del menú con las sobras de los establecimientos

La cosa quedó así: bollería y una manzana para el desayuno, crema de verduras y un burrito para comer, un pastel a la merienda y pizza para cenar. Cabe decir que las cantidades de comida que salvé me dieron para comer varios días más. 

“Te llaman para preguntar qué pescado se llevaron porque como lo entregamos limpio y fileteado muchos no saben qué es”

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Ante la falta de pescado, llamé a una de las pescaderías ubicadas en el mercado ovetense de El Fontán que nunca tenían packs para salvar. “Solemos sacarlos los fines de semana, pero se venden muy rápido: metemos 10 paquetes y a la media hora están agotados”, me explica una dependienta. Va gente de todo tipo -”no solo juventud”- y hay personas que se llevan dos o tres un mismo día. “Luego te llaman para preguntar qué pescado se llevaron porque como lo entregamos limpio y fileteado muchas veces no saben qué es”, explica. Esto tiene un lado bueno porque “con el factor sorpresa descubres pescados nuevos y es una forma de probar cosas y hacer clientes”. 

Control de calidad

¿Qué controles pasan los establecimientos para entrar en la aplicación? “Todos reciben una formación sobre los productos que tienen que incluir en los packs”, me explica Carlos García, responsable de comunicación de la aplicación. El objetivo es que “cualquier negocio de alimentación que necesite ayuda con el excedente pueda utilizar la app”. Las nociones básicas para vender las sobras en la app son: “Tienen que ser productos de calidad, es decir, elaborados ese mismo día o que estén cercanos a alcanzar su fecha de consumo o su tiempo de vida útil, también en el caso de frutas y verduras aquellas denominadas como 'feas' porque no cumplen con el canon estético establecido por el mercado”, profundiza. La propia plataforma se encarga de establecer el valor de los packs de cada local”.

"Me gasté 17,96 euros en cuatro packs que aproveché a lo largo de varios días, pero cuyos ingredientes no permitieron llevar una dieta equilibrada"

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En total, me gasté 17,96 euros en cuatro packs que aproveché a lo largo de varios días, pero cuyos ingredientes no permitieron llevar una dieta equilibrada. No tiré nada -salvo los productos pochos ya citados- y sumé cuatro tantos a los más de 180.000 packs de comida que se han salvado en Asturias hasta la fecha. 

“Con la pandemia ha habido un gran cambio en la mentalidad y aumenta la preocupación por todo lo relacionado con la sostenibilidad, la crisis climática y qué podemos hacer cada uno para reducir nuestro impacto sobre el planeta. Reducir el desperdicio de comida es clave, no solo porque se aprovecharían mejor todos los recursos, sino porque reduciríamos nuestras emisiones. Se calcula que el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero son producidas por la comida que termina en la basura”. Ahí queda, a modo de conclusión, la reflexión del responsable de comunicación de la app. 

Mi moraleja: salvar comida no es sinónimo de hacer la compra y es mejor usar la plataforma solo en momentos puntuales y en aquellos establecimientos que ya hayamos comprobado la calidad del género. 

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