Datos analizados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) recogen que los municipios de menos de 10.000 habitantes han padecido en la última década una frecuencia de suicidios cinco puntos por encima de la que les correspondería por población: concentran el 25% de los suicidios, cuando por población deberían registrar el 20%.Expertos en la materia explican que muchos de estos lugares de mediano y pequeño tamaño están ubicados principalmente en Asturias, Galicia y Andalucía, zonas que han sufrido una importante pérdida de población como consecuencia del éxodo rural.Las aldeas y pueblos de la llamada España vacía, e incluso muchas poblaciones de hasta 10.000 habitantes, sufren una elevada incidencia de enfermedades mentales derivada del envejecimiento y la despoblación, todo lo cual incrementa la incidencia del suicidio.

Los municipios de menos de diez mil habitantes han padecido en la última década una frecuencia de suicidios cinco puntos por encima de la que les correspondería por población.

Así, especialistas en salud mental consultados por la agencia EFE coinciden en señalar que, en zonas rurales con dispersión de población, al aislamiento y al envejecimiento se suman el mal acceso a los servicios de salud y la alta incidencia de las enfermedades mentales.

Son datos que se confirman en el estudio 'Salud mental en datos', publicado por el Ministerio de Sanidad en diciembre del año 2020: el consumo de antidepresivos, ansiolíticos o hipnóticos/sedantes es mayor cuanto menor es el tamaño del municipio. Este consumo se incrementa también con la edad y, según datos del padrón del INE, a medida que se reduce el tamaño del municipio crece el porcentaje de personas de entre 65 y más años, que es superior a la media a partir de los 5.000 habitantes, y alcanza al 40 % en las aldeas de menos de 100 personas.

La despoblación como causa

Aun que en los últimos años esta tendencia se está frenando, el catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y Jefe del Servicio de esa misma área sanitaria, Julio Bobes, señala el efecto sobre la mala salud mental y el riesgo de suicidio que provoca la convergencia entre despoblación y biología: la emigración ha provocado que se hayan marchado "los más jóvenes y competentes".

La emigración ha provocado que se hayan marchado "los más jóvenes y competentes"

El resultado es una población envejecida y con mayor prevalencia de enfermedades mentales, explica, antes de recordar que el mundo rural está más aislado, y para las personas de mayor edad es difícil romper ese aislamiento a través de medios como internet, porque no son usuarios hábiles de las tecnologías digitales.