Las mujeres gestantes y las madres con niños menores de dos años en situación de riesgo o de exclusión tienen un hogar en el Centro de Inclusión Social Santa Isabel, más conocido como Hogar Santa Isabel, que gestionan las religiosas de la congregación Siervas de la Pasión. Este centro, que dispone de hasta diez plazas, constituye una verdadera torre de Babel en Vigo, ya que sus usuarias son de nacionalidades, religiones y razas distintas. En común tienen su vulnerabilidad, que al tener niños pequeños a su cargo es aún más dramática.

Detrás de cada una de ellas se esconde una historia marcada por una familia desestructuradas, la pobreza, el desarraigo y la violencia de género. “Cada una es única. Yo aprendo muchísimo de ellas. Son una lección de valentía y de fortaleza”, afirma María Soliño, trabajadora social.

La Fundación “la Caixa” ha aportado, en colaboración con CaixaBank, 15.000 euros a este centro, situado en Teis, que permitirá reforzar los servicios que prestan a sus usuarias. Según Soliño, les permitirá disponer de un servicio de asesoría jurídica para ayudar a las madres, extranjeras en su mayoría; reforzar los talleres dirigidos a mujeres y a niños, y mejorar las instalaciones.

El centro da cobijo a las usuarias mientras ser preparan para afrontar su autonomía, ofreciéndoles una ayuda individualizada, que incluye un programa de reinserción con talleres prelaborales –limpieza, atención sociosanitaria, nuevas tecnologías, cocina, costura...–, orientación psicológica, clases de educación para adultos, escuela de madres y actividades de tiempo libre.

“Muchas no saben qué hacer en su tiempo libre y este es un aspecto que también atendemos porque saber gestionar el tiempo de ocio es también muy importante para lograr su inserción social”, afirma.

Desde su creación en 1975, el centro ha dado acogida a 736 mujeres y a sus hijos. Gestiona, además, una guardería, concertada con la Xunta. Hasta hace unos años, se trataba de mujeres jóvenes, aunque de un tiempo a esta parte, la media de edad ha aumentado considerablemente. “Este año hemos atendido a varias madres de más de 35 años”, reconoce Soliño.

Dirigido por sor Julita, el centro cuenta, además de con las ocho religiosas de la congregación, con una integradora social, seis educadores infantiles y dos cocineras. Ahora está a punto de abrir su propia página web, que Soliño espera que contribuya a animar a la sociedad a colaborar con el centro. “Toda ayuda es bienvenida para poder continuar ayudando a estas madres”, dice.