El Ministerio de Sanidad empezó a cumplir este martes una petición que ya era un clamor entre científicos y periodistas: publicar los datos del COVID-19 desagregados entre población vacunada y no vacunada. Más allá de los ensayos clínicos, estas estadísticas demuestran en el mundo real la afirmación que ha realizado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que una persona que vive en España o Portugal, con porcentajes de vacunación en torno al 90% sobre la población diana, tiene 30 veces menos probabilidad de morir por COVID que en otros países con índices de vacunación muy inferiores.

En el informe que se puede descargar en la web de Sanidad figuran las tasas de contagiados, hospitalizados y fallecidos separadas entre vacunados y no vacunados, por 100.000 personas. Los datos recopilados por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) reflejan que entre el 20 de septiembre y el 14 de noviembre de 2021, la incidencia del coronavirus en personas completamente vacunadas fue muy inferior a la observada en no vacunadas. La mayor diferencia se percibe en personas de 60 a 80 años, con un riesgo de infección en personas vacunadas casi 8 veces menor, de hospitalización 18 veces menor y de fallecimiento 25 veces inferior respecto a las no vacunadas.

En el grupo de 30 a 50 años, la incidencia para los vacunados es 2 veces inferior respecto a cualquier tipo de infección y 10 veces inferior para hospitalización. Aunque las diferencias son menores, explica el documento de Sanidad, la incidencia en personas que han recibido una pauta incompleta de vacunación también es menor que en las no vacunadas.

Los datos demuestran, por tanto, que las vacunas reducen la incidencia considerablemente. Así, en la franja de edad 60 a 69 años, la incidencia de casos en la última semana fue de 23,5 entre los vacunados y de 181,5 entre los no vacunados (casi 8 veces más).

La protección frente al contagio de estas vacuna, que no son esterilizantes, ha estado sometida a cierta discusión, que ha puesto también en cuestión la utilidad del pasaporte COVID: algunos expertos sotienen que otorga una falsa sensación de seguridad. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, reconoció el martes que “pasado un tiempo los anticuerpos neutralizantes [que inducen las vacunas] van descendiendo”, y que esta protección ha estado sometida a un “proceso de revisión continua” que ha llevado a aprobar “dosis de refuerzo a ciertos colectivos”. Así, la mitad de los mayores de 70 años y un 12% de los vacunados con Janssen tienen ya dosis de refuerzo.

En cualquier caso, quedan cerca de 4,5 millones de españoles sin vacunar, y algunos países con coberturas de vacunación similares o superiores a la de España están registrando altos niveles de transmisión. Es el caso de Bélgica (1.700 de incidencia a 14 días), Irlanda (1.200) y Dinamarca (900). La obligación de utilizar la mascarilla en interiores, que se ha mantenido en nuestro país, es probablemente lo que nos diferencia de otros países, pero llegan semanas de cenas de amigos y de empresa en las que se quitarán.