La ley antitabaco, que entró en vigor hace 15 años, convirtió a bares, discotecas, lugares de trabajo o el transporte público en sitios libres de humo, pero no ha logrado reducir el número de fumadores. La última encuesta del Ministerio de Sanidad –con datos de 2019-2020– revela que un 32,9% de los españoles de entre 15 y 64 años consume tabaco a diario, un porcentaje similar al de antes de aprobarse la normativa. Por ello, los expertos creen que ha llegado el momento de reformar la ley y reorientarla a frenar el consumo, especialmente entre los más jóvenes. “La ley no nació con el objetivo de que se dejara de fumar sino de proteger a los no fumadores en sus puestos de trabajo para que no respirasen aire tóxico y en ese sentido ha sido un éxito”, reconoce la neumóloga gallega Julia Tábara, quien, sin embargo, cree que ha llegado el momento “de dar un paso más y ampliar la ley para ayudar a que los jóvenes no caigan en esta adición”.

Una opinión que comparten desde la Sociedad Española de Neumología (SEPAR), donde fijan cinco medidas “irrenunciables” que el Gobierno debe incluir en la reforma de la ley antitabaco: subir el precio de la cajetilla y optar por un empaquetado genérico, regular los cigarrillos electrónicos, ampliar los espacios sin tabaco y mejorar la asistencia sanitaria para quienes quieren dejar el hábito.

Si uno de cada tres adultos españoles reconoce que fuma a diario, la tasa baja ligeramente al 26,5 por ciento entre los jóvenes de 15 a 24 años, pero es un pocentaje que “preocupa” a los neumólogos, ya que “es un consumo diario alto, comparado con otros países europeos”, señala el coordinador del grupo de tabaquismo de la Separ, el especialista gallego Carlos Rábade, quien afirma que pese a que la actual ley antitabaco “fue muy importante en diferentes aspectos”, es el momento “de mejorarla y de evolucionar”. El objetivo principal ahora, aseguran los expertos, es reducir el número de fumadores ya que recuerdan que solo en España el tabaco causa 60.000 muertes el año. Desde la Separ instan a Sanidad –que se encuentra elaborando un borrador de la nueva normativa– a tomar cinco medidas clave.

Aumento del precio.

“En España es muy barato fumar, en países como el Reino Unido o Francia una cajetilla vale el doble”, señala el doctor Rábade, que apuesta por subir el precio “ya que está demostrado que esto ayuda a reducir el consumo, sobre todo entre adolescentes”. Los neumólogos no solo piden encarecer las cajetillas tradicionales sino subir /el precio de cualquier modalidad: tabaco de liar, pipas de agua, e-cigarrillos o puros.

Etiquetado genérico.

En la misma línea que la medida anterior y con el objetivo puesto en que el tabaco resulte menos atractivo para los jóvenes, los expertos instan a que España opte, como ya han hecho otros países, por cajetillas genéricas sin logos ni imágenes de las compañías tabaqueras. “Hay estudios en países como Australia que demuestran que esta medida ayuda a reducir la atracción sobre el producto”, indica Rábade. “Evitar la publicidad, que no aparezca la marca en la cajetilla influye mucho”, añade Tábara, que apuesta también por “campañas informativas en los colegios”, ya que recuerda que la edad de inicio en el tabaco “está entre los 13 y 14 años”.

Regular y equiparar los cigarrillos electrónicos al tabaco.

Es una vieja reivindicación de los neumólogos que recuerdan que, erróneamente, en los inicios se comercializaron los e-cigarrillos como un método para dejar de fumar, cuando no es así y alertan de que son peligrosos ya que el consumidor ingiere igual nicotina u otras sustancias de los cartuchos. Los expertos piden que tanto los cigarrillos electrónicos como otros dispositivos que calientan, pero no queman tabaco tengan la misma regulación (de publicidad, uso y espacios libres de ellos) que los cigarrillos tradicionales. “Hay que igualarlos al tabaco porque vienen con diseños que son un reclamo para los jóvenes y causan también una adicción porque enganchan”, dice la doctora Tábara.

Más espacios libres de humo.

Después de conseguir que no se pueda fumar en cualquier espacio público cerrado –desde hostelería hasta centros de trabajo o todo tipo de transportes– y algunos al aire libre (inmediaciones de hospitales, por ejemplo), los neumólogos instan a ampliar los espacios al aire libre que deben estar libres de humo y optan por prohibir fumar en playas, parques infantiles, estadios deportivos y plazas de toros así como mantener la medida instaurada durante la pandemia de no fumar en las terrazas de la hostelería. “Algo positivo de estos meses fue impedir el tabaco en las terrazas, la gente fumadora se levantaba y se aceptó con normalidad”, indica Tábara. “Hay que poner todos los medios para proteger a los no fumadores”, añade Rábade. “Vemos muchos casos de pacientes que eran fumadores pasivos”, recuerda Tábara.

Mejorar la asistencia sanitaria para dejar de fumar.

“El tabaquismo es una enfermedad que produce toda una serie de consecuencias para la salud y por ello es necesario una red de ayuda para dejar el hábito de calidad, que haya unidades de tabaquismo en cualquier sitio de España”, indican desde la Separ, desde donde también demandan que se financien todos los tratamientos para dejar el pitillo, incluidos las terapias sustitutivas de la nicotina como son los parches y chicles.

Consejos para decir adiós al pitillo

Interés serio, persistencia y no tirar la toalla si se produce una “lógica” recaída son los ingredientes clave para conseguir con éxito dejar de fumar, según los expertos, que dan una serie de consejos para lograr este objetivo.

Cantidad.

La neumóloga Julia Tábara asegura que lo ideal es dejar de golpe de fumar y no engañarse reduciendo poco a poco la cantidad. “Esto solo funciona a corto plazo, una semana, y si se fumaba mucho, por ejemplo dos cajetillas al día”, señala esta especialista del Hospital de A Coruña.

Espacios.

La Separ aconseja retirar de todos los espacios de casa artículos relacionados con el tabaco como mecheros o ceniceros y si se convive con un fumador que procure no hacerlo delante de uno al menos los primeros días..

Rutinas.

Conviene reflexionar sobre en qué momentos del día uno fuma para intentar modificar ciertas rutinas y evitar la tentación. Por ejemplo, si uno suele desayunar y tomarse el primer cigarrillo antes de ducharse, un truco puedo ser invertir el orden, ducharse primero y desayunar fuera en un sitio donde no se pueda fumar. Otra fórmula, según Separ, es modificar el desayuno para que parezca algo distinto y no se asocie al pitillo.

Coche.

Si se suele fumar al ir o venir del trabajo, un truco puede ser modificar el itinerario, encender la radio y cantar (lo que impide fumar). Si en un atasco se ve a otro conductor con un cigarro conviene recordar los motivos que llevaron a uno a dejar el hábito de fumar (mejoras en la salud, los hijos o el ahorro).

Deporte.

Expertos aseguran que realizar ejercicio a diario ayuda a dejar de fumar.

Recaídas.

Los médicos recuerdan que las ganas por un pitillo desaparecen en el plazo de 5 minutos. Si se marcan retos diarios y no a largo plazo es más llevadero.