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El embuste como estilo de vida: del falso coma de 35 años al inventado presidio en Mauthausen

De izquierda a derecha: Enric Marco, Paco Sanz y Tania Head

El caso del gallego Manel Monteagudo, que esta semana reconoció que nunca había estado en coma, tras haber afirmado en varios medios de comunicación haber permanecido 35 años en ese estado, es la última de muchas biografías inventadas que han pasado a la historia universal del embuste.

El caso del gallego que afirmó haber estado 35 años en coma trae a la memoria otros célebres impostores | No han faltado quienes se han beneficiado de su falso papel de víctimas

A José Manuel Blanco Castro, nombre real del escritor, cabe reconocerle su rápido y público arrepentimiento. Su embuste con tintes literarios se antoja un tanto venial en comparación con los de otros personajes que se beneficiaron de su falso papel de víctimas de graves lacras, como el cáncer, el terrorismo o la represión nazi, o de otros que convirtieron la falsedad en su estilo de vida para estafar y lucrarse. Estos son solo algunos de ellos:

El hombre que nunca estuvo en Mauthausen

El sindicalista catalán Enric Marco, que en abril cumplió cien años, es especialmente sangrante. Secretario general de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), fue presidente en España de la Amicale de Mauthausen, institución que recuerda la trágica historia del campo de concentración nazi. Dio charlas en colegios, apareció en programas de televisión y llegó a pronunciar un emotivo discurso ante el Parlamento español en 2005, poco antes de que el historiador Benito Bermejo Sánchez apuntase graves inconsistencias en el relato.

  • Desmontando a Enric Marco

    Javier Cercas analiza al falsario que fue durante años la cara de los españoles en los campos nazis

Marco no solo no había colaborado con la resistencia antinazi francesa, sino que estuvo en la Alemania de Hitler ejerciendo como trabajador voluntario al servicio de la industria bélica alemana.

Enric Marco

Tras destaparse la falsedad, regresó precipitadamente a España desde Austria, donde iba a participar en las conmemoraciones de Mauthausen el 8 de mayo de 2005. Posteriormente admitió sus mentiras, aunque aseguró que todo lo hizo con buena intención divulgativa. El escritor Javier Cercas escribió sobre él la novela biográfica “El impostor” (2014).

La falsa víctima del 11-S

La barcelonesa Alicia Esteve Head llegó a ser presidenta de la Red de Supervivientes del World Trade Center, pese a que no estaba en las Torres Gemelas de Nueva York durante los atentados del 11 de septiembre de 2001. Fue el “New York Times” quien en 2007 descubrió las inconsistencias del relato de Tania Head, como así se hacía llamar. Después “La Vanguardia” descubrió su verdadera identidad. Era hija de un empresario condenado a prisión, junto a su hijo –hermano de Alicia Esteve– por falsedad documental.

Alicia Esteve Head

El “hombre de los mil tumores”

El caso de Paco Sanz se destapó hace menos de un lustro. Recaudó una gran cantidad de dinero tras aparecer durante años en multitud de medios de comunicación, asegurando que padecía una enfermedad rara sin cobertura sanitaria pública, y que la enfermedad comprometía su vida. Su relato dramático convenció a numerosos famosos, como Santiago Segura, José Mota, Carlos Herrera o Dani Mateo, que apoyaron su causa.

Es cierto que padecía una dolencia rara, el síndrome de Cowden, pero caracterizada por tumores benignos, y recibía tratamiento. Fue el escritor Alejandro Ruiz quien comenzó a investigar el caso en 2015 e interpuso una denuncia. La Audiencia Provincial de Madrid le condenó en febrero pasado a dos años de prisión y la devolución de unos 37.000 euros a veinte estafados.

Demara, “El gran impostor”, ejerció la cirugía de guerra sin ser médico

El “gran impostor”, cirujano improvisado

Conocido como “El gran impostor”, el estadounidense Ferdinand Demara, que en diciembre cumpliría cien años, se hizo pasar por ingeniero civil, ayudante del sheriff, monje benedictino, abogado, psicólogo, profesor y cirujano, entre otras ocupaciones. No se lucró demasiado con sus imposturas, y sus cirugías salieron bien porque –según explicó– consultaba libros médicos antes de aplicar el bisturí. A bordo de un destructor canadiense, durante la guerra de Corea, llegó a extraer una bala alojada cerca del corazón de un soldado. Tras aparecer en numerosos medios de comunicación fue desenmascarado. Murió en 1982 siendo ministro baptista. Su historia inspiró un libro y una película, “El gran impostor” (1961), protagonizada por Tony Curtis.

“Atrápame si puedes”

Otra vida impostada que dio el salto a Hollywood, de la mano de Steven Spielberg, fue la del estadounidense Frank Abagnale Jr., actual director de la compañía financiera que lleva su apellido. Maestro de la falsificación de documentos, fingió ser piloto comercial, pediatra y abogado, llegando a trabajar en la oficina del Fiscal General de Luisiana (EE UU).

Con sus fraudes amasó más de 2 millones de euros en 26 países, en buena parte gracias a su habilidad para fabricar cheques falsos. En 1969 fue detenido en Francia, donde cumplió una breve pena de prisión, y posteriormente condenado en su país a 12 años en una prisión federal. El Gobierno de EE UU le sacó de prisión a cambio de colaborar en la lucha contra el fraude. Su vida inspiró la película “Atrápame si puedes” (2002), protagonizada por Leonardo DiCaprio.

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