Un antidepresivo barato y de uso común, la fluvoxamina, reduce el riesgo de hospitalización en pacientes de COVID diagnosticados tempranamente y con factores de riesgo, como diabetes, hipertensión, cardiopatía, obesidad, tabaquismo o cáncer, entre otras patologías. Así lo indican los resultados de un amplio ensayo clínico aleatorizado, publicados este jueves en The Lancet Global Health. El medicamento redujo en dos tercios la necesidad de hospitalización e hizo caer drásticamente el riesgo de muerte: solo un paciente de COVID que recibió fluvoxamina falleció, en comparación con 12 que recibieron un placebo.

Lo más positivo de estos resultados es que la fluvoxamina, prescrita principalmente para el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y la depresión, es un fármaco que lleva 30 años administrándose con seguridad y que un tratamiento de diez días cuesta menos de 4 euros.

Ya había habido estudios con resultados prometedores, pero no tan grandes como este, sobre 1.500 pacientes brasileños, la mayoría no vacunados, y realizado por científicos de Canadá, Estados Unidos y Brasil.

El efecto de la fluvoxamina no es antiviral, sino antiinflamatorio: puede reducir la producción de moléculas inflamatorias, llamadas citoquinas, que pueden “desarrollarse por la infección del coronavirus SARS-CoV-2”, dice Angela Reiersen, de la Universidad de Washington en San Luis (EE UU) y coautora del texto. La fluvoxamina es un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), actúa aumentando la cantidad en el sistema nervioso de serotonina, neurotransmisor implicado en la regulación de los estados de ánimo.

Este ensayo aleatorio fue desarrollado por el colectivo Together, que en junio del pasado año comenzó a probar la eficacia de ocho tratamientos que serían especialmente beneficiosos en países con escasos recursos y acceso limitado a las vacunas. Un inconveniente es que la fluvoxamina no figura en la lista de medicamentos esenciales de la OMS, a la que sí pertenece otro ISRS, la fluoxetina, considerado el antidepresivo más eficiente y utilizado en el mundo, y para el que también se han realizado varios estudios para investigar sus propiedades contra el COVID-19.

Aunque las vacunas son eficaces, los científicos no dejan de buscar tratamientos eficaces y baratos. La farmacéutica Merck anunció que permitirá la producción libre de patente del molnupiravir, un antiviral oral en investigación que reduce el riesgo de hospitalización en pacientes con COVID-19 leve a moderado en un 50% en ensayos clínicos de fase III provisionales.

Este jueves se anunció también que el tratamiento contra el COVID-19 con sotrovimab, anticuerpo monoclonal de GSK y Vir Biotechnology, reduce hasta un 79% el riesgo de hospitalización o muerte por cualquier causa el día 29, en comparación con el placebo, según los resultados intermedios del estudio de fase III publicados en la revista “New England Journal of Medicine”.