Las estafas informáticas se han disparado por la pandemia, al igual que todos delitos cometidos a través de internet. Únicamente el 2% de las denuncias por estafa informática llegan al juzgado, según la memoria del servicio de delitos informáticos de la Fiscalía de Barcelona. “Se quedan en la policía por falta de datos para poder investigar o por autor desconocido”, afirma el fiscal encargado de este departamento, Roberto Valverde.

Esa preocupación por el aumento de ciberdelitos es de ámbito estatal. La memoria de la Fiscalía General del Estado expone la situación el “aumento drástico” del uso de internet por las restricciones del COVID y el impulso del teletrabajo. “Se constata claramente como los delincuentes han sabido aprovechar la vulnerabilidad derivada” de esas circunstancias “y acomodar a dicho fin la planificación y ejecución de sus criminales acciones”, destaca. Los delincuentes, recalca, “han ido perfeccionando” su dinámica y su capacidad de “ocultarse en la red”, sirviéndose de diversos mecanismos que permiten en anonimato, con lo que estas operaciones defraudadoras “se han ido complicando progresivamente”. Cada vez es más frecuente que se realicen por grupos organizados y, en ocasiones, internacionales.

El fiscal Valverde sostiene que la compra y venta fraudulenta por internet es la estafa informática por excelencia. Es decir, adquirir un producto anunciado en una página web (en ocasiones creadas para tal fin) y nunca recibirlo, pero también se incluyen en este apartado los compradores que no pagan. Otro método frecuente y del que alertan los cuerpos policiales en el phishing, que consiste en abrir un mensaje de móvil o un correo electrónico para obtener el número de tus cuentas bancarias y la clave de acceso para vaciarla, o también para controlar tu ordenador mediante un programa informático.

“Las estafas a través de internet se adaptan a la actualidad. En 2020, recibimos varias denuncias en relación con el cobro de los ertes (regulación temporal de empleo) que surgieron a raíz de la pandemia del covid”, asegura el sargento de la Guardia Civil Severiano Labrada. La fórmula más común que están usando los piratas es enviar correos electrónicos masivos en los que la Seguridad Social informa al remitente que se va a proceder al desembolso de la prestación pero que es necesario aportar una serie de datos personales y al pinchar en el enlace para concluir la operación, se está entregado toda esa información personal a los delincuentes.