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La inmunidad híbrida planta cara al virus

Los pacientes que se infectaron y después recibieron una dosis de la vacuna presentan una resistencia mayor ante el COVID-19 que la que asegura la pauta completa

Cada vez hay más evidencia científica de que la inmunidad natural generada tras la infección por SARS-CoV-2 combinada con la adquirida con la vacunación ofrece una protección mayor y más duradera frente al COVID-19 que la que confiere la pauta de vacunación completa sola o el contagio en sí. Así lo indican diferentes estudios científicos, como los realizados por investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) y de la Universidad de Washington (Estados Unidos), publicados recientemente en la revista científica “Science”. Es lo que se denomina inmunidad híbrida.

“Se ha visto en distintos estudios, que personas que pasaron la infección y recibieron la vacuna tenían unos niveles de inmunidad muy potentes, por lo que no es necesaria una segunda dosis de vacuna [la pauta marcada por la mayoría de los laboratorios fabricantes son dos pinchazos]”, explica África González, catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo (UVigo).

Aunque el concepto de inmunidad híbrida pueda resultar novedoso, no es un fenómeno nuevo del SARS-CoV-2. “Ya se conocía para otros patógenos y está mediado sobre todo por las células B y T de memoria”, comenta la especialista. Un ejemplo, es el virus del herpes zóster, cuya vacuna ofrece una protección muy potente cuando se administra a personas que previamente se han infectado.

“No podemos esperar a obtener inmunidad híbrida de forma deliberada”

África González - Catedrática de inmunología

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África González, catedrática de inmunología

África González, catedrática de inmunología

La inmunidad híbrida parece ofrecer una protección más fuerte que la infección o la vacunación por separado incluso contra las nuevas variantes del coronavirus. “Es importante decir que el virus muta, pero también nuestros anticuerpos pueden hacerlo y entre ellos el sistema escoge el que mejor reconozca al virus”, explica la inmunóloga.

Respecto a si la durabilidad de la inmunidad híbrida también es mayor que la natural por infección o la adquirida por la vacunas, la catedrática de Inmunología prefiere ser cauta. “La duración final aún no la sabemos. Lo que se sabe, por ahora, es que es más potente que la alcanzada por la infección sola o por la vacunación sola”, explica.

La experiencia clínica corrobora también la potente respuesta de la modalidad de infección más vacuna a la hora de evitar una posible reinfección. Según afirmó hace unos días el responsable del Servicio de Urgencias del Hospital Ramón y Cajal y vicepresidente de la Sociedad de Medicina de Urgencias de Madrid, César Carballo, en este centro hospitalario se están viendo más casos de personas vacunadas que se han contagiado de coronavirus que pacientes reinfectados tras haber superado la infección.

“Como decía antes, esto no es nada nuevo y tiene todo el sentido desde el punto de vista inmunológico. La infección activa la producción de anticuerpos que protegen las mucosas y, por ello, es más difícil tener reinfección en personas que ya pasaron la infección”, explica la inmunóloga.

Personal sanitario, trabajando en un laboratorio de COVID. EFE

Pero, ¿la inmunidad híbrida en el caso de quienes se han vacunado primero y se han infectado después es igualmente potente? La respuesta es no. El orden en cómo el sistema inmunitario ve el virus, si es completo o solo una parte es importante.

“Hay que recordar que la vacuna solo contiene la proteína S (Spike) del virus y se da de forma inyectada, por lo que la infección posterior activaría las células de memoria frente a esta proteína. La respuesta potente se adquiere con infección primero y vacunación después. En el caso contrario: tras la vacunación se forman anticuerpos (muy específicos) frente a la proteína S. Si después de vacunarnos nos contagiamos y entra el virus completo, los anticuerpos rodean a los virus e impiden que se activen linfocitos B nuevos. Es como si mandaran esta señal a nuestra inmunidad: ‘No vengáis, que ya estamos nosotros para combatir el virus’”, explica la inmunóloga.

Y esto es así porque la inmunidad que se adquiere de forma natural como la que proporcionan las vacunas contra el coronavirus constituyen “caminos diferentes hacia la protección”, tal y como afirman investigadores del Instituto de Inmunología de La Jolla y de la Universidad de California (EE UU) en un estudio que publica la revista científica “Science”, que también evidencia que la inmunidad híbrida ofrece una respuesta “mayor a la esperada”.

Esta protección ya se conocía por otros patógenos, como el del herpes zóster

La inmunidad híbrida no solo puede obtenerse con la combinación de infección y vacuna. También puede adquirirse con la combinación de vacunas que tengan un distinto modelo de activación y que puedan inducir una respuesta inmunitaria más potente (sinergia) que por separado. En este sentido, recuerda que algunos estudios, como el llevado a cabo por el Instituto de Salud Carlos III, han mostrado que emplear una vacuna de un tipo como un vector viral y posteriormente una vacuna de ARN mensajero (ARNm) también da muy buenos resultados y potencia de forma importante la inmunidad. En cualquier caso, es crucial que el sistema inmunitario se active muy bien la primera vez que ve a un patógeno.

“Para combinación de vacunas que fueran muy diferentes, por ejemplo, de ARNm y con virus vivo atenuado, hay que tener muy en cuenta el orden de administración y aunque habría que hacer estudios, el sistema inmunitario debería ver primero la vacuna con el virus atenuado y luego la de ARNm”, sostiene.

Aunque la inmunidad híbrida se presenta como la mejor en el caso del coronavirus, intentar adquirirla de forma intencionada no es una opción. “Si la infección es asintomática o con pocos síntomas, un refuerzo con la vacuna muestra un alto nivel de protección que es superior a la que se genera con la infección en sí, o con las dos dosis de vacuna. Pero no tenemos que olvidar que sufrir la infección puede llevar a enfermedad grave, secuelas y muerte, por lo que debemos intentar evitar la infección sobre todo en las personas más vulnerables. No podemos esperar a obtener inmunidad híbrida de forma deliberada”, sostiene la inmunóloga.

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