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La franja de mayores de 80 años es la única en la que suben los casos COVID

Una sanitaria administra la vacuna a una mujer Gustavo Santos

La curva de casos COVID en Galicia ha tomado un camino descendente, tras la fase de meseta, por lo que se empieza a ver la luz en esta quinta ola. Así lo explicaron las autoridades sanitarias gallegas tras reunirse el comité clínico de expertos y decidir aliviar un poco más las restricciones (más aforo permitido en hostelería y ocio nocturno): es que el número de casos en activo COVID parece estabilizarse en todas las franjas de edad excepto en una, curiosamente, la de los mayores de 80 años, que se resiste a bajar. Al contrario, la cifra total de infectados/as en estas edades ha subido ligeramente. Los brotes detectados en los últimos días en residencias de mayores han contribuido a la subida, según expertos.

La incidencia acumulada a 14 días (número de casos por 100.000 habitantes) es de 237 en mayores de 80 años (el martes llegó a 244) mientras que hace una semana se situaba en 213, lo que supone un incremento del 11%, según datos aportados por el Ministerio de Sanidad. Quizás no llame tanto la atención el incremento, tímido, son unos 24 casos más en el indicador a 14 días tomando como referencia la última semana, como que sea el único nivel en el que no se percibe un descenso de la curva a estas alturas de la quinta ola. Si se observan las cifras en el ámbito nacional también aumenta en esta franja (+ de 80 años) en una semana (de 292 a 254). La incidencia en Galicia es inferior.

El descenso más pronunciado en este tiempo se percibe en las franjas de edad que protagonizaron esta ola, de 12 a 19 años y de 20 a 29 años. En el primer caso la incidencia pasa de 1.513 el día 10 de agosto a los 982 de ahora, prácticamente 500 casos menos. De 20 a 29, de 1.545 a 1.012 casos por 100.000 habitantes. Incluso en el tramo de menores de 11, sin ningún vacunado/a, la incidencia a 14 días baja de 633 la semana pasada a 457 ahora.

Pendientes de Europa

En cuanto a los fallecidos, (más de 2.500 durante toda la pandemia en la comunidad gallega) el perfil sigue siendo de personas mayores de 80 años diagnosticadas con COVID y con otras patologías. De hecho, el 44% de los fallecimientos están en la franja de 80 a 89, el 26% mayores de 90 y el 19%, de 70 a 79 años. Todo ello lleva de nuevo a pensar en la necesidad (o no) de administrar una tercera dosis para reforzar la inmunidad. Los expertos indican que los mayores y personas vulnerables (inmunodeprimidos o inmunodeficientes) son los candidatos de mayor prioridad. Serán los organismos reguladores los que decidan en los próximos días si España aplicará esa dosis de refuerzo a la población mayor y/o con patologías. En las residencias de mayores en Galicia, las Consellerías de Sanidade y de Política Social ordenaron este verano medidas específicas ante la quinta ola: más cribados en trabajadores y control de los usuarios que salen unos días (PCR al regreso).

Una sanitaria administra la vacuna a una mujer. FDV

Luz sobre dosis de refuerzo la próxima semana

El aumento de las interacciones durante el verano hace que el virus fluya con mayor facilidad, un factor que puede afectar también a los mayores. Pensando en las residencias, por ejemplo, los usuarios pueden salir y también reciben visitas. “En aquellos centros en los que se detecta un brote, mientras este no se estabiliza, se suspenden las actividades de grupo y también las visitas y las salidas de los residentes”, como explicó Política Social tras las últimas medidas establecidas este verano.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) se pronunciará la próxima semana sobre la administración de una tercera dosis de vacuna. España estará pendiente de esta decisión. El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud analiza las evidencias científicas que existen sobre este tema.

Israel, por ejemplo, empezó a aplicar la tercera dosis de Pfizer el mes pasado a personas inmunodeprimidas y ya la aplica a todos los mayores de 50 años y al personal sanitario. Estados Unidos quiere iniciar el refuerzo con esa tercera dosis en septiembre.

Desde la Sociedad Española de Inmunología (SEI) consideran que para acreditar la necesidad de esa tercera dosis hay que medir la inmunidad celular y humoral en inmunodeprimidos, inmunodeficientes, en tratamiento inmunosupresor o personas con inmunosenescencia (las personas mayores tienen un deterioro del sistema inmunitario que puede mermar la eficacia de vacunas). “Por otra parte, si comienza a haber muchas reinfecciones por nuevas variantes habría que plantear una nueva vacuna que cubriera bien, no una tercera dosis”, expresa África González, inmunóloga. La Organización Mundial de la Salud (OMS) comenta, según González, que no hay datos que apoyen la pérdida de inmunidad en este tiempo y que debe priorizar la vacunación global a gente que aún no ha recibido ninguna dosis. Si no se apoya a países con altas tasas de contagio pueden surgir nuevas variantes, como ya se ha visto con la alfa, beta gamma, delta y lambda.

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