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El calvario de la joven que grabó su propia muerte

Suicidio eutanasia

Fueron años de sufrimiento, de visitas a especialistas, de médicos, de pruebas y de búsqueda desesperada de unas respuestas que nunca llegaron. S. F. Ll., la joven de 35 años que el pasado miércoles se quitó la vida a las cinco de la madrugada en Oviedo, vivió una angustia física y mental que se agravó en los últimos años.

El 26 de enero de 2020, la joven insistía en pedir ayuda a través de internet. “¡Hola a todos! Todavía estoy esperando un diagnóstico de confirmación, quería preguntarles si alguno de ustedes tiene problemas para tragar y alimentarse”.

Pese a que ella misma explicó en sus redes sociales que su neurólogo había descartado que padeciese Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), la joven asegura tener todos los síntomas. En marzo del año pasado narraba en internet sus dolencias para concluir: “[...] mi neurólogo sigue diciendo que no es ‘als’ (ELA). He estado en cama durante 6 meses y mi vida se vuelve más difícil cada día y mis síntomas empeoran. Vivo en España, donde no hay muchos especialistas en esta enfermedad. Me puedes dar tu opinión”.

La presidenta de la Asociación de ELA de Asturias, María José Álvarez, afirma que S. F. Ll. no estaba afiliada a su entidad y que no puede asegurar “haber hablado nunca con ella”. En la unidad de tratamiento de ELA del HUCA tampoco tienen constancia de que figure entre los casi 140 pacientes de toda Asturias que están en tratamiento por esta enfermedad. No es descartable que fuese tratada en otra comunidad autónoma. La fallecida lamentaba en redes sociales no haber obtenido un “diagnóstico específico”, y añadía que “una de mis hipótesis es ‘msac’”. Se refiere entonces a la Atrofia multisistémica, un tipo cerebeloso, una enfermedad rara.

Buscó desesperadamente respuestas, algún médico que le dijese qué era lo que tenía, lo que provocaba sus síntomas. Viajó por toda España, visitó especialistas y recurrió con insistencia a foros de internet, muchos de ellos fuera de España y de dudosa fiabilidad. Quienes conocieron a esta chica que, pese a haber nacido en León, estaba afincada en Cangas del Narcea, sabían que tenía un grave problema y conocían su obsesión por buscar información sobre enfermedades. Temían un final fatídico si no encontraba la ayuda que necesitaba.

Veía que su estado degeneraba, que la muerte era irremediable y decidió que sería ella quien pusiese punto final. Acompañada de dos miembros de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), a la que pertenecía, reservó una habitación en un hotel ovetense y en la noche del martes, una dosis de barbitúricos terminó con su vida. Cuando llegó la Policía Nacional a la mañana siguiente, se encontró una carta dirigida al juez, una tarjeta de vídeo con la grabación de su propia muerte y el bote de medicamentos, que había comprado por internet un año antes.

La joven no recurrió a la ley de eutanasia, aprobada recientemente, porque dudaba de cumplir los requisitos. La norma empieza a funcionar en el Principado. El consejero de Salud, Pablo Fernández, explicó ayer en la Feria de Muestras que “en Asturias están preparados los dispositivos para recibir toda solicitud que pueda haber y resolverla con la agilidad necesaria”.

Esos mecanismos son el observatorio de muerte digna, “creado en mayo”, y la comisión de garantías, “creada por decreto y con sus miembros ya nombrados”. Según señaló el titular de Salud, “tendrán una reunión la semana que viene para empezar con la actividad normal de responder a las solicitudes”. Fernández aclaró que “a esta comisión solo llegan los casos en los que hay discrepancia entre paciente y médico”. “Está todo preparado, por lo tanto no tiene por qué haber un retraso en absolutamente nada”.

La fallecida buscó mil y una soluciones para todos sus síntomas y al final decidió ser ella misma quien pusiera el punto final. Dejó testimonio de ello y explicaciones. Todo está en manos del juzgado de instrucción número 4 de Oviedo, que será el encargado de aclarar lo ocurrido mediante la pertinente investigación y cerrar así la tragedia.

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