Después de culminar con ‘Glass’ la trilogía que comenzó con ‘El protegido’, el director norteamericano M. Night Shyamalan vuelve a demostrar en ‘Tiempo’ que es un maestro a la hora de utilizar las herramientas del lenguaje cinematográfico con el reto de generar suspense y tensión y componer un exquisito ‘thriller’ hitchcockiano con elementos sobrenaturales que termina convirtiéndose en una reflexión existencial en torno a la fugacidad de la vida. La película llega este fin de semana a las salas de cine.

–¿Cómo conoció Castillo de arena, la novela gráfica de Frederik Peeters y Pierre Oscar Lévy, y qué elementos le interesaron más a la hora de adaptarla?

–Me la regalaron mis hijos por el Día del Padre, creo que hace unos ocho años. Llevaba tiempo queriendo hacer una película que integrara una serie de elementos y no sabía cómo encajarlos. Quería hacer algo totalmente diferente, que diera mucho miedo y que al mismo tiempo estuviera impregnada de un humor negro y macabro. Algo provocador, impactante, misterioso, que generara emociones viscerales en el espectador. Y todos esos ingredientes estaban presentes en ese cómic, así que no podía desaprovechar la oportunidad de adaptarlo.

–¿Tenía pensada rodarla antes de la pandemia?

–Ya tenía todo preparado para rodarla cuando estalló la pandemia. Al principio no creíamos que fuera a ser tan grave y en marzo todavía teníamos la esperanza de poder ponerla en marcha en junio. Qué ilusos. Entonces el mundo se paró por completo. Pero eso nos dio la oportunidad de volver a la película, al guion, para repasarla casi por completo. En el fondo fue un regalo poder dedicarle más tiempo al guion, a los storyboards, a la planificación. Tuve una imagen mucho más nítida de cómo quería abordar la película a nivel visual, cómo sería cada plano. Y el casting de actores se benefició también de eso a la hora de preparar sus personajes.

–Supongo que fue extraño hablar de una serie de temas que de alguna forma nos han afectado en el último año: encierro, aislamiento, ansiedad, miedo, problemas mentales...

–A veces hay películas que están fuera de su tiempo y otras, sin embargo, que encajan a la perfección en el momento en el que aparecen, como si se tratara de una alineación cósmica. Es rarísimo. A nosotros nos costó enfrentarnos a todos esos temas que comentas porque de alguna manera los acabábamos de sufrir, y seguramente en el espectador despertarán una serie de sentimientos mucho más intensos que si no hubiera existido la pandemia.

–Por lo tanto, hay un mensaje pospandemia que no había previsto en un principio.

–Yo creo que todos hemos visto trastocada nuestra noción del tiempo. Un día encerrado en casa puede hacerse eterno, ¿no? En el caso de la película, es una vida entera, pero sí, efectivamente, creo que todavía sentimos los efectos del aislamiento, de la distancia social y la película cobra otro sentido.

–Hacía mucho tiempo que no veía una película en la que cada movimiento de cámara fuera tan importante a la hora de contar la historia. ¿Cómo concibió la puesta en escena?

–Me gusta pensar que soy un cocinero de sushi que tiene que rentabilizar al máximo los ingredientes que utiliza. No soy de desperdiciar, prefiero pensar que tengo lo mínimo para cocinar y a partir de ahí lo preparo todo, lo cuezo en mi cabeza. Por eso, intento no caer en la tentación en hacer más grandes mis películas de lo que son, meterles muchos efectos CGI y cosas así. Hay directores que hacen cosas maravillosas con ellos, pero yo no podría hacer esas grandes superproducciones porque intento ser lo más minimalista y artesanal posible.

–Para usted el aspecto visual y el narrativo van íntimamente unidos.

–En este caso todavía se ponía más de manifiesto. Cada decisión repercutía en la atmósfera y en la tensión que se debía crear. ¿Por qué un gran angular para filmar la playa? ¿Por qué una cámara moviéndose independientemente alrededor de los personajes? Porque todo eso era importante para generar esa sensación de que algo raro pasa con el tiempo, para que el espectador pudiera sentir esa extrañeza. Puedes intentar contar lo que tú quieras, pero sin toda esa planificación secuencial, sin toda esa coreografía, no funcionaría igual.

–A nivel narrativo, ¿qué temas quería abordar?

–Los personajes de la película nunca parecen haberse sentido cómodos en su relación con el tiempo. Recuerdan algo que sucedió en el pasado, piensan en cosas que podrían haber ocurrido, se reprochan decisiones o echan de menos aquello que se han perdido. De pronto todo empieza a pasar demasiado rápido, y ya no hay espacio para el futuro y eso les causa pavor. Así que los únicos que encontrarán algo de paz en esa playa son los que vivan el presente.

–¿Cómo eligió el casting, sobre todo en el caso de los personajes que vemos en diferentes edades?

–Elegí un grupo de edad, los que representaban de los 15 a los 30. Y a partir de ellos, los mayores y los pequeños. Creo que cuando Thomasin McKenzie y Alex Wolff aparecen en la película, se convierten en los verdaderos protagonistas, sobre ellos pivota toda la acción. Comienzas con el punto de vista de una generación, la de los padres (Vicky Krieps y Gael García Bernal) y terminas con la siguiente, con la de sus hijos. Me pareció un truco de guion interesante.

–En esta película el escenario, la playa, se convierte en un personaje más.

–Intento que sea así en todas mis películas. Si ruedo en una casa, esa casa lo es todo. En este caso teníamos una playa preciosa rodeada de rocas. Un paraíso que de repente se convierte en prisión. Me gusta esa yuxtaposición de conceptos, un espacio al aire libre que se vuelve claustrofóbico y terrorífico.

–He leído que con esta película quería que el espectador se sintiera como si estuviera viendo un capítulo de The Twilight Zone, pero también se pueden rastrear otras referencias. ¿Quizás Luis Buñuel y El ángel exterminador?

–Es una gran, gran influencia. De hecho, uno de los personajes decía una frase que al final cortamos y que se refería explícitamente a El ángel exterminador. Qué película tan perturbadora, creo que me volví loco cuando la vi. Gracias por recordármela, no olvidaré mencionarla como influencia directa de Tiempo a partir de ahora.