Los ingresos hospitalarios continúan en aumento en muchas comunidades como Galicia, Cantabria, Extremadura, Baleares, Madrid y Cataluña, en la que además suben los pacientes críticos, mientras sigue el incremento diario de contagios.

En Cataluña había ayer 2.132 personas hospitalizadas con COVID, 117 más que el sábado, de las que 490 se encuentran en estado grave en la UCI, diez más que en la víspera.

Como consecuencia de la alta ocupación hospitalaria, las defunciones se han disparado: entre el 15 y el 21 de julio fallecieron 86 personas por COVID-19 en Cataluña, cuando a principios de mes eran 14 los fallecidos semanales.

La Comunidad de Madrid notificó ayer 1.865 contagios y seis fallecidos, dos menos que el sábado, aunque la presión hospitalaria sigue creciendo y, con 1.070 ingresados (163 en UCI), casi dobla la del domingo pasado, cuando había 554 pacientes.

Ante esta situación, y en plena quinta ola, la mayoría de las comunidades están endureciendo sus restricciones en el ocio y las reuniones entre no convivientes, y siete de ellas han solicitado o tienen ya autorizado el toque de queda nocturno.

Asturias, Aragón y Canarias han pedido a la Justicia el toque de queda para limitar la movilidad nocturna de la población, medida admitida desde el pasado viernes en Navarra los fines de semana y días festivos, mientras seguirá vigente esta semana en Cantabria, y se ha ampliado en Cataluña y en la Comunidad Valenciana.

Anoche entró en vigor un toque de queda nocturno, que se prolongará hasta el 16 de agosto, en 77 municipios de la Comunidad Valenciana, en los que viven 2,6 millones de personas, más de la mitad de la comunidad, entre los que se encuentran Alicante, Benidorm, Calpe, Denia, Sagunto, Oropesa y Peñíscola.

La comunidad que no se plantea de momento toque de queda es Madrid, según el consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Enrique López, quien también ha dicho que tampoco se contempla la vuelta a las mascarillas en el exterior.

Cataluña estudia cancelar vacaciones a los sanitarios

El conseller de Salud de Cataluña, Josep Maria Argimon, considera “una posibilidad real” la cancelación de las vacaciones del personal sanitario ante la elevada presión en este ámbito derivada de la evolución del coronavirus, al entender que estos profesionales nunca se plantearían desatender a la población. Argimon advierte también que, con las desprogramaciones generalizadas en el ámbito sanitario para poder atender mejor los casos de COVID, se está gestando “una ola silenciosa que no vemos y que llegará más tarde”.