El movimiento docente 'Sin notas' defiende un modo más eficaz de evaluar al alumno -que no se base en exclusiva en la calificación numérica- y cree que la repetición sirve de poco si no se acompaña al estudiante hacia la mejora y la adquisición del conocimiento.

'Sin notas' nace de la mano de un grupo de profesores de distintas etapas educativas que se inspiran en el movimiento internacional 'Gradeless', explica a Efe la profesora universitaria Belén Palop, una de sus cofundadoras. "La idea no es cambiar los números por un aprobado o un suspenso, sino sustituir los números por una explicación de hacia dónde tiene que ir ese niño" con problemas, generando al mismo tiempo un plan de acción que le ayude a su correcto aprendizaje.

A juicio de la ingeniera en Informática y doctora por el programa de Matemática Aplicada por la Universidad Politécnica de Cataluña, cuando se cambia la forma de evaluar se modifican "un montón de cosas, de modo casi natural". La clave es si el aprendizaje "lo voy a dirigir con números o con una evaluación formativa" que acompañe y ayude al niño.

Según esta profesora de la Facultad de Educación de Segovia (Universidad de Valladolid), "es más fácil para el alumno y para la familia que se le informe en qué se debe mejorar que darle un número sin más". "Un cinco es solo un cinco y no genera una planificación de trabajo. El final de la evaluación tiene que ser el plan de acciones y un cinco no me lleva a esto", insiste la cofundadora de 'Sin notas', un movimiento nacido hace pocos meses en España y con implantación en el mundo anglosajón.

"Puedes poner un examen y entretenerte en sacar numeritos o sacar conclusiones. No es más trabajo para el profesor sino un cambio de mentalidad", añade Palop, que también trabaja en proyectos nacionales e internacionales para el diseño de proyectos de educación STEAM (Matemáticas, Ingeniería y Tecnología). Subraya que la ley obliga a dar una nota final y, en función de los niveles educativos, "es hasta necesario; como la Universidad que expide un título que garantiza una serie de competencias finales", pero en las etapas no universitarias "debería ser una evaluación formativa, cuyo único objetivo es que el alumno aprenda".

En cuanto a la repetición -la Lomloe establece que debe ser una medida excepcional-, Palop señala que mantener a un estudiante "sin más, no funciona; la cuestión es qué hacemos a final de curso con quien no ha adquirido las competencias suficientes. Si hubiera habido una evaluación formativa no nos plantearíamos esto en junio". Si la tasa de repetición se sitúa en un 25% en Educación Secundaria, ¿eso significa que está fallando sexto de Primaria de forma brutal engañando a todos los niños o esto significa que no sabemos qué hacer cuando alguien nos viene de Primaria sin algo que creemos que es esencial? Creo que es más bien lo segundo".

Por tanto, razona, el docente debe ir a dónde el alumno no consiguió adquirir los necesarios conocimientos. Palop, explica, se encuentra con alumnos del primer curso del Grado de Matemáticas con lagunas en temas de fracciones o porcentajes y la forma de ayudarles es regresar con ellos a etapas de enseñanza muy anteriores para corregir dichos déficits.

El debate profundo no es la dicotomía "repetir sí o no", sino qué apoyos y refuerzos se necesitan para rellenar las lagunas de aprendizaje, concluye esta experta en didáctica de la matemática. Según el último informe PISA repetir curso no mejora ni las competencias ni el rendimiento de los alumnos españoles, que casi triplican el promedio de repetición de la Unión Europea.