“Vacuna = nuevo genocidio” o “ARN = peligro”, son algunos de los mensajes inscritos en los muros de la sala de fiestas de la comuna de Lans-en-Vercors, al sudeste de Francia. Este espacio público debía acoger un nuevo centro de vacunación, pero la madrugada del viernes un grupo de antivacunas vandalizó el espacio dejándolo inservible. El centro de inmunización de la comuna de Urrugne, en el País Vasco francés, fue destruido por las llamas la noche del sábado. Según las primeras investigaciones, se trata de un incendio intencionado. Ambos sucesos ocurrieron en un fin de semana de protestas contra las restricciones destinadas a contener la quinta ola de coronavirus.

Ayer comenzó la andadura parlamentarias del proyecto de ley sobre las nuevas restricciones: la vacunación obligatoria de los empleados de centros hospitalarios y geriátricos, y de todos aquellos trabajadores en contacto con personas frágiles; y la extensión del pase sanitario –que puede contener un certificado de vacunación o un test COVID negativo– a restaurantes, bares, centros comerciales y transportes de larga distancia. El texto recibió ayer el visto bueno del Consejo de Ministros, llegará a la Asamblea Nacional a última hora de hoy martes y el jueves pasará al Senado. El proyecto legislativo será aprobado a finales de semana.

Este paquete de medidas, anunciado hace una semana por el presidente francés, Emmanuel Macron, ha despertado la cólera de los antivacunas, a los que se excluye de la vida pública. “Esta vez se queda usted en casa, no nosotros. No tengo que sacrificar mi vida por los que no se vacunan”, dijo Macron, que explicó que el personal médico q no esté vacunado no podrá ir a trabajar ni recibirá un salario.

El sábado, cerca de 114.000 personas se manifestaron en toda Francia para protestar contra la política de vacunación y la ampliación del uso del pase sanitario. Las protestas coinciden con un fuerte repunte de los contagios en el país, relacionados con la variante delta. “Francia vuelve a superar el umbral de alerta con una tasa de incidencia de más de 50 [casos] por cada 100.000 habitantes, un aumento del 80% en una semana, [cifras] sin precedentes desde el inicio de la crisis”, alertó el portavoz del Gobierno, Gabriel Attal.

El secretario de Estado de Asuntos Europeos de Francia, Clément Beaune, apuntó ayer la “posibilidad” de imponer toques de queda focalizados ante el repunte de contagios. Ya la semana pasada, el presidente, Emmanuel Macron, apuntó a 200 casos por cada 100.000 habitantes como nivel de alerta asociado con un aumento de la presión hospitalaria para poner en marcha “medidas de frenado” localizadas. El departamento central de Pirineos Orientales, fronterizo con Cataluña, ya ha anunciado un toque de queda entre las 23.00 y las 6.00 horas en bares y restaurantes.

El secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, dijo ayer que Francia está extrayendo lecciones de la desescalada demasiado rápida e “imprudente” en España para intentar evitar tener que aplicar restricciones más duras, y por eso se han reforzado los controles a la entrada, que serán sistemáticos en los vuelos y selectivos en las fronteras terrestres.