Si te dicen que hay gente que puede vivir sin un corazón real, de primeras quizás pensarás que se trata de androides del futuro que han venido a nuestro presente a recordar a toda la humanidad que somos unos debiluchos. Pero no. Se trata de algo que ocurre actualmente y prueba de ello es la historia de Stan Larkin, que a sus 23 años pasó 555 días viviendo con un corazón artificial temporal (TAH) de seis kilos hasta que, en 2016, le trasplantaron uno de los de verdad. Sí, más de año y medio con un dispositivo que sustituía a su corazón real haciendo circular la sangre a todas las partes de su cuerpo. Y hay más.

El caso de Larkin no solo es sorprendente porque vivió sin este órgano vital para cualquier vida, también porque, además, llegó a jugar a baloncesto con sus amigxs. Eso dejó muy impresionado Jonathan Haft, profesor asociado de la Universidad de Michigan que realizó la cirugía. “Prosperó mucho con el artefacto (…) Aunque no estaba pensado para que jugara al baloncesto (…) Stan empujó esta tecnología hasta sus límites”, recordó a Science Daily.

Hasta aquí entendemos lo fuerte que es esta historia para la ciencia, ¿pero cómo llegó Larkin a vivir esta situación? La repuesta es una miocardiopatía familiar, que también tenía su hermano Dominique y que provoca una insuficiencia cardíaca que puede afectar sin avisar previamente, incluso entre personas súper sanas. "Ambos estaban muy, muy enfermos cuando los conocimos por primera vez en nuestras unidades de cuidados intensivos”, dijo el profesor Haft y añadió: "Queríamos hacerles trasplantes de corazón, pero no tenían suficiente tiempo”. Es decir, ellos no podían esperar a que apareciera un donante, que a veces tarda años en llegar, por lo que su mejor salida fuese el TAH.

¿Qué es un exactamente un TAH y cómo funciona?

Y sí, ahora te preguntaras: ¿qué es exactamente un TAH y cómo funciona? Se trata de un dispositivo que está diseñado para salvar vidas de personas a quienes el corazón les falla del todo y no les basta con artefactos cardíacos normales, que normalmente ocupan un solo lado del corazón. El TAH funciona en los dos lados y, en ocasiones, los pacientes necesitan quedarse en el hospital para ser monitorizados, pero afortunadamente, Stan pudo vivir sin corazón fuera del hospital gracias a un controlador portátil llamado Freedom, que llevaba en su mochila y mantenía con vida su corazón artificial hasta que, por fin, a sus 25 años recibió un nuevo órgano.

"Fue una montaña rusa emocional”, dijo en su momento a Science Daily al hablar de un hecho que marco un antes y un después en su vida y, además, le dio aún más fuerzas. ¿La razón? Si con un TAH pudo jugar al baloncesto, con un corazón de verdad sentía que era capaz de casi todo: "Dos semanas después del trasplante ya siento que podría salir a hacer footing mientras hablamos”. Y, sobre todo, no le faltaron palabras de gratitud para esos desconocidos que, de algún modo, le devolvieron a la vida: “Quiero agradecer al donante que me lo ha hecho llegar. Me gustaría conocer a su familia algún día".