Científicos de 17 organizaciones internacionales reclaman en un documento una estrategia coordinada de comunicación para incrementar la confianza en la vacunación contra el COVID-19 y que no se deje atrás a los colectivos en riesgo de exclusión social.
El artículo ha sido publicado en la revista “Communications Medicine”, del grupo de “Nature”, y está firmada por 14 prestigiosos investigadores, entre ellos los gallegos Sonia Villapol, neurocientífica en el Houston Methodist Research Institute (Houston, Estados Unidos) y Alberto García-Basteiro, epidemiólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
Ha liderado esta publicación el ISGlobal, centro impulsado por la Fundación “la Caixa” y en el que trabaja el autor principal, Jeffrey V. Lazarus.
Este epidemiólogo norteamericano, que vive y trabaja entre EE UU, Barcelona y Dinamarca, explica a FARO desde Colorado (EE UU) que, aunque España “va bien” en la vacunación, no sería justo compararla con Estados Unidos, donde el proceso se ha estancado y no se ha llegado al 70% prometido por el presidente Biden para el 4 de julio.
Nuestro país, sostiene, debe compararse con Reino Unido –líder europeo– y otros países de Europa Occidental. “Me gustaría saber el porcentaje de vacunación en los grupos marginalizados y entre los sin techo, en alberges o en la Cañada Real, entrevistando a las ONG que trabajan con usuarios de drogas y emigrantes no documentados”, comenta Lazarus.
El autor principal del artículo científico, en el que han participado sociedades científicas, hospitales, universidades y organizaciones dedicadas a la salud pública, la inmunología y la lucha contra la desinformación en salud, señala que el objetivo del 70 por ciento de población vacunada se fijó en España “para empezar, para el verano, pero con la variante delta tenemos que llegar al 80% y no podemos dejar atrás a ningún colectivo”.
“Con la variante delta tenemos que llegar al 80% y no podemos dejar atrás a ningún colectivo”
“Las campañas de vacunación están siendo lastradas por los bulos, lo que dificulta que se pueda vacunar a la población, especialmente a colectivos más marginales, como migrantes, personas sin hogar, usuarios de drogas, algunas minorías étnicas o personas desfavorecidas, a los que no llegan las campañas de vacunación”, resume Lazarus.
Especializado en campañas contra el VIH –el virus del sida– y la hepatitis B, el investigador estadounidense señala que existen maneras de vacunar a los colectivos marginalizados, a través de ONG u organizaciones de la comunidad, pero que las autoridades aún no lo permiten.
“Nos dejan llevar la vacuna de la hepatitis B a los emigrantes en las afueras de Barcelona, mi equipo va cada domingo a vacunarlos, pero no nos dan la vacuna del COVID, que en este momento es más importante”
Lazarus no cree que haya un rechazo a vacunar a estos colectivos, sino que “simplemente no les ha dado tiempo de pensarlo”. Hace un llamamiento a aprobar “una estrategia nacional y en cada comunidad autónoma, como han hecho en el País Vasco, para llegar a las poblaciones marginalizadas, involucrar a las ONG y que a la gente que tiene problemas para llegar a los hospitales y otros centros de vacunación se les dé la posibilidad de vacunarse en la comunidad”. Esta vacunación podría realizarse mediante unidades móviles.
En cuanto a los bulos, Jeffrey V. Lazarus recuerda que “se sigue diciendo que las vacunas no funcionan, que la inmunidad no va a durar, que son peligrosas y que solo sirven para ganar dinero, después de un año testando y medio año vacunando. Que miren a la situación de los mayores comparados con los menores: tenemos un rebrote enorme entre los jóvenes y los mayores vacunados no están en el hospital ni mueren”.
Los autores del documento reclaman a las autoridades políticas difundir ampliamente información precisa sobre la vacunación con un lenguaje sencillo, con imágenes si es necesario. A los profesionales sanitarios les piden asesorar a los pacientes sobre la seguridad de las vacunas. A los científicos, realizar investigaciones sobre la vacunación y la disposición a vacunarse, y contribuir a programas de comunicación basados en evidencia. A los expertos en informática, colaborar con los profesionales de la salud en la creación de herramientas para detectar y responder a la información falsa sobre la vacunación. Y a los periodistas, proporcionar información basada en pruebas y fácil de entender sobre la importancia de que todo el mundo se vacune y seguir entrevistando y citando a los principales expertos contrastados para dar a conocer las vacunas contra el COVID-19.
Entre los autores del estudio figuran también José María Martín Moreno (Universidad de Valencia), Quique Bassat (ISGlobal), Marcos López Hoyos (Hospital Marqués de Valdecilla, Santander) y Miquel Oliu-Barton (Université Paris-Dauphine).