La gestión de la crisis abierta por el macrobrote de coronavirus originado en viajes de estudios a Mallorca y extendido a buena parte de España se topó el fin de semana con un motín. La mayoría de los 268 estudiantes de la península aislados en la isla intentaron volver a sus casas en barcos o aviones sin hacerse una PCR ni cumplir la cuarentena. En los hoteles donde se alojaban se vivieron momentos de tensión que obligaron a intervenir y mediar a las fuerzas de seguridad, según informó ayer “Diario de Mallorca”, periódico de Prensa Ibérica, grupo al que pertenece FARO. Esta situación llevó al Gobierno balear a ordenar, mediante una resolución de la Dirección General de Salud Pública, su “confinamiento forzoso en régimen de aislamiento, bajo custodia policial” en el Hotel Palma Bellver, habilitado para estos casos. Según el último balance oficial, 196 jóvenes ya se encontraban ayer al mediodía en este establecimiento puente (el domingo eran 175) y quedaban otros 72 pendientes del traslado.

La alarma fue creciendo durante toda la semana, cuando empezaron a detectarse cientos de casos positivos en Galicia, Comunidad Valenciana, Madrid, País Vasco, Murcia, Aragón, Castilla-La Mancha y Andalucía. Brotes asociados a los viajes de fin de curso que durante junio han reunido en Mallorca a miles de estudiantes, por los que hay ya más de 850 infectados. Los jóvenes de diferentes provincias empezaron a mezclarse en los barcos que los llevaban a la isla y ya en tierra participaron en macrobotellones y conciertos multitudinarios. Según la Consejería de Salud balear, se detectó una “escasa o nula observancia de las medidas de seguridad y prevención del contagio” durante su estancia.

La avalancha de casos llevó al Ministerio de Sanidad a recomendar el jueves un cribado masivo, tanto de los que seguían en la isla como de los que habían regresado a sus ciudades. La consejería inició el viernes el dispositivo de rastreo en los siete hoteles donde se alojaban 268 adolescentes y jóvenes, considerados contactos estrechos, para trasladarlos al hotel covid del paseo Marítimo, donde debían quedar aislados y someterse a una PCR. La Guardia Civil, la Policía Nacional y el personal sanitario se ya de madrugada a los establecimientos de S’Arenal para iniciar la evacuación en ambulancias. Pero se toparon con una rebelión.

La inmensa mayoría de los estudiantes –y sus padres– se negaron al traslado e intentaron marcharse de Mallorca cuanto antes, sin hacerse una PCR ni cumplir la cuarentena. Según recoge la resolución de la directora general de Salud Pública balear, se produjo “un intento de elusión masiva de la realización de esta prueba, intentando partir por vía aérea o marítima de la isla”. La tensión fue en aumento y las fuerzas de seguridad tuvieron que intervenir para apaciguar los ánimos y mediar. El motín generalizado hizo que el sábado por la tarde solo 33 de los 268 jóvenes hubieran sido trasladados al Hotel Palma Bellver. Las agentes montaron guardia permanente tanto en ese establecimiento como en los siete de S’Arenal donde seguían alojados los estudiantes.

Ante esta situación y las dudas legales que generó, la directora general de Salud Pública dictó el domingo de madrugada una resolución amparada en nueve textos legales –tanto autonómicos como estatales– para “ordenar el confinamiento forzoso bajo custodia policial en el Hotel Palma Bellver de un total de 235 personas, contactos estrechos de diversos ciudadanos positivos”. La orden establece que algunos de ellos deberán estar aislados allí durante diez días y otros podrán marcharse si dan negativo en las pruebas diagnósticas.