“Castilla ha perdido la identidad que sí conservan otros pueblos españoles”. Con esta afirmación, el escritor Lorenzo Silva explicaba ayer en el Club FARO una de las repercusiones históricas que pudo tener la épica Revuelta de los Comuneros, que culmina en 1521 tras la batalla de Villalar y que inspira en su V centenario su última novela histórica, “Castellano” (Planeta”. El autor, que fue presentado y entrevistado por el periodista Rafael Valero narró cómo la experiencia personal de narrar esta historia le supuso una especie de viaje a esa identidad oculta, casi disuelta que se fue deshaciendo desde la derrota comunera.

“Castilla, un pueblo que en 1520 se levantó contra el gran señor de Europa -Carlos V- por su abuso de poder al imponer una subida de impuestos, está hoy repartida en cinco o seis comunidades depende si contamos Murcia) que con territorios sin conexión entre sí”, indicó, a la vez que dijo sentirse cómodo al construir, en su novela, “Una identidad poética, que es inclusiva, frente la las construidas políticamente, que tienen a ser cerradas y exclusivas”.

El proyecto para abordar esta historia surgió hace una década al escuchar en su coche la canción dedicada a los comuneros de El Nuevo Mester de Juglaría. “De esa revuelta tenía una somera idea proporcionada por la historia que nos enseñaban en el colegio, que se limitaba a poco más que Bravo, Padilla y Maldonado habían sido degollados porque eran como una china en el zapato de Carlos V”, explico. El poema épico cantado le conmovió y le llevó a indagar en sus antepasados -es de ascendencia castellana y andaluza- Y la pandemia le dio el tiempo necesario para poder tenerla rematada en la conmemoración del V centenario.

Su labor de investigación le llevó a profundizar en la historiografía sobre las comunidades, las cartas de los personajes involucrados y las misivas que se enviaban las ciudades que se unieron en la revuelta. “Con todo el material en la mano me di cuenta de que había una historia que no se había llegado a contar de manera inteligible con todo lo que llevaba detrás”. Y es que, según destacó, esa revuelta es poco conocida porque “a los historiadores los lee poca gente y las novelas que se han hecho o han sido de circulación restringida o se han centrado en algún personaje, pero no acertaron a trasladar la realidad”.

El literato decidió comenzar la narración en primera persona incluyendo en la novela su búsqueda de la historia, algo que, según dijo, ya le había ocurrido cuando para escribir “El nombre de los nuestros” sobre la guerra de Marruecos y en honor a la memoria de su abuelo Lorenzo, viajó al país norteafricano y acabó publicando además dos libros de viaje. También le sucedió, según dijo, al abordar la biografía de José Aranguren Real, el general que mantuvo leal a la Guardia Civil en Barcelona en 1936 y acabo siendo fusilado por Franco en 1939.

Lorenzo Silva destacó que la revolución comunera, si bien no pretendía un cambio de régimen e monarquía a república, sí pretendía “anteponer el interés del reino frente al del monarca”, estaba argumentada con propuestas hechas “por los mejores juristas de Valladolid y por una doctrina política del equipo más avanzado de Europa, el de la Universidad de Salamanca; y no fue estamental, sino que unió al pueblo común con l burguesía y la pequeña nobleza de 14 de las 18 ciudades castellanas que establecen lazos de solidaridad”. Yendo más lejos en la historia, Silva llegó a decir que “cuando los franceses se alzaron en 1789, recogen alguna de las ideas de Juan de Mariana”, el teólogo español implicado en la Revuelta Comunera.

Además de los tres conocidos líderes abatidos, Bravo, Padilla y Maldonado, Lorenzo Silva descubrió otros personajes muy interesantes, entre los que mencionó a Bernaldino Ríos, un abogado brillante que llega a escribir que el reino no tiene solo el derecho de defenderse ante el monarca sino también defender l monarca de sí mismo”, María Pacheco, la viuda de Padilla que se convierte durante diez meses en gobernadora de facto de Toledo, o el Almirante de Castilla, Fadrique Enríquez, que hace esperar a Carlos V cuando le propone ser virrey y se permite decirle al monarca qué errores ha cometido y en qué tienen razón los comuneros.

La primera circunnavegación

Nacido el 7 de junio de 1966 en la maternidad del antiguo hospital militar Gómez Ulla, entre los límites de los distritos madrileños de Latina y Carabanchel, Lorenzo Silva es uno de los grandes referentes de la literatura contemporánea y sus novelas policíacas e históricas suman más de dos millones de lectores. Como a veces la vida no ofrece excesivas facilidades para que uno haga lo que desea, tal y como él expresa, estudió Derecho en la Universidad Complutense y estuvo trabajando como abogado para una empresa del sector energético desde 1992 a 2002. Encontró su verdadero camino en la literatura en los años 80 y desde entonces escribió unos cuantos cientos de relatos y artículos, un puñado de ensayos literarios e históricos, varios libros de poesía, una obra dramática, un par de libros de viajes y una treintena larga de novelas. Tras su decisión de abandonar en plena adolescencia la poesía y el género dramático, para los que no se sintió especialmente dotado, ha publicado hasta la fecha un buen número de relatos y artículos y sesenta y siete libros. Su obra ha sido traducida al ruso, francés, alemán, italiano, catalán, danés, checo, árabe, inglés, griego, búlgaro, rumano y chino. Ha escrito, entre otras, las novelas “La flaqueza del bolchevique” (finalista del Premio Nadal en 1997), Carta Blanca (Premio Primavera 2004) y la obra “Sereno en el peligro (Premio Algaba de Ensayo). Suya es también la exitosa serie protagonizada por los investigadores Bevilacqua y Chamorro, entre las que figuran “El alquimista impaciente” (Premio Nadal 2000) y “La marca del meridiano” (Premio Planeta 2012).