Los vecinos de Ponteareas realizaron ayer una sucinta demostración de su arte floral para una íntima fiesta del Corpus con la que pretendían evitar aglomeraciones ante la persistencia del COVID-19.
Las flores regresaron a las calles y la lluvia de pétalos pudo verse de nuevo al paso del Santísimo, llevado en las manos por el párroco, sin palio y sin banda de música, quizás como debieron ser las primeras procesiones hace más de siglo y medio.
Junto al párroco, Ángel Marzoa, dos niñas y dos niños que hicieron la Primera Comunión con sus trajes de ceremonia completados con mascarillas a juego. También el sacerdote, que sujetaba con tesón la Santa Custodia en un alarde de fuerza y sacrificio, llevaba puesto el tapabocas, al igual que los demás participantes de la comitiva, incluidos los miembros de Protección Civil, a quienes de broma decían ayer que sustituían a la banda de la Brilat, pero sin percusión. A la situación se sumaba un intenso calor, con un sol que caía a plomo pasadas las doce del mediodía.
Cuando la marcha pasó por las calles más emblemáticas, incluso algunas sin adornar, desde los balcones volaron los trozos de flores, la “lluvia de pétalos” popularizada en Ponteareas hace varios lustros. Solía hacerse con la flor sobrante, pero en los últimos años se guardaba para el momento una importante cantidad si la primavera era buena.
Aroma
Es un momento que a muchos ponteareanos apasiona, porque les permite conectarse con el momento más importante, cuando el Santísimo pasa por encima del tapiz y los participantes lo destrozan, el punto omega del arte efímero, cuando toda esa belleza se rompe y se produce la metamorfosis en la cual la alfombra floral se convierte en aroma y entra en los asistentes como un hermoso perfume primaveral.
A la procesión, a la que se unieron medio millar de personas intentando mantener distancias de seguridad, acudió también una representación de Cáritas Diocesana y, una vez más, Fernando Centenera portó el estandarte de la Asociación de Alfombristas.
Aunque más pequeños que en otras ocasiones, los vecinos de Ponteareas confeccionaron una docena de tapices de flores. Comenzaron a las seis de la mañana con un trabajo arduo e intenso, en el que participaron cientos de personas de todas las edades.
“Yo creo que hemos recuperado la sensaciones del corpus”, explicó a FARO Miguel García Correa, presidente de la Asociación de Alfombristas, que se mostró muy satisfecho del trabajo realizado.
“Fue muy triste para nosotros no haber celebrado el Corpus en 2020, y ahora, de forma más íntima, podemos decir que hemos recuperado el Corpus”, indicó. Añadió que “las alfombras de flores son un sentimiento, una sensación... y ya están de nuevo”, indicó. García Correa agradeció el trabajo de las calles. “Los que se implicaron demostraron estar a la altura, gran calidad y gran esfuerzo, las mismas ganas que cuando es un Corpus normal o multitudinario”, indicó. El representante de los alfombristas no quiso valorar ninguna calle más que otra “porque todos hicieron un gran trabajo”, pero dijo que “es significativo que un colectivo como Adapta se hubiera implicado y estuviera haciendo una alfombra”.
Los alfombristas contaron con la colaboración del Concello de Ponteareas, aunque García Correa pide una mayor implicación, indicando que no pudo hacerse el cruceiro de Os Ferreiros por falta de material. El Ayuntamiento, además, ha organizado una serie de actividades festivas, entre las que se incluyó el pregón por la ponteareana Maite Isla, presidenta de la Asociación Galega de Solidaridade co Pobo Saharaui, en la noche del sábado.