Un año atrás, a las 21.00 horas, miles de argentinos todavía salían a sus balcones o se asomaban a una ventana para aplaudir a médicos y enfermeros, la primera línea de combate contra la pandemia de coronavirus. La fiesta de la unanimidad fue quedando atrás con el correr de un largo confinamiento. Del control exitoso inicial del virus se ha pasado a 75.588 muertos: 588 de esas víctimas eran trabajadores de la salud. Si se mantuviera el actual promedio de 500 fallecimientos diarios, Argentina no tardará demasiado tiempo en alcanzar la cifra de 100.000 víctimas mortales.

Desde finales de marzo del año pasado cuando se decretó la primera y larga cuarentena, se han registrado casi 3,7 millones de casos positivos. La ocupación de camas en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) es del 76% en la ciudad de Buenos Aires y sus populosas localidades de los alrededores. Hasta el próximo lunes, rige un nuevo confinamiento en los principales centros urbanos que ya comenzó el pasado sábado. A las 18.00 horas casi no quedan transeúntes en las calles. El presidente, Alberto Fernández, no descarta tomar otras medidas si el crecimiento de contagios y decesos no se detiene.

A pesar de los nuevos rigores y los luctuosos partes diarios, un sector de la sociedad no parece inmutarse. La policía desbarata fiestas clandestinas todos los días. A tono con esa despreocupación, Showmatch, el popular programa televisivo de entretenimiento, inició su temporada 2021 con una decenas de actores, bailarinas y extras frente a las cámaras y ajenos a los protocolos de distancia social. No tardó en conocerse que varios de ellos contrajeron el virus.

La cultura de la desobediencia se ha ido propagando de manera gradual. Parte de la oposición de derechas ha mantenido su estrategia de politizar la pandemia al punto de hablar de una “dictadura sanitaria” y sembrar las sospecha sobre la eficacia de la inmunización. La presidenta del PRO, Patricia Bulllrich, llegó a asegurar que el país no ha recibido las vacunas de Pfizer porque las autoridades sanitarias pidieron un soborno. La farmacéutica norteamericana desmintió a la dirigente del partido de Macri.