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CORONAVIRUS EN GALICIA

La esperada inyección contra el miedo

Última jornada de vacunación en Apamp, con una de las usuarias, Fernanda Bello. FdV

Estar en el parque sin preocupación, tomar algo en una terraza o realizar salidas y excursiones, como antes, como en la etapa pre-COVID. En la Asociación de Familias de Persoas con Parálise Cerebral se ha completado la vacunación. “Te da una cierta tranquilidad y capacidad para volver a una vida normalizada. Llevamos más de un año de mucha tensión y responsabilidad”, expresa Conchi Somoza, gerente de Apamp.Las medidas sanitarias y de seguridad seguirán siendo estrictas.

“Llevamos más de un año de mucha tensión y responsabilidad. Pasamos momentos críticos, como en febrero-marzo de este año. Hubo un contagio, que procedía de fuera del centro, quiero decir, a través de un usuario. Y teníamos todo súper controlado, que es lo que más te llama la atención de todo esto, con medidas sanitarias y de seguridad muy exhaustivas tanto en el centro de día como en la residencia. A partir de ese positivo llegamos a 13, a lo largo de un mes, como una cadena, y eso hizo que cerráramos el centro unos días”, expresa Conchi Somoza, gerente de Apamp (Asociación de Familias de Persoas con Parálise Cerebral). Afortunadamente el brote (el único que hubo) terminó sin consecuencias. “Solo el primer caso positivo tuvo los síntomas más difíciles, incluso tuvo que ser hospitalizado en su momento. Pero el resto de contagiados pasaron el COVID con escasa sintomatología. Afortunadamente podemos recordarlo así”, añade Conchi.

Paula Pereiro, usuaria de Apamp, recibe la segunda dosis. | // FDV

Los usuarios de Apamp son personas de alto riesgo, muy vulnerables, ya que a la lesión cerebral se une en el 90% de los casos problemas respiratorios asociados y también temas de cardio. Se dan varios factores que los convierte en muy vulnerables a los efectos de un virus como el SARS-CoV-2. Por ello, las precauciones eran (son y seguirán siendo) máximas en los centros Apamp de Vigo. “A pesar de ello, había transcurrido casi un año con las medidas más elevadas y de repente, a partir de un caso, pasamos miedo porque pillaba a todos sin vacunar”, describe Somoza.

Precisamente a finales de enero principios de marzo de este año empezaron a vacunar a usuarios y profesionales, un total de 80 usuarios (48 en el centro de día y 32 en la residencia) y 80 profesionales que trabajan con las personas de este colectivo (altamente dependientes). Justo este fin de semana se completó el proceso de vacunación, al 100%, lo que implica un “verdadero alivio” para todos y todas, según Conchi.

Cierta tranquilidad

“Ya te permite estar de otra manera. Te da una cierta tranquilidad y capacidad para volver a una vida más normalizada. Vamos a seguir con todas las precauciones. Tenemos grupos burbuja para los talleres, vamos a continuar, claro. Distancias, mascarillas, flechas de entrada, de salida… En los centros hay medidor de temperatura a la entrada, alfombra desinfectante, nos cambiamos de calzado, profesionales que no se mezclan, con cada persona que entra externa cubrimos las fichas pertinentes para tener localizado a todo el personal en caso de que sea necesario realizar un rastreo… Eso todo lo vamos a seguir haciendo. Lo que sí nos permitirá el tema de la vacunación culminada es aflojar en ciertas cosas como en las salidas a la calle, que estaban muy restringidas, excursiones… e incluso que se tomen algo en una terraza, porque nosotros apostamos siempre por la integración de los usuarios en la vida de la zona, y hasta ahora no lo estaban haciendo… fue una etapa muy difícil para todos”, apunta Somoza.

"Son personas de alto riesgo, con problemas respiratorios y de cardio asociados"

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Además, a raíz del brote, se extendió un poco la sensación de temor entre los usuarios. Muchos de ellos optaron por quedarse encasa durante unos meses. Y todos ellos estaban deseando volver, para recuperar la normalidad de su actividad diaria en Apamp. Ahora, una vez vacunados, podrán hacerlo. “Además, supone un trabajo importante en el ámbito familiar, ya que ellos y ellas necesitan un apoyo continuo para muchas de las tareas diarias y en muchas ocasiones los padres son mayores o incluso algún hermano/a y no era fácil conciliar”, concluye Conchi.

Videollamadas para estar en contacto con los compañeros

Con el confinamiento en 2020 empezaba una etapa muy complicada para los usuarios de Apamp. Fueron momentos “muy duros” para ellos y para sus familiares, según indica Conchi Somoza, gerente de la entidad. “En algunos casos incluso la familia tuvo que pedir reducción de jornada o dejar su labor habitual para poder antenderles en casa... Hay que tener en cuenta que son personas dependientes”, añade Somoza. Javier Fernández, de 48 años, es uno de los usuarios de Apamp. Durante un tiempo, tras el brote de este mes de febrero (a finales), Fernández optó por no acudir a Apamp hasta completar la vacunación. “Intenté hacer vida normal en casa; hacíamos videollamadas con los compañeros para estar en contacto pero ya tenía ganas de volver a las actividades de siempre”, asegura Fernández.

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