“Las polarizaciones en política se están agravando en todo el mundo”, señaló ayer en Club FARO el pensador, profesor y Premio Nacional de Ensayo José Antonio Marina. Aclaró que se trata de “un problema” porque va acompañado “de una especie de debilitamiento del aprecio por la democracia”. “Una polarización excesiva empieza por pervertir los sentimientos. A todos nos conviene un poco de sosiego”, recomendó a modo de advertencia.

Presentado por la catedrática de Filosofía Chis Oliveira, el filósofo José Antonio Marina presentó su último libro “Biografía de la inhumanidad. Historia de la crueldad, la sinrazón y la insensibilidad humanas”, editado por Ariel.

En su conferencia, habló de las democracias no liberales. “Son –explicó– democracias que se basan en el sufragio universal pero que incluyen un autoritarismo a la hora de ejercer el gobierno que linda en las formas con la dictadura. Se está empezando a dar en muchos países. Espero que no pase con demasiada fuerza en España”.

Para hacernos a la idea de lo cercanas que a nosotros se encuentran, ofreció el ejemplo de Francia. “En este momento, tras hacer cordones sanitarios al Frente Nacional de Marine Le Pen este puede ganar las elecciones presidenciales del año que viene. Es un asunto serio”, recalcó el conferenciante.

A lo largo de la charla, expuso conceptos del libro. Este arranca con una anotación sobre el panóptico (“lugar desde donde se divisa el panorama entero”) lo que conectó con el lugar de la conferencia, auditorio del MARCO, a pocos metros del panóptico del edificio, una antigua cárcel.

Marina entiende que la Historia le “proporciona una ilusión panóptica” a la que no quiere renunciar.

En la obra, escribió que el humano ha dibujado una “línea de progreso” que “se ve continuamente interrumpida por la emergencia de la atrocidad” como marcada por una “Ley de la regresión ética” en la que el caos siempre “amenaza”.

La cuestión planteada por Marina es si realmente como especie seremos capaces algún día de librarnos de esta “alternancia trágica”, de la crueldad, matanzas colectivas, guerras o genocidios.

En la charla preguntó: “¿Si somos tan inteligentes por qué hacemos estupideces?” algunas incluso graves que calificó como “atrocidades”.

Para explicarlo, llevó a los presentes (y también lo hace en el ensayo) a los comienzos del siglo XX donde muchas voces reputadas aseguraban que sería imposible una nueva guerra debido “a la interdependencia financiera y económica de las naciones”.

Si embargo, el XX acabó siendo –según Isaiah Berlin– “el peor siglo que ha existido”. Para certificarlo, Marina recuperó los datos de William Eckhardt que ha calculado en durante el siglo pasado murieron en contiendas 109,7 millones de personas frente a los menos de 20 millones del siglo XIX. Solo entre 1900 y 1985 se contabilizaron cerca de 275 guerras.

Para explicar los “mecanismos” por los que una persona normal puede ser arrastrada a la “locura asesina” echó mano de la “metáfora del tobogán” de cuya pendiente resulta muy complicado salir.

En dicho tobogán hacia el infierno, hacia el horror, la persona o la comunidad pasa por tres etapas: la perversión de los sentimientos, la desconexión ética y la corrupción de las instituciones, pudiendo comenzar por cualquiera de estas tres. En cada una, hay diferentes ramificaciones como el fomento del odio, la construcción del objeto a odiar mediante prejuicios, el elogio de la fuerza o la erradicación de la compasión además de la deshumanización de la víctima y la despersonalización del verdugo.

Otras ramas son la erosión de la moral, la insensibilidad por habituación (donde los medios de comunicación y las redes sociales jugarían un importante papel), la presión del grupo y la crueldad como profesión además de la obediencia a la autoridad como virtud suprema. También se incluirían la anulación de los derechos, la idolatría de la nación, estado o raza, la atrocidad inducida desde el poder o la idea de que el fin justifica los medios.

Un pensador con ADN filósofo que pone siempre a la humanidad en cuestión

José Antonio Marina procede de una estirpe filósofa y no precisamente de esa que cada mortal luce al menos una vez en la vida en la barra de un bar o tras ver una estrella fugaz o un cometa. Su abuelo, Juan Marina Muñoz, ya era filósofo. Marina es una de las celebridades asiduas al Club FARO. Aún recordamos frases de su visita en diciembre de 2019 cuando señaló que la universidad estaba “perdiendo su capacidad crítica” y que el cerebro es una máquina gigantesca de aprendizaje” para señalar que no nacemos como una página en blanco sino que a medida que la especie fue aprendiendo nuestro cerebro se fue modificando. En 2018, en el anterior auditorio del Club, había adentrado a los asistentes en las encrucijadas en las que se situará el humano cuando desembarquen plenamente sistemas “potentísimos de inteligencia artificial” cuestionándonos sobre quién tomaría las decisiones. Este pensador y escritor que ha logrado premios como el Nacional de Ensayo por “Elogio y refutación del ingenio” (con el que también consiguió el premio Anagfrma de Ensayo) acaba de publicar “Biografía de la inhumanidad” (Ariel) donde ofrece una historia de la crueldad, la sinrazón y la insensibilidad humanas, fijándose especialmente en el siglo XX.