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Por el regreso al “cara a cara”

Concentraciones en diversos puntos de Galicia para reclamar la vuelta a la normalidad en los centros de salud E”Han alejado a la población de los médicos”, sostienen

Un aspecto de la manifestación a favor de la sanidad pública en Príncipe. | // R. GROBAS

“La medicina de familia se basa en el contacto directo, en el conocimiento de la persona enferma y de su familia, de su entorno, de los determinantes que explican la salud que tienen y todo eso no se puede realizar por teléfono”, proclama Manuel Martín, médico de familia en Marín y portavoz de la Plataforma SOS Sanidade Pública de Galicia, que ayer convocó una serie de concentraciones en diversos puntos de Galicia para reclamar, entre otros puntos, la vuelta a las consultas presenciales en Atención Primaria. “Lo mismo pasa con la exploración clínica; en su momento era inevitable, pero en este momento no tiene razón de ser”, insiste.

“Es cierto que en los primeros tiempos de la pandemia hubo que priorizar el trabajo destinado a personas con COVID, había que evitar que los centros de salud masificados fueran un sitio donde se acumularan pacientes y se facilitara el contagio; y hubo que recurrir a la vía telefónica, pero todo eso tuvo su momento, el problema es que esa política se ha perpetuado y en este momento la hegemonía de las consultas es telefónica y, además, con listas de espera muy importantes”, destaca.

Es la visión de un grupo de sanitarios que reclama la vuelta a al modelo presencial. El modelo actual, según Martín, “ha alejado a la población de los médicos”, afirma.

La situación puede llegar a generar incluso estrés entre muchos sanitarios, según indica Xosé María Dios Diz, médico especialista de Atención Primaria en Outes. “A muchos pacientes hay que verlos, no basta con una consulta telefónica”, sostiene, al tiempo que destaca “el desgaste mental que conlleva atender por teléfono a una persona y que aciertes con el diagnóstico y con el tratamiento”. “Simplemente con ver al paciente tienes el 40 por ciento hecho: si está más derecho o encorvado, si tiene la cara más pálida, si está cianótico, si respira bien o si habla con coherencia... Todos esos matices se pierden”, lamenta.

“Ha habido un aumento de la morbilidad y de la mortalidad que el día que se estudie nos vamos a echar las manos a la cabeza”, advierte Dios Diz, preocupado por el número de gente “que ha dejado de controlarse, de prevenir otras enfermedades”: “Y hablo de que no se controló la diabetes, el colesterol, el ácido úrico..., y todo eso tiene consecuencias”.

“Mucha gente mayor ya te dice que mientras no acabe esto no va a volver a la consulta y, otros, por el contrario, te dicen que nos la estamos rascando, que no estamos viendo a nadie, cuando la realidad, y se puede ver en la agenda de cada profesional, es que tenemos tantas consultas atrasadas que no bajamos de 40 pacientes diarios, cuando el ratio está en 30”, sostiene: “Así es imposible hacer prevención, salud comunitaria y ya no hablamos de investigación”.

Por su parte, Manuel González Moreira, médico de familia en el Centro de Salud Nicolás Peña y portavoz de SOS Sanidade Pública en Vigo, apunta que “sobre todo en nuestra área llueve sobre mojado”. “La crisis sanitaria nos pilló ya con una Atención Primaria debilitada y reclamando poder hacer nuestro trabajo en condiciones dignas por el bien de los pacientes pero también por la salud de los profesionales y la pandemia nos alteró todo”, destaca.

Una pandemia, que según el facultativo, “nos pilló con pocos recursos y las llamadas telefónicas dificultaban mucho el trabajo porque no había tecnología suficiente para hacerlo, con lo que se limitó la accesibilidad”, destaca. “La consulta telefónica no está mal, pero tiene que ser un recurso que nos permita que los pacientes se pongan en contacto con su médico de familia y, si este considera que debe verlo, darle una cita presencial para ese mismo día o para el siguiente, eso sería lo natural. Y si un paciente cree que debe ser visto por su médico debe poder pedir una cita, pero mantener ese nivel de prestación no puede ser la única vía de acceso ni puede hacerse sin recursos”, destaca.

“La consulta telefónica no es nada fácil para el profesional”, dice González. “Hay que establecer una relación con el paciente por teléfono, tenemos que saber cuál es la razón que genera esa consulta pero también saber las cosas que puede haber detrás. Hay mucha incertidumbre en las consultas telefónicas que hay que gestionar. En este contexto también hay mucha preocupación, mucho miedo, muchas dudas por resolver y todo eso hay que hacerlo a través de teléfono y no se puede hacer en cinco minutos. Es imposible”, afirma. “Esta situación genera, por una parte, disconformidad por parte de los profesionales, que no nos encontramos cómodos en este contexto; y también por parte de los pacientes, que ven una dificultad evidente de acceso a los médicos de familia”.

El médico vigués considera vital “dotar la Atención Primaria de recursos para poder atender con dignidad a los pacientes, tener huecos en las agendas para derivarlos a consulta presencial cuando sea necesario y hacer todo eso en una situación de normalidad, sin presiones ni tensiones acumuladas”.

Para Manuel Martín, la situación actual en Atención Primaria, genera “desigualdad entre la población”: “Hay personas con enfermedades graves, y estamos hablando de cáncer, de enfermedades cardiovasculares, del corazón, problemas respiratorios..., y hay una lista de espera importante; está aumentando la mortalidad evitable porque los retrasos que se están produciendo son muy preocupantes”, lamenta.

La situación se agravó, según el facultativo, con la falta de recursos para llevar a cabo el servicio de forma óptima. “Como hay poco personal administrativo, unido a la falta de líneas telefónicas adecuadas, algo que no se ha resuelto, se producen colapsos, con lo que la gente tarda horas, incluso días, en conseguir que le cojan el teléfono, o que le atiendan. Hay lista de espera en la demanda de consultas telefónicas, lo cual ya es rizar el rizo. No puede ser”, se lamenta.

“Hay gente que está acudiendo al hospital público con una resonancia o un TAC hecho en un servicio privado y eso algo que nunca había ocurrido”, constata. “Nadie paga por una resonancia si tiene la oportunidad de hacerlo en un centro público”, prosigue. “La situación es muy preocupante y la población, por ahora, se está portando magníficamente, con un gran nivel de paciencia y comprensión, pero esto no va a ser eterno”, advierte.

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