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La “pistola humeante” del contagio del COVID por aire

Trabajadoras chinas almuerzan en la azotea para evitar el contagio por aire, en febrero de 2020. ZHONG MIN

“The Lancet” publica un artículo revisado por pares que aporta 10 pruebas científicas de que la transmision aérea del coronavirus es dominante | Los autores critican el enfoque de la Organización Mundial de la Salud y urgen a actuar sin perder tiempo

La revista “The Lancet”, considerada la más prestigiosa en Medicina, publica “Diez razones científicas que apoyan la transmisión aérea de COVID-19”, un artículo revisado por pares en el que varios científicos, entre ellos el español José Luis Jiménez, reconocido investigador de aerosoles de la Universidad de Colorado (EE UU), aportan “pruebas fuertes y consistentes” de que el coronavirus SARS-CoV-2 se propaga por el aire. “Aunque otros modos de transmisión pueden contribuir, creemos que la transmisión aérea es dominante. La comunidad de salud pública tiene que actuar en consecuencia y sin perder tiempo”, afirman.

El artículo refuta una revisión sistemática sobre “el papel de la transmisión aérea del SARS-CoV-2” realizada por el epidemiólogo de la Universidad de Oxford Carl J. Heneghan y otros científicos. Este trabajo, pendiente de revisión por pares, fue financiado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y publicado el mes pasado como preimpresión. En él se argumenta que “la falta de muestras de cultivo viral recuperables de SARS-CoV-2 evita que se saquen conclusiones firmes sobre la transmisión aérea”.

“Esta conclusión, y la amplia difusión de los hallazgos de la revisión, es preocupante debido a la implicaciones para la salud pública”, responden los autores del artículo en “The Lancet”, que firman, además de José Luis Jiménez, Trish Greenhalgh (médica y especialista en Medicina Basada en la Evidencia, Universidad de Oxford), Kimberly Prather (científica de aerosoles, Univ. de California), Zeynep Tufecki (socióloga y divulgadora, Univ. de Carolina del Norte), David Fisman (epidemiólogo, Univ. de Toronto), y Robert Schooley (médico infectólogo y editor jefe de la revista “Clinical Infectious Diseases”). Estos científicos sostienen que la revisión encargada por la OMS “tiene un enfoque demasiado estrecho de miras e ignora las pruebas de muchos tipos” a favor del contagio por el aire.

Se han demostrado contagios entre animales conectados por un conducto

Argumentan que la transmisión aérea de virus respiratorios es difícil de demostrar directamente, y que hallazgos heterogéneos a partir de estudios que buscan detectar patógenos viables en el aire son, por tanto, motivos insuficientes para concluir que un patógeno no se transmite por esta vía, si la totalidad de la evidencia indica lo contrario. “Décadas de minuciosa investigación, que no incluyó la captura de patógenos vivos en el aire, demostraron que las enfermedades que alguna vez se consideraron propagadas por gotas se transmiten por el aire”, destacan.

El artículo de “The Lancet” desgrana 10 corrientes de evidencia que apoyan la hipótesis de que la transmisión del SARS-CoV-2 es principalmente aérea:

Eventos de supercontagio.

Se consideran los “motores” de la pandemia, e incluyen contagios múltiples ocurridos en conciertos de coros, buques de crucero, mataderos, residencias de ancianos y cárceles, entre otros lugares. Su análisis detallado no puede explicar el contagio por gotas o por superficies y sugiere que la vía aérea es dominante.

Hoteles de cuarentena.

Se han verificado contagios entre personas aisladas en habitaciones de hotel adyacentes pero que nunca habían estado en contacto directo.

Asintomáticos.

El contagio del virus por asintomáticos o presintomáticos que no estornudan ni tosen supone entre un tercio y un 59% de los nuevos casos, lo que apoya que la transmisión aérea es dominante. Se sabe por mediciones directas que una persona emite al hablar miles de partículas de aerosol y unas pocas gotículas.

Contagio mucho mayor en interiores.

El contagio en interiores es sustancialmente mayor que en el exterior, y la ventilación reduce la transmisión del virus.

Contagios hospitalarios.

Se han documentado contagios en instalaciones sanitarias donde el personal tomaba precauciones ante el contacto y las gotículas, pero cuyos equipos de protección estaban diseñados contra el contagio por gotas y no por aerosoles.

“Es una bofetada a la OMS, a su estrechez de miras y resistencia a aceptar la evidencia”

José Luis Jiménez - Profesor química U. Colorado

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Virus viable detectado en laboratorio.

Se ha detectado virus viable en el aire durante 3 horas, y en habitaciones ocupadas por pacientes que no habían sido sometidos a procedimientos médicos generadores de aerosoles (intubación, por ejemplo). Recoger muestras de virus es técnicamente complicado, porque algunas técnicas son ineficaces y el virus se puede inactivar por deshidratación o impacto. “El sarampión y la tuberculosis, dos enfermedades transmitidas principalmente por el aire, nunca se han cultivado a partir del aire de una habitación”, argumentan los autores.

Filtros y conductos de aire.

Se ha hallado el coronavirus en ellos, en hospitales con pacientes de COVID-19. El virus solo pudo llegar a esos lugares mediante aerosoles.

Experimentos con animales.

Se ha probado que un animal puede transmitir el SARS-CoV-2 a otro situado en una jaula separada y solo conectada por un tubo de aire.

Ausencia de estudios que refuten la hipótesis de los aerosoles.

Los autores aseguran que no hay estudios que refuten la hipótesis de la transmisión aérea del SARS-CoV-2. El hecho de que algunas personas que comparten el aire no se contagien puede deberse, argumentan, a que ciertos individuos apenas exhalan el virus. Solo una minoría lo propaga en grandes cantidades.

Escasa evidencia a favor de gotículas y fómites.

Argumentan que el hecho de que haya más contagios en proximidad no se debe a las gotículas, sino a la mayor concentración de aerosoles en la cercanía del emisor. “La suposición errónea de que la transmisión a través la proximidad implica grandes gotas respiratorias o fómites [objetos] se ha utilizado durante décadas para negar la transmisión aérea de la tuberculosis y el sarampión”, sostienen. Apuntan que este ha sido un “dogma médico”, al igual que el “límite arbitrario” de 5 micras entre aerosoles y gotas, cuando las partículas de hasta 100 micras de tamaño son aerosoles.

José Luis Jiménez concluye que esta y otras publicaciones en las revistas más prestigiosas “son una bofetada a la OMS, cuya estrechez de miras y resistencia a aceptar la evidencia abrumadora de transmisión aérea –así como a decir claramente que la transmisión por superficies es poco frecuente– está causando mayores contagios y dificultando el control de la pandemia”. Jiménez urge a la OMS a rectificar, “dada la lentitud de la vacunación en muchos países y la aparición de nuevas variantes más contagiosas y letales, y la posibilidad de que las vacunas funcionen menos bien contra algunas de estas variantes, presentes o futuras”.

El “BMJ” incide también en los aerosoles

Un editorial escrito por expertos del “British Medical Journal” (“BMJ”), otra de las revistas médicas más prestigiosas, sostiene que cualquier intento futuro de reducir la propagación del COVID-19 debe centrarse en abordar la transmisión cercana del virus por el aire, que se considera la ruta principal para su circulación.

Los expertos en respiración del “BMJ” argumentan que ahora está claro que es más probable que el SARS-CoV-2 se transmita entre personas a corta distancia a través de la inhalación en lugar de por el contacto con superficies o rutas aéreas de mayor alcance, aunque esas vías también pueden ser causantes.

La pandemia del COVID-19 “ha ayudado a redefinir la transmisión aérea de los virus”, afirman los expertos de las universidades de Leicester, Napier (Edimburgo), Hong Kong, Virginia Tech (EE UU), y del centro médico NHS Lanarkshire (Edimburgo).

Tras aludir a la confusión sobre las definiciones de la transmisión aérea de infecciones del siglo pasado, los autores remarcan que “si una persona puede inhalar partículas, independientemente de su tamaño o nombre, está inhalando aerosoles. Y aunque esto puede suceder a larga distancia, es más probable que suceda cuando se está cerca de alguien, porque los aerosoles entre dos personas están mucho más concentrados a corta distancia, como ocurre al estar cerca de alguien que está fumando”.

Por todo ello urgen a ventilar los interiores y a utilizar mascarillas con alta calidad de filtrado y óptimo ajuste a la cara.

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