Pese a que hace justo un año, en pleno confinamiento, algunos expertos auguraban que la pandemia haría que se disparasen ciertas fobias –como el pánico a salir a la calle o a las grandes aglomeraciones– y los trastornos obsesivos compulsivos (muchas veces vinculados al miedo a contraer una enfermedad o con la limpieza extrema), los psicólogos gallegos aseguran que apenas han notado repunte ni de nuevos pacientes ni de ya diagnosticados cuyos síntomas hayan empeorado.

“Si es que hay un incremento creo que no es importante estadísticamente o al menos, de momento, hasta que haya algún estudio, no parece que haya aumentado mucho”, indica el vocal de Psicoloxía e Saúde del Colexio de Psicoloxía de Galicia, Eduardo Martínez, quien reconoce eso sí que reciben a pacientes con miedo a retomar ciertas actividades por la pandemia y que algunos de ellos sí presentan ciertos elementos fóbicos que les limitan en su vida diaria.

Porque es eso, las limitaciones que provoca, lo que diferencia al miedo de una fobia. “La fobia es un miedo extremadamente intenso a algo y que nos limita e interfiere en la vida a nivel personal, de trabajo o en las relaciones”, indica este experto, quien asegura que las fobias más comunes son “a animales pequeños como insectos y roedores, a situaciones que pueden suponer un peligro vital o a las alturas”.

Tanto en las fobias como en los TOC se trabaja fundamentalmente con la terapia de exposición, es decir, “ayudar a que la persona se exponga a lo que le genera miedo, de forma gradual, para que no huya o escape siempre de ello”.

“Hay que consensuar siempre el acercamiento que puede hacerse con imágenes, no con el objeto fóbico real, y respetar los ritmos del paciente. La mayoría tiene buen pronóstico y suelen terminar resolviendose”, indica. “Todos tenemos pequeñas fobias pero si nos limitan a la hora de realizar ciertas cosas es cuando hay que consultar” , sostiene.