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Así era el Tinder de los 80 y 90: "Caballero culto busca señora de hasta 48 años para relación seria"

Antaño, lectores de FARO buscaban pareja o amistad a través de las páginas de papel.

Observar las fotos, deslizar a la derecha en la pantalla del móvil y… ¡'match'! Con un poco de suerte, comienza una conversación entre esas dos personas hasta hace unos segundos desconocidas y, si todo sale bien, un día materializan sus pensamientos e intenciones. Es el proceder de las aplicaciones de citas, nacidas para ligar o, simplemente, para encontrar una amistad, sea Tinder, Badoo, Grindr, Meetic... pero ¿existía este proceso antes de generalizarse los 'smartphones' o las páginas de encuentros? Sí, en cierto modo. Antaño, Cupido moraba también en los periódicos, en las muchas veces recónditas y olvidadas páginas de anuncios. Gallegos que buscaban un compañero de vida, viudas que necesitaban a un amigo para ir al cine o al teatro o mujeres con necesidad de bailar por las tardes con otras amigas con semejante espíritu copaban el ocaso del papel con sus deseos.

Gallegos que buscaban un compañero de vida, viudas que necesitaban a un amigo para ir al cine o mujeres con necesidad de bailar por las tardes con otras amigas con semejante espíritu copaban el ocaso del papel con sus deseos

En el filme 'El amor tiene dos caras', el protagonista, Gregory, harto de sus devenires en el amor y escéptico del sexo, decide colocar un anuncio en un diario local para que lo lea alguna mujer que crea en lo que promulga el profesor de universidad. Finalmente, la hermana de Rose, el otro personaje estelar, decide contestar a la cita por ella y Greg tiene una cita con la misma Rose, también docente en la enseñanza académica. Para los querubes, ese 'modus operandi' podría sonar más a película que a realidad, pero tiene más de lo segundo que de lo primero, y en Galicia también surgió el amor (o simplemente el deseo) y la amistad desde la tinta de la imprenta.

Posiblemente, llamando a la puerta de los que venían de vuelta, no frecuentaban locales nocturnos, la timidez les desbordaba o, simplemente, querían probar algo diferente, solo ellos y ellas lo sabrán, estos espacios papeleros les servían como vía de escape hacia un mundo nuevo semejante al de las pantallas de nuestros días. Con una salvedad y único salvoconducto de la palabra para atraer al prójimo, pero ya lo decía Pablo Neruda: “El amor no se mira, se siente”.

Loli, viguesa viuda, buscaba una “amistad” con un “señor educado”

En las páginas de FARO de los años 80 y 90 predominantemente se pueden observar escuetos reclamos que rezaban lo siguiente: “Caballero culto y formal. De buen nivel social, desea relacionarse con mujer de hasta 40 años”, exponía un hombre de Vigo. Otro ourensano, Rafael, de 42 años y 1,68 metros de altura, hablaba únicamente de “amistad con señorita”; y otro varón más, “muy responsable”, acudía al extremo opuesto y se aventuraba a conseguir una “mujer fija”. Algunos de ellos acompañaban sus propuestas con el número de teléfono, otros, con un estricto apartado postal, y los más osados requerían una imagen previa antes de cruzarse cualquier suerte de mirada.

Ejemplos de los años 90 en FARO.

La práctica también se extendió en los años 'dosmil': “Chico. 39. Relación seria”; “Chica atractiva, 35 años, desearía conocer chicos hasta 45 años”; “Caballero buena presencia, culto, situación económica buena, busca señora de 42-48 años, para relación seria. Escribir enviando foto”.

Más ejemplos de anuncios en el diario.

Entre este laberinto de linotipo, igualmente se colaban mensajes alejados de la libido, como es el caso de Loli, viguesa viuda de 59 años, que en el 1988 estaba en la procura de una “amistad” con un “señor educado” al que le gustase “el cine y el teatro”. En la misma tesitura se encontraba en el 2005 una “chica” de 45 años, ella quería “amigas” con las que poder “bailar”, pero no solo eso, que también tuvieran coche preferiblemente y que agendasen por las tardes.

Señora viuda y mujer que reclamaba amigas para ir de fiesta.

Una pandemia de sentimientos

Desde el decreto del estado de alarma en España, el uso de las aplicaciones para citas ha aumentado de forma considerable. Ya a mediados de marzo del 2020, este guarismo despegó un 25 %, según afirmaba entonces un portavoz de Tinder a la agencia Europa Press.

  • "Soy enfermera y no te garantizo salvarte del coronavirus, pero, si te quedas conmigo, te coronas, bebé"

    El uso de las aplicaciones de citas se dispara durante el confinamiento, pese a que el encuentro tenga que esperar

Pero en España, ya eran muchos los adeptos a este nuevo canal tecnológico, tanto que en el 2018, según Google, el país español ocupaba la primera posición en toda Europa, y la tercera en todo el mundo, tan solo superada por Estados Unidos, en primer lugar, y por Brasil, en el segundo.

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