Las autoridades de Australia ordenaron ayer el confinamiento durante tres días de unos 2,4 millones de habitantes de la ciudad de Brisbane, la tercera más poblada del país, tras acumular siete infecciones comunitarias de COVID-19.

La jefa de gobierno del estado de Queensland, Annastacia Palaszczuk, reportó ayer en una rueda de prensa en Brisbane cuatro casos locales con la variante británica, considerada altamente contagiosa, al anunciar la medida.

“Se que esto supondrá algunas alteraciones en la vida de la gente, pero tenemos que hacer esto pronto. Ya hemos pasado por estos tres días antes. Si todos hacemos lo correcto, estoy segura de que lo superaremos nuevamente”, comentó Palaszczuk, en alusión a una medida similar aplicada en enero pasado tras la primera infección con la variante británica B.1.1.7.

Las autoridades australianas también expresaron su preocupación porque algunas de las personas con COVID-19 se hayan desplazado a distintos puntos de Queensland y del vecino estado de Nueva Gales del Sur, mientras otras jurisdicciones del país han reforzado las medidas preventivas.

El actual brote comenzó hace tres semanas, después de que una médico que trataba a un paciente conCOVID-19 que había llegado del exterior se infectara en un hospital de la capital de Queensland, que a la fecha totaliza 73 casos activos, la mayoría de ellos entre viajeros internacionales, de acuerdo con datos oficiales.

Australia, que en el resto de sus regiones carece de infecciones comunitarias de COVID-19, acumula desde el inicio de la pandemia el año pasado 29.260 infecciones de la enfermedad, entre ellas las de 909 fallecidos, y menos de 200 casos activos de coronavirus, casi en su totalidad de viajeros que retornaron del exterior.