Su primer Día del Padre le sorprendió en pleno confinamiento. Entonces su hija, Lola, tenía cuatro meses. Y hoy celebra por segunda vez esta efeméride en medio de un nuevo estado de alarma, aunque, sin duda, mucho más laxo. Sin embargo, el periodista deportivo y abogado vigués Mauro Picatoste asegura que la pandemia también su parte positiva y es poder disfrutar de su reciente paternidad y ver crecer a la pequeña.
"Vivimos 24 horas al día con ella y notamos cada cambio. Dentro de todo lo malo que ha habido, esta fue la parte positiva”
“Yo me reincorporé en enero a trabajar tras mi baja de paternidad y echaba de menos todo el tiempo que había estado con Lola. Además, el confinamiento nos pilló en una etapa en la que los bebés evolucionan día a día y que no podemos seguir de una forma tan clara por el trabajo. De esta forma, vivimos 24 horas al día con ella y notamos cada cambio. Dentro de todo lo malo que ha habido, esta fue la parte positiva”, afirma. Lo peor, cuando cogió el coronavirus, en noviembre, y tuvo que mantenerse alejado de la niña.
Hasta se hicieron virales con sus versiones musicales de temas de Maná, Sabina y Calamaro sobre el coronavirus, una iniciativa que hicieron para romper con la rutina y animar a sus familiares”.
“A mí me gusta tocar la guitarra y a Carmen cantar, por lo que nos dio por versionar canciones en plan broma y grabarnos, los tres, para compartir los vídeos con la familia y amigos”
El confinamiento llegó en una época llena de cambios para el periodista, ya que coincidió con su nuevo trabajo como consultor de comunicación, en el que prácticamente se estrenó teletrabajando. Sin embargo, conciliar el trabajo en casa con los cuidados de Lola no supuso un problema. “Es una niña muy tranquila. También es cierto que, durante esos primeros meses, los bebés reclaman más la atención con la madre, con la que desarrollan un vínculo muy estrecho. Sin embargo, yo creé el mío propio, de modo que Carmen le daba de comer y yo le cambiaba el pañal”, comenta.
Hace apenas unos días que Lola ha comenzado a andar y hay que estar muy pendiente de ella porque se está convirtiendo en una “pequeña escapista” a la caza de cualquier cosa que le llame la atención. Ahora, Mauro realiza más actividades relacionadas con la niña que antes, entre otros motivos, porque el trabajo de Carmen es más absorbente y porque está de nuevo embarazada. La pareja tendrá su segundo hijo a finales del próximo mes de agosto.
Lola vive en un mundo lleno de rostros con mascarillas. Solo en casa ve las caras descubiertas. Aun así, reconoce a su abuelo y parece intuir su amplia sonrisa bajo el tapabocas azul y se lanza a sus brazos. Julio Picatoste, magistrado jubilado y académico de número de la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación, reconoce estar disfrutando más de la infancia de sus tres nietos –además de a Lola tiene a Eire, de 6 años, y a Amaro, de 3, vástagos de su hija Victoria–, por quienes confiesa “estar loco”.
“Solo espero poder vivir los suficientes años para saber cómo son de mayores y poder hablar con ellos de adultos”
En su opinión, disponer de más tiempo y también el propio momento vital en que se encuentra explican por qué la etapa como abuelo está siendo tan gratificante. “Un amigo mío dice que los nietos son el postre de la vida y tiene razón”, comenta.
Padre e hijo coindicen en que la paternidad no se entiende igual hoy que hace cuarenta años. “Cada generación tiene su momento”,
afirma el juez. En este sentido, Mauro habla de consciencia. “Ahora los padres tenemos mucha más implicación. También porque antes las mujeres no tenían tanto acceso al trabajo o sí lo tenían, pero estaba muy condicionado por la maternidad, algo que aún hoy sigue siendo un problema evidente, pero yo creo que los hombres de mi generación somos muy conscientes de que la paternidad es una cosa de dos”, afirma.