La Organización Mundial de la Salud (OMS) avisó ayer a España del riesgo de repunte de casos de COVID-19, una tendencia que se ha verificado en Europa en las últimas tres semanas. El organismo alerta sobre la urgencia de controlar las variantes más transmisibles, como la británica, sobre todo “de cara a la Semana Santa”. Advierte que las zonas europeas que controlaron los contagios en los primeros seis meses de 2020 son ahora las más afectadas. Ambas condiciones, la posición dominante de la variante inglesa y una menor incidencia en la primera mitad del pasado año –lo que implica un menor porcentaje de población inmunizada por infección previa– se dan en Galicia.

La Región Europea de la OMS, que alabó los “esfuerzos” de España para reducir los casos, pidió que se cumplan las medidas de prevención y recordó que la vacunación no ha llegado a los grupos de población que más favorecen los contagios, como los jóvenes. España alcanzó esta semana una “meseta” al estabilizarse la incidencia acumulada en 128 casos a 14 días por 100.000 habitantes.

El director para Europa de la OMS, Hans Kluge, advirtió que en el conjunto del continente, donde la variante B.1.1.7 se está haciendo predominante, lleva tres semanas consecutivas registrando aumentos de contagios. La situación es más preocupante en las zonas que mejor los controlaron en la primera mitad de 2020: Europa central, del este, los Balcanes y los Estados Bálticos, donde los índices de incidencia, hospitalizaciones y muertes están entre los más altos del mundo.

Es el caso, por ejemplo, de Polonia, que ayer notificó 27.278 contagios en un día, un dato que no se registraba desde noviembre. Sumó, además, 356 muertes, que elevan el total a 48.388 fallecidos. Ucrania registró ayer su mayor número de nuevos casos desde el inicio del año, 15.053. Otro país del Este, Hungría, registra día tras día máximos de hospitalizados y fallecidos, con 207 muertos en las últimas 24 horas. Y en Bulgaria, el aumento sin precedentes del número de contagiados, hospitalizados y muertos ha llevado al Gobierno a cerrar durante 10 días la hostelería, el comercio, la cultura y la educación, que será telemática.

Alemania notificó ayer 17.504 contagios, el aumento más fuerte desde enero, y en Francia (35.000 casos más) el Gobierno anunció ayer el cierre de comercios no esenciales y la prohibición de desplazamientos interregionales en 16 departamentos, incluyendo la región de París, que suman casi un tercio de la población nacional. En las ucis francesas hay 4.219 pacientes, una cifra similar al pico de la segunda ola, en noviembre.

La mejor evolución la experimenta Portugal: las ucis registraban ayer 187 pacientes, el dato más bajo de los últimos cinco meses.

Los expertos difieren en la dimensión que podría tener la nueva ola. Las variantes juegan en contra, pero a favor de una menor gravedad están la vacunación, el buen tiempo y el recuerdo reciente de la última onda. Lo más importante, y también lo más imprevisible, será de nuevo el comportamiento de la población.

Brasil, en colapso con 2.700 muertos al día

“El mayor colapso sanitario y hospitalario de la historia de Brasil”. Así ha calificado el Ministerio de Sanidad brasileño la situación en el país sudamericano, que el miércoles anotó 2.736 muertos por COVID-19 y ha superado por primera vez la media semanal de 2.000 fallecidos, según las cifras publicadas ayer por el periódico “O Estado de Sao Paulo”. Varias causas han contribuido a esta “tormenta perfecta”. Una de ellas es la saturación hospitalaria: 25 de los 27 territorios brasileños reportan ocupaciones de uci iguales o superiores al 80%, y en 19 de ellos se rebasa el 90%. Otra es la variante P.1, con origen en Manaos y considerada entre 2 y 2.5 veces más transmisible que la anteriormente predominante. La tercera, la oposición del presidente Jair Bolsonaro a los confinamientos, que apenas afectan a un tercio (34.4%) de los 209 millones de habitantes de Brasil. Por último, el ritmo de vacunación no es el óptimo. La tasa de vacunación es del 4.91%. Además de las vacunas, escasean las botellas de oxígeno, sedantes, respiradores, camas y personal sanitario. Brasil batió el miércoles un nuevo récord de casos diarios con más de 90.300. La cifra de fallecidos supera ya los 285.000.