¿Significa esto que debemos lanzar las campanas al vuelo? No. Los especialistas recuerdan que el coronavirus puede producir secuelas y COVID persistente, incluso en jóvenes y niños. Hay que evitar contagiarse, por muy joven y sano que se sea.
El más pesimista en este aspecto ha sido el virólogo alemán Christian Drosten, científico de referencia de Alemania en esta pandemia, quien vaticinó en el periódico germano “Der Spiegel” cómo será la cuarta ola y el papel de los jóvenes. Para este experto, tras la vacunación de ancianos y otros grupos de riesgo, la presión por reabrir provocará que muchas personas se infecten en poco tiempo, entre 20.000 y 100.000 al día, y entre ellos muchos jóvenes. Tienen, como se sabe, muchas menos probabilidades de padecer enfermedad grave y morir, pero “cuando una gran cantidad de personas jóvenes se contagian, las ucis se llenarán de todos modos y muchas personas morirán. Solo que serán personas más jóvenes”, ha advertido Drosten.
Sin evidencia de cambio
Desde el principio se ha planteado la hipótesis de que la variante inglesa afecte más a niños y jóvenes. El 22 de diciembre, dos días después de la alerta de las autoridades británicas sobre la variante B.1.1.7, el investigador gallego Federico Martinón declaraba a FARO que “no hay ningún dato que sugiera que esta cepa es más grave, que tenga un cambio clínico”. Comparte esta idea Tomás Camacho, responsable de análisis clínicos de Vithas Lab: en su laboratorio han visto 74 casos de cepa británica y solo han tenido 4 niños con esta variante, la mayoría asintomáticos, con algo de goteo nasal.
Joven haciéndose una PCR durante dun cribado Víctor Echave
Persiste cierto debate sobre este asunto, aunque parece imponerse la tesis de que la variante británica no es más agresiva contra los jóvenes. El biólogo molecular José Manuel Bautista, catedrático de la Universidad Complutense, ha afirmado en Twitter que algunas de las variantes nuevas –incluida la británica– tienen más incidencia sintomática en niños que la cepa “clásica”. Contra esta afirmación, el virólogo y profesor de Investigación en el CISA (Centro de Investigación en Sanidad Animal) Miguel Ángel Jiménez Clavero, especialista en virus emergentes, le ha contestado que no es cierto que la variante tenga más incidencia en niños.
“No existen pruebas concluyentes de ello”, ha dicho este experto, que esgrime un trabajo publicado en “The Lancet” para apoyar su postura. Se trata de un estudio observacional realizado en el Hospital del King’s College de Londres en enero pasado, cuando la variante británica suponía un 70% de las infecciones. Los científicos no hallaron evidencias de enfermedad más grave entre niños y jóvenes, lo que sugiere que “la infección con la variante B.1.1.7 [inglesa] no resulta en un curso clínico apreciablemente diferente al de la cepa original”, sostienen. El estudio concluye que “el COVID-19 respiratorio grave y agudo sigue siendo algo poco común en niños y gente joven”.
Lo que se sabe ahora
1 Estadísticas con menor edad media
Conforme se protege a la población mayor con las vacunas, la población de menor edad tiene mayor peso relativo en las estadísticas de COVID-19. 2 Debate sobre las nuevas variantes H Hay expertos que apuntan que las nuevas variantes causan cuadros más graves en jóvenes que la cepa “clásica”, pero no está demostrado. 3 Estudio en un hospital británico H Un estudio británico publicado en “The Lancet” no halló un mayor impacto clínico de la variante inglesa en niños y jóvenes menores de 18 años.
Los casos en niños, foco de atención mediática
Cada vez que un niño, y más un bebé, es hospitalizado por COVID-19 se crea una lógica preocupación social. Fue el caso de Maia Caetana, un bebé que nació en Vigo el 26 de enero y que a los 9 días ingresó en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo con probable variante inglesa. Superó bien la enfermedad y es la única neonata ingresada en la red del Sergas con este virus. Peor fue el caso de Petru, un bebé que ingresó en la uci pediátrica del Hospital Vithas de Valencia y superó el COVID tras pasar 70 días en la uci. Y a mediados del mes pasado FARO informaba que dos jóvenes de 13 y 19 años estaban ingresadas en la uci de un hospital de Oviedo por sendas neumonías bilaterales, la segunda con la variante británica. Son casos excepcionales de un virus que, en líneas generales, afecta de forma leve a la población más joven.
La vacunación infantil, pendiente de los ensayos clínicos
El pasado verano, el experto mundial en vacunas Stanley Plotkin señalaba en un encuentro virtual con su homólogo gallego Federico Martinón-Torres que las vacunas contra el COVID-19 “deberían administrarse a todo el mundo, niños incluidos, porque podrían ser vectores [de transmisión] para el virus”. El propio Martinón, pediatra y asesor del Servicio Galego de Saúde en el proceso de vacunación, ha recordado recientemente que no se vacunará a los niños hasta disponer de los resultados de los ensayos clínicos de las vacunas, que empiezan en primavera. Así lo ha indicado la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (Sepeap). Se están poniendo en marcha los estudios de mujeres embarazadas y adolescentes, y los pediátricos se iniciarán previsiblemente durante esta primavera.